Antes de que termine el año, Iberdrola pondrá en operación un parque eólico en Canarias, el primero de este tipo en los últimos seis años. Esta inauguración se enmarca dentro del plan estratégico para el periodo 2018-2022 que la compañía presentó en febrero pasado. Uno de los puntos fuertes de este plan es una inversión de 32.000 millones de euros en los próximo cuatro años para, según la eléctrica, “sentar las bases del crecimiento de la próxima década”. Iberdrola prevé situar el beneficio neto en una horquilla entre 3.500 y 3.700 millones al final del plan, un 32% más que el resultado obtenido en 2017. Además, promete una mejora próxima al 25% en la retribución al accionista, situando el dividendo en 0,4 euros por acción. Y todo ello lo quiere hacer “manteniendo la fortaleza financiera” a pesar de contar con una deuda neta de 34.300 millones de euros o lo que es lo mismo, un alto apalancamiento próximo a las cuatro veces el beneficio bruto de explotación (ebitda).

La compañía mantiene las previsiones de ganar 3.000 millones de euros este ejercicio

De momento, los analistas dan un voto de confianza al plan y señalan como ejemplo de que la empresa va por el buen camino las cuentas obtenidas en el tercer trimestre del año. “Son unos buenos resultados operativos, han batido las estimaciones del consenso del mercado y muestran una aceleración con respecto a las cifras del primer semestre”, destaca Aránzazu Bueno, analista de Bankinter, en una nota remitida a clientes.

Iberdrola cerró los nueve primeros meses de 2018 con un beneficio de 2.091 millones de euros, un 13,5% menos que en el mismo periodo del año anterior. El descenso responde principalmente a que los resultados se comparan con un periodo donde el grupo se apuntó importantes partidas extraordinarias por la fusión de Siemens con Gamesa, la reorganización de la filial brasileña Neoenergia y la revisión de precios de gas en España. Sin estos atípicos, el beneficio habría crecido un 38%. Por su parte, entre enero y septiembre el ebitda aumentó un 22,5%, hasta 6.720 millones, y los ingresos, un 19,7%, hasta 26.282 millones.

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“Los resultados han mostrado una aceleración, impulsados por la mayor capacidad en funcionamiento, una mayor producción apoyada en la mejora de las condiciones climáticas, mejoras en eficiencia y la consolidación de Neoenergia”, señalan en un informe los expertos de Renta 4 Banco. “La elevada visibilidad en la generación de caja permite una política de retribución al accionista atractiva y sostenible”, añaden desde esta casa de Bolsa.

Tras la presentación de las cuentas la compañía mantiene sus objetivos para 2018 que se concretan en superar los 9.000 millones en ebitda y situar el beneficio en el entorno de los 3.000 millones. En el capítulo financiero, la deuda aumentó en 681 millones, o un 2%, en relación con septiembre de 2017. En este apartado, el balance de la compañía recogerá en los próximos trimestres el impacto de las dos ventas realizadas en octubre: Scottish Power Generation a Drax por 800 millones, e Ibersol a Ence por 72 millones.

El compromiso es repartir un dividendo de 0,4 euros por título en 2022

“Creemos que la venta de Scottish Power Generation es positiva desde el punto de vista del perfil crediticio de Iberdrola ya que le permite avanzar en su objetivo, contemplado en el nuevo plan estratégico, de realizar una rotación de activos por valor de 3.000 millones”, apuntaron en una nota los analistas de Moody’s tras conocerse la operación. “Sobre todo, la desinversión facilita al grupo su objetivo de reducir el peso del carbón en su capacidad de generación total”. La agencia de calificación de riesgos calcula que la venta de la filial escocesa rebajará en unos 700 millones la deuda total del grupo, al mismo tiempo que reforzará la proporción de ingresos que proceden de actividades reguladas y bajo contrato que suponen cerca de tres cuartos del ebitda de la compañía.

A pesar de la fortaleza mostrada por Iberdrola en sus cuentas, algunos expertos recuerdan que sobre la compañía se ciernen también algunas amenazas que, de materializarse, podrían desviarla de sus objetivos. “La incertidumbre desde el punto de vista regulatorio en España va en aumento, más allá de la esperada reforma del mercado energético prevista para 2019”, recuerdan en su última nota desde Credit Suisse. “En concreto, vemos una mayor riesgo en el sector tras el reciente acuerdo entre el Partido Socialista y Podemos, respecto a la posible introducción de un recorte a la remuneración de la generación nuclear e hidroeléctica”, añade. En un reciente encuentro con analistas, el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán, resaltó que los activos hidroeléctricos y nucleares “ni se encuentran amortizados, ni son rentables”. Iberdrola cae en Bolsa un 2%. “Un periodo de incertidumbre política podría penalizar a la acción”, advierte el banco suizo.

Los cuatro pilares

Iberdrola, una de las cinco mayores compañías eléctricas cotizadas del mundo, suministra energía a cerca de 100 millones de clientes, principalmente en España, Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y México. El objetivo de la compañía, según figura en su plan estratégico, es liderar la transición energética hacia un modelo sostenible en todos los mercados donde está presente. Para ello, el plan inversor de 32.000 millones previsto hasta 2022 se centrará en cuatro pilares: energías renovables, redes inteligentes, almacenamiento de energía a gran escala y transformación digital. De la inversión prevista, el 50% se destinará a la actividad de redes. Otro 37% del gasto irá a renovables, volviendo a invertir en este campo en España después de seis años ya que el último parque instalado se remonta a 2012.

Credit Suisse recuerda que la incertidumbre regulatoria y política puede lastrar a la acción

Fuente: El País