A pesar de haber recuperado terreno desde las embestidas de la crisis, el mercado del arte en España sigue siendo muy pequeño y con un peso ínfimo en Europa. Más allá de las razones económicas, los expertos revelan que la cuestión de fondo que explica el escenario actual del arte en España, se encuentra en la falta de una verdadera cultura artística. “Si nos comparamos con el resto de Europa, somos una democracia relativamente joven y nuestro despertar cultural no llegó hasta la década de los ochenta. Hemos empezado más tarde que el resto”, señala el director del área de cultura de la Fundación La Caixa, Ignasi Miró.

Y pese a que se aprecian tímidos avances, la situación es la de un mercado pequeño y fragmentado que depende esencialmente del exterior, y con una legislación que no ayuda a los artistas, quienes en su mayoría no pueden vivir de sus obras.

El mercado del arte español creció un 42% entre 2009 y 2016 (últimos datos disponibles del informe que realiza cada dos años la Fundación La Caixa). “El aumento en cifras de dos dígitos se explica por el pequeño volumen que mueve el sector, que no llega a los 400 millones de euros”, indica Miró. Se ha notado una recuperación, porque “este mercado va indudablemente ligado al ciclo económico”, apunta Enrique del Río, fundador de WeCollect, firma que asesora a coleccionistas y amantes del arte, pero todavía queda un largo camino por recorrer. “Madrid no concentra ni el 3% del mercado europeo, frente a Londres que ocupa cerca del 60%”, señala Del Río. El sector, prosigue, “siempre ha sido capitalizado” por las grandes ciudades como Nueva York, París, Londres o Roma. “Donde hay dinero, hay mercado del arte”, sostiene.

Pero no se trata solo de eso, también han pesado como una losa las casi cuatro décadas de dictadura. “Vamos con un retraso cultural tremendo porque hemos estado encerramos durante muchos años”, prosigue el director de WeCollect. Un diagnóstico compartido por el experto de La Caixa, quien detalla que cuando la fundación arrancó su colección artística en 1985, todavía no existían museos de arte contemporáneo en España.

El resultado es que hoy “tenemos todos los síntomas de un mercado emergente”, prosigue Miró. Un sector compuesto, de un lado, por muchos pequeños operadores que mueven un volumen de ventas escaso, y de unas “superinstituciones”, como el Reina Sofía, el Guggenheim o la Fundación Mapfre, del otro, sin prácticamente ningún ente de tamaño medio entre ambos. La legislación tampoco ayuda. Según Miró, urge una ley de mecenazgo y un estatuto fiscal específico que se ajuste a la irregularidad de los ingresos del artista. “Hace unas semanas, concedimos el Premio de Arte y Mecenazgo a Dora García, una artista que expone en el Reina Sofía, y nos dijo que no podía vivir de sus obras”, lamenta Miró.

Mas allá de una legislación favorable, para relanzar el mercado del arte los expertos destacan que hace falta un verdadero cambio cultural, algo que lleva tiempo. “Existe una gran necesidad de que las personas de nuestro país se involucren en el mecenazgo y en la compra de arte”, incide, y añade que mientras sí se cuida la cultura gastronómica y “muchos están dispuestos a gastarse 200 euros en un menú de estrella Michelin”, no ocurre lo mismo en el arte. De la misma opinión es Del Río, quien señala que en periodos de bonanza aquí se gasta en coches de alta gama o eventos deportivos, y no en cuadros. Pero se muestra confiado: “Cada vez somos más cultos, cosmopolitas y valoramos más el arte”.

Pasión más allá de la inversión

E. C.

Revalorización de la obra. El arte es una inversión alternativa, en la que, junto al retorno económico por la revalorización de una pieza, se busca sobre todo algo más abstracto: satisfacer la pasión de uno por el arte, destacan los expertos de WeCollect y de la Fundación La Caixa.
Adquisición a largo plazo y con poca liquidez. La inversión en arte no responde a la lógica de “comprar hoy y vender mañana”. Suele ser un mercado con poca liquidez y donde se adquiere por un periodo largo de tiempo, algo que “lejos de ser negativo, dota de cierta seguridad el valor de las piezas y evita la creación de burbujas especulativas”, destaca Enrique del Río, de WeCollect.
Valor respaldado por instituciones de renombre. En el mundo artístico existen museos e instituciones públicas y privadas ajenas al mundo de la inversión que fijan y orientan las referencias del valor de los artistas y sus obras, algo que, según Del Río, también aporta seguridad.

Fuente: El País