Acaba de regresar de Los Ángeles, donde ha rodado Pooka, un capítulo de Into the Dark (para Hulu) y prepara un programa sobre ciencia- ficción para el canal TCM. Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, 1977), al que le interesa “la relación entre la tecnología y el lenguaje de la actualidad”, reconoce vivir “en perpetua transición hacia lo digital sin dejar de lado lo analógico”.

Sin embargo, se ha embarcado en proyectos que le abren nuevos horizontes. Le espera un largometraje de realidad virtual, Peep show, su segunda experiencia tras el corto Ceremony (2017). “Es refrescante y terrorífico al mismo tiempo no saber cómo escribir y dirigir algo para filmarlo en un nuevo formato”. En esta película el espectador llevará gafas e intervendrá en la trama.

“No sé si es un fetiche, le falta ese extra de placer por tenerlo en las manos que me dan los blu-ray de pelis antiguas. Lo uso para guiones (Final Draft), meditar (Enso), hacer ejercicio (Seven) o para jugar. Es perverso que la misma máquina gestione trabajo y ocio”.

“Es una técnica de videojuego, el personaje al que juegas no está muy definido y te proyectas a ti mismo”. Vigalondo confiesa haberse cansado de las redes sociales. “Estoy en proceso de abandonar Twitter [tiene 630.000 seguidores]. No he hecho el acto melodramático de decir que lo dejo porque no hay nada más vanidoso que gritarlo a los cuatro vientos. Pero creo que las redes responden a un momento de tu vida. Ya no echo de menos llamar la atención o confirmar que existo. Necesito recuperar mi espacio privado”.

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Fuente: El País