Este mes, Brasil ha empezado a pedir a los vinos europeos un certificado de tipicidades y regionalidades en portugués. Entre las bodegas españolas “nadie entiende muy bien qué es eso”, por lo que han solicitado la intervención del Gobierno para aclarar el tema. Es el tipo de contratiempos que un tratado de libre comercio (TLC) entre la UE y Mercosur ahorraría.

“Cada cierto tiempo se sacan una carta bajo la manga”, comenta José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV). “Un TLC eliminaría barreras técnicas que en realidad son comerciales”, puntualiza.

Pero, como se lamentó recientemente el presidente de Uruguay, ha sido más fácil para la UE llegar a un trato con Japón que con el Mercosur. Bruselas tardó cuatro años en cerrar el tratado con Tokio, mientras que con la asociación formada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay lleva negociando desde 1999.

La presión de los ganaderos franceses, que han hecho prometer a Macron que “no habrá jamás carne con hormonas en Francia”, y las discrepancias entre los socios sudamericanos han dificultado las negociaciones, que ahora están paralizadas a la espera de las elecciones en Brasil.

Jair Bolsonaro Partidarios del candidato a la presidencia de Brasil Jair Bolsonaro, durante una manifestación en Manaos. Reuters

“El acuerdo está bastante avanzado, pero no termina de cerrarse”, dice Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles. “Hay asuntos delicados como los automóviles y sus componentes, las indicaciones geográficas, el transporte marítimo y los productos lácteos y cárnicos”, precisa.

El club espera que el pacto derribe las barreras al comercio, los servicios y la contratación pública en un mercado de más de 250 millones de habitantes. “España sería uno de los países comunitarios más beneficiados porque nuestras economías son complementarias”, opina.

España vende al Mercosur máquinas y productos químicos y le compra alimentos y bebidas, petróleo y materias primas. Sin embargo, la balanza comercial es negativa. En el primer semestre del año arroja un déficit de 1.116 millones de euros, que es todo con Brasil, el mercado más grande del bloque, una situación que Emilio González, profesor de Economía de Comillas Icade, atribuye al peso de las importaciones de petróleo y gas, lo que inclina la balanza a su favor.

“Un acuerdo nos beneficiaría porque nuestro nivel tecnológico es más alto, lo que nos ofrece una ventaja competitiva”, coincide González. El experto sostiene que el temor de los ganaderos franceses a una entrada masiva de carne argentina es infundado. “Argentina produce muchas vacas, pero no tantas como para inundar la UE, y por muy rica que sea su carne, tienen que recorrer 12.000 km para traerla aquí”, apunta.

González sostiene que el efecto será más bien el mismo que tuvo la entrada de España en la UE: “Ahora tenemos más variedad de quesos franceses y alemanes para elegir, pero no por eso hemos dejado de comprar quesos españoles”.

Argentina Un enmascarado protesta frente al Congreso argentino contra la intervención del FMI. Reuters

El interés de las empresas existe, como lo demuestran las últimas estadísticas. En la primera mitad del año, mientras el total de las exportaciones españolas se ralentizaba y crecía un débil 2,9%, aquellas que tienen por destino Mercosur lo hicieron un 9%.

Bonet asocia el repunte al incremento de los envíos a Argentina, que han aumentado un 37% de enero a junio. Por la misma razón, cabe esperar ahora que la crisis que estalló en junio, cuando Macri pidió auxilio al FMI, corte esta tendencia. “La fuerte caída del peso argentino va a encarecer nuestros productos. Además, la recesión que se espera allí va a provocar una caída del consumo y de la inversión”, advierte.

Por el contrario, desestima que las elecciones de octubre en Brasil vayan a repercutir en el comercio bilateral, si bien son conscientes de que los principales candidatos no defienden una política comercial aperturista.

La versión impresa de este artículo se publicó el 26 de septiembre de 2018 en el suplemento Pymes de Cinco Días.

Desafíos y oportunidades

En el caso del vino, otra barrera técnica que un TLC eliminaría es la obligación impuesta por Uruguay en 2012 de que el producto pase por una inspección en aduana cuyo coste debe sufragar el exportador.

Paraguay es el socio más pequeño del Mercosur, sin embargo, en el marco de un TLC, las industrias españolas podrían aprovechar sus bajos costes laborales para abrir fábricas allí con las cuales abastecer a los países vecinos.

Ana García-Arranz, profesora de EAE Business School, señala que a diferencia de la UE, la integración entre los socios del Mercosur no es tan profunda, lo que dificulta el cierre de un acuerdo que, a la luz de las estadísticas, favorecería especialmente a los envíos españoles de textil, automoción, bienes de equipo y alimentos.

Fuente: Cinco Días