Un total de 33,8 millones de argentinos están llamados este domingo a las urnas para elegir a los próximos presidente y vicepresidente para el periodo 2019-2023, con el actual mandatario, Mauricio Macri, y el peronista Alberto Fernández como principales candidatos. Los argentinos, castigados por la crisis económica, se dirigen a las urnas, después de un año de dramática carrera electoral que ha estado castigando al presidente conservador Macri, que va muy por detrás de Fernández en las encuestas.

La elección de Argentina podría tener implicaciones de largo alcance, pues es uno de los principales exportadores de grano del mundo, está agitando el mundo de la energía con su enorme campo Vaca Muerta y está a punto de reestructurar con los acreedores su deuda de más de 100.000 millones de dólares.

«Lo que está en juego en estas elecciones son simplemente dos puntos de vista opuestos del país», dijo José Luis Salomón, alcalde de la ciudad agrícola de Saladillo, quien apoya a Macri y tiene la esperanza de que pueda forzar una segunda vuelta. Pero no muchos están de acuerdo.

Fernández, un pariente desconocido hasta este año fuera de Argentina, tiene una ventaja de 20 puntos en la mayoría de las encuestas después de golpear a Macri en las primarias de agosto, un resultado sorprendente que sacudió a los mercados ya que los inversores temían un cambio político populista.

Ese resultado, y la fuerte caída del mercado que siguió, alteró radicalmente la dinámica de la carrera, empujando al país aún más hacia la crisis económica y convirtiendo a Macri en el perdedor en una elección que la mayoría había pensado que sería un asunto fácil.

La economía ha ocupado un lugar central con el país en medio de la recesión durante la mayor parte del año pasado, unas malas perspectivas de crecimiento, la inflación anual por encima del 50%, un incremento del paro y la pobreza.

Nohelia Pol, de 31 años, comerciante en Buenos Aires, dijo que iba a votar por Fernández, a quien considera que tiene unas políticas «más justas» para ayudar a las personas en todo el espectro social. «También espero que pueda sacar adelante a la economía del país y sacarnos de la deuda generada por nuestro actual presidente Macri».

El titular conservador había ganado respaldo con planes para reformar la economía notoriamente cerrada de Argentina con acuerdos comerciales y un impulso exitoso para atraer la inversión extranjera a proyectos de energía e infraestructura. Sin embargo, los planes de reformas de Macri se vieron gravemente afectados en 2018 cuando la crisis monetaria y de deuda lo obligó a llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 57.000 millones de dólares para ayudar al país a pagar sus cuentas.

Fernández ahora parece estar listo para asumir la presidencia, así como las negociaciones en curso con los acreedores, incluido el FMI. El político, junto con la ex presidenta populista Cristina Fernández de Kirchner, ganó las primarias por casi 16 puntos, una hazaña que si se repite hoy le daría la presidencia de inmediato, sin necesidad de una segunda vuelta.

La mayoría de los inversores ya están valorando una victoria peronista, aunque una gran victoria podría conducir a una volatilidad renovada en los mercados, que se han visto limitados en cierta medida por los controles de capital recientemente impuestos.

Fernández, un ex jefe de gabinete, es visto como un moderado dentro del amplio flanco peronista cuyas habilidades de diplomacia han ayudado a unir lo que fue un movimiento fracturado.

Fuente: Cinco Días