Para ser un buen técnico en prevención de riesgos laborales hay que tener formación. Pero ¿qué pasa si, además, se puede ensayar sin riesgos cómo se apaga un incendio en la oficina? La realidad virtual permite ahora esas y otras dinámicas, una oportunidad de negocio que está siendo aprovechada por multitud de empresas emergentes.
Por ejemplo, la firma Climbing Planet, fundada en 1999 como constructora de rocódromos, empezó en 2016 con la realidad virtual. Se hizo con las licencias de tres simuladores para explotar actividades de ocio, pero pronto se dio cuenta de que el mercado les pedía también abrir “una nueva línea de negocio, de corte empresarial”, explica Carles Comas, uno de los fundadores. Ahora han llegado a generar ingresos por valor de cuatro millones de euros gracias a que por sus instalaciones desfilan empleados de Facebook, Cabify, Google, Dell o Zara. “La realidad virtual se presenta como un gran aliado para ayudar a las empresas a ahorrar tiempo y costes en procesos de selección, dinámicas de equipo, formación y, además, como herramienta de ocio o teambuilding”, explica Comas.
La logística es otro de los sectores que más se pueden beneficiar de esta tecnología. “Con Inditex hemos desarrollado una dinámica presencial e interactiva para darles a conocer todo lo que necesitan respecto a las etiquetas, el almacén…”, explica Edgar Martín-Blas, consejero delegado de Virtual Voyagers. También lo hace la empresa Visyon, que facturó tres millones el año pasado. Emilio Blanque Martínez, consultor de innovación, explica que, además de utilizar sensores cerebrales y de seguimiento de la mirada para “poner a las personas en situaciones reales que se encontrarán en sus futuros trabajos y ver cómo reaccionarán ante el estrés o tomarán decisiones frente a los problemas”, han creado otras plataformas para formar a operarios de grúas, carretillas, maquinaria de producción y robots. De esta manera aseguran que se disminuyen los accidentes laborales durante la formación, se aumenta la productividad y se tiene un mejor control sobre las tareas.
Las experiencias inmersivas también llegan a los almacenes y a la formación en riesgos laborales. Imascono, una compañía que empezó con desarrollos de aplicaciones educativas para los niños, replicó aquí su modelo. “Los cursos de riesgos laborales se quedan escasos, se puede usar la realidad aumentada y virtual para vivir el riesgo laboral, y en esas soluciones estamos trabajando. Se registra mejor en la mente lo que se experimenta que lo que se estudia”, apunta Héctor Paz, consejero delegado y cofundador de la compañía, que cerró el año con casi medio millón de euros en facturación. Apuestan por “rejuvenecer sectores que resultan más antiguos o menos atractivos, como la industria”, por ejemplo, enseñando a utilizar la maquinaria, las instalaciones o los equipos de trabajo. “Nos suelen ver como una empresa joven donde se juega a videojuegos, pero si utilizamos esa cultura de la ciencia-ficción, podemos aplicarla para atraer talento a través de procesos de selección de forma lúdica con la realidad aumentada o virtual más interactiva”.
“Antes, la innovación tenía lugar cada cuatro años, hoy estamos surfeando 27 olas paralelas, todas interrelacionadas. Cuando aparecieron las gafas oculus [las primeras de realidad virtual con gran impacto] era un sector que apenas se conocía y que hoy factura miles de millones. Las empresas debemos sacarle todo el partido al momento”, apunta Martín Blas. Había sido director creativo en Telefónica antes de embarcarse en su proyecto, que facturó en 2017 más de cuatro millones de euros. “Este mundillo tiene su propia hipervelocidad. Te pasas seis meses volcado en un proyecto y otros seis adquiriendo conocimiento que aplicar rápido. Está generando un tipo de trabajador con otras cualidades, muy especializado y preparado para ritmos de trabajo poco tradicionales”, explica. Augura un futuro con empresas “muy ágiles” que se aliarán para proyectos puntuales y por cursos de poco tiempo para actualizar conocimientos.
Formar antes de contratar
Hay otras voces que consideran que todas las empresas, indistintamente del tamaño, deberían formar a sus empleados antes de salir a buscarlos fuera. Es lo que defiende la ingeniera de software Teresa Madruga, cofundadora de Kuaternio. “Hay muchos perfiles dentro de las compañías con cualidades para poder hacer el trabajo, como ilustradores o programadores de gráficos, pero hay que formarlos para adaptarse a las especializaciones que se requieren, y cambian cada cierto tiempo”. Madruga mantiene que “son las empresas y no las escuelas, las que deben hacerse cargo de esa parte del aprendizaje, dentro de sus propios departamentos de innovación”.
Climbing Planet afirma tener un papel “dinamizador” en el mundo educativo. Su especialización les ha llevado a hacer el camino inverso y, en vez de buscar profesionales, salen a buscar escuelas de negocios y universidades a las que vender sus productos. “El mundo de la realidad virtual avanza más rápido que el de la educación, así que hemos cerrado un acuerdo con el Instituto de Empresa (IE), con el que hacemos distintas actividades”.También colaboran con la Universidad San Pablo CEU de Madrid, que dispone de un módulo de realidad virtual.
Fuente: El País