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Mientras las oficinas centrales de Huawei probablemente están colapsadas de llamadas con consultas respecto a la ruptura con Google, en la sucursal de Madrid, en la calle Príncipe de Vergara, reina un ambiente de tranquilidad. Algunos de los usuarios admiten desconocer las noticias sobre el veto de Google a la compañía y sus posibles consecuencias, y otros reducen su importancia al considerar que se trata de una maniobra política que forma parte de una guerra comercial que no les atañe. Pero aun siendo minoría, algunos clientes se acercaron durante este lunes a la tienda de la capital para preguntar sobre las posibles repercusiones en sus aparatos.

«Yo no vine por eso, pero a la chica de al lado le dijeron que es mentira», cuenta Ignacio, uno de los presentes en la sucursal. La «mentira» a la que se refiere Ignacio se trata de la información, publicada el pasado domingo por la agencia Reuters, de que Google ha suspendido los negocios con Huawei que requieran la transferencia de productos de hardware y software, excepto los cubiertos por licencias de código abierto. Según ha añadido la cadena británica BBC, esto implicaría que los móviles de la marca china no podrían adquirir la próxima versión de Android, y que los próximos modelos de sus móviles no podrán contar con aplicaciones y servicios populares como YouTube, Google Maps y Gmail, o las nuevas apps que se incorporen en la tienda Google Play Store. 

Al ser cuestionados por este periódico, los trabajadores de Huawei no han utilizado la palabra mentira, pero sí ha señalado que no se ha realizado ningún «comunicado oficial». Para tranquilizar a los usuarios, sin embargo, la empresa ha difundido un comunicado interno en el que se detalla el mensaje que el personal debe expresar en caso de ser preguntados al respecto. En él, la compañía se limita a decir que durante mucho tiempo «ha contribuido al crecimiento de Android» y que «seguirá proporcionando actualizaciones de seguridad y servicio postventa a todos los smartphones, tabletas y dispositivos Huawei y Honor. Tanto a los que se hayan vendido como los que permanecen en stock«.

El problema es que no solo Google ha anunciado que dejará de dar soporte a Huawei. Este mismo lunes, han seguido su ejemplo varias importantes firmas de procesadores. Intel, el mayor del mundo, Qualcomm, Broadcom, Infineon Technologies, Micron Technology y Western Digital han suspendido el envío de chips y memorias a Huawei, lo que afectará no solo a los teléfonos, sino también a otros productos como ordenadores o tabletas y tecnologías de conexión. Esto se produce después de que el Gobierno de Donald Trump incluyera a la empresa china en una lista negra comercial y de que los acusara de utilizar su tecnología 5G para espionaje. 

Para María, una joven que fue a buscar un móvil dañado, toda esta situación es «puro politiqueo», opinión que comparte Oscar López. Aunque este último reconoce que el hecho de que su móvil se quede sin soporte «es un problema serio», confía en que la disputa se resuelva antes de que llegue tan lejos. «No le conviene ni a uno ni a otro», afirma. Además de este establecimiento en Príncipe de Vergara, la compañía anunció hace unos meses que va a abrir una macrotienda en la Gran Vía de Madrid.

José Juan Soza, por su parte, confiesa que el tema no le preocupa demasiado «mientras pueda llamar por teléfono y enviar mensajes», pero ante la posibilidad de que en un futuro no pueda adquirir un nuevo modelo en el que pueda descargar aplicaciones como Google Maps o Gmail, admite que se «lo pensaría» dos veces antes de continuar con la compañía. Verónica, en cambio, no duda en continuar utilizando los aparatos de la empresa china, porque está convencida de que si la información se confirma, Huawei «encontrará una solución» para que los usuarios no se vean afectados. 

El personal de la tecnológica afirma que las noticias no han creado ningún tipo de caos en su rutina diaria e incluso le quitan peso a las informaciones difundidas. «Trump también dijo que iba a hacer un muro, pero todavía no lo ha hecho», manifiesta una de las trabajadoras. «No hay que alarmarse», sostiene.  

Fuente: El País