El calendario para el relevo de Sergio Marchionne al frente del grupo automoción Fiat Chrysler (FCA) se adelanta. El ejecutivo cede la gestión de la compañía al actual responsable de la marca de todoterrenos Jeep y de las camionetas ligeras Ram, Mike Manley. Cambio también al volante del fabricante de deportivos italiano Ferrari, que dirigirá Louis Camilleri. La retirada se produce por motivos de salud.
John Elkann, el heredero del imperio industrial creado por Gianni Agnelli, declaró que tuvieron que activar el plan de sucesión por el deterioro de la salud del carismático ejecutivo. “Era impensable hace solo unas horas”, asegura. En la misma nota se asegura, sin entrar en más detalles, que Sergio Marchionne “no podrá volver a trabajar” y destacan la “extraordinaria contribución” que hizo a la compañía.
La elección del nuevo consejero delegado de FCA no es casual ya que va en línea con los cambios que está experimentando la industria del automóvil. La demanda se está dirigiendo desde hace años hacia los vehículos más espaciosos. Manley se puso al frente de Jeep en plena convulsión de Chrysler, que fue rescatada por Marchionne para sacarla de la bancarrota para fusionarla con Fiat.
Mike Manley, británico, sumó a sus responsabilidades de gestión de Ram en 2015. Son las dos joyas del grupo y ahí es donde concentró toda la estrategia de crecimiento, destinando inversiones al desarrollo de motores híbridos y eléctricos. Jeep aporta el 70% de los beneficios a FCA. El plan era que Sergio Marchionne, nacido en Italia y criado en Canadá, cediera el mando la primavera próxima.
Marchionne se puso al frente de Fiat cinco años antes de sumar fuerzas con Chrysler. Ferrari opera como compañía independiente. Los dos consejos de administración celebraron este fin de semana una reunión extraordinaria para acelerar el plan sucesorio, ante el deterioro de la salud de Sergio Marchionne por las complicaciones de una intervención quirúrgica. En los próximos días se convocará también una junta general de accionistas para aprobar los nombramientos.
Fuente: El País