El Banco Central Europeo (BCE) rebajó hace apenas una semana sus previsiones para la zona euro en una décima por una menor aportación del sector exterior, tocado por la escalada proteccionista y las crisis en países emergentes como Argentina o Turquía. Sin embargo, dejó intactas las previsiones para la inflación. En su comparecencia ante el Parlamento Europeo este lunes, el presidente de la institución, Mario Draghi, ha ido más allá y ha augurado una “recuperación relativamente vigorosa” de la inflación subyacente –la que excluye los precios de la energía y la alimentación— por la recuperación de la demanda interna que supone el “crecimiento salarial”. Dado que los acuerdos laborales duran al menos dos o más años, Draghi ha pronosticado que esa tónica seguirá a medio plazo.

El presidente del BCE ha trasladado hoy al Europarlamento las previsiones que avanzó tras el Consejo de Gobierno de la semana pasada. A pesar de la rebaja que espera en el crecimiento de la zona euro, ha trazado un panorama optimista pese a las amenazas que llegan del exterior ante una espiral proteccionista que puede conducir a guerras comerciales y la vulnerabilidad de algunos países emergentes. La economía europea, ha admitido, tiende a moderarse, aunque en un lustro ha sido capaz de crear 9,2 millones de empleos y ha dejado la tasa de paro en el 8,2% en el conjunto de los 19 países de la unión monetaria.

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Esa cifra esconde al menos dos realidades: países con pleno empleo y otros que registran aún elevados niveles de paro, como España. Draghi se ha referido este lunes, sin nombrarlos, a los primeros. “La economía sigue exhibiendo sus altos niveles de capacidad, con mercados laborales con signos de escasez en algunos países y sectores”, ha señalado el jefe del Eurobanco. Y ese aumento salarial, clave en la expansión de la demanda interna, está llevando a una recuperación de la inflación subyacente, es decir, la que excluye productos energéticos y alimentarios. “Por ejemplo, el crecimiento anual en los salarios negociados de la zona euro subieron del 1,5% en 2017 al 1,7% en el primer trimestre y el 2,2% en el segundo. Eso apoya nuestra confianza de que la recuperación en el crecimiento de los salarios va a continuar”, ha abundado.

Esa presión al alza de las retribuciones en la zona euro ha llevado al BCE a mantener intactas sus previsiones de inflación para los próximos años, que contemplan un avance del 1,7% anual. Esa estabilidad se debe a una lenta contribución de la alimentación y los precios energéticos –precisamente lo que la ha situado este verano alrededor del 2%-. Pero para el resto de elementos, que constituyen el núcleo central de la inflación, augura una recuperación vigorosa, de modo que se situará en el 1,8% en 2020, muy cerca del objetivo de estabilidad de precios del BCE. Tras su intervención incial en el Parlamento, el euro ha seguido apreciándose respecto al dólar.

Fuente: El País