Taxistas de Lisboa, Oporto y Faro (con apoyos de españoles) se han plantado en medio de las calles en protesta por la ley Uber aprobada por el parlamento y que el 1 de noviembre empieza a entrar en vigor. El gremio, que asegura que se ponen en riesgo 30.000 puestos de trabajo, quiere que intervenga el Tribunal Constitucional. Es la cuarta protesta de los taxistas contra la llamada ‘ley Uber’; a diferencia de las anteriores, ahora la ley ya ha sido aprobada por el parlamento y refrendada por su presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, que en una primera instancia la vetó. También, por primera vez, la protesta se ha realizado sin incidentes ni grandes problemas de tráfico.

Desde las 5 de la madrugada, los taxistas fueron aparcando sus coches en las principales calles de Lisboa, Oporto y Faro, ciudad del sur del país, donde los vehículos sin conductor consiguen sus mayores beneficios por la numerosa población flotante extranjera.

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En esta ocasión, los taxistas vestían camisetas negras con el lema ‘Somos taxistas’ y colgaban pancartas en las calles, alertando de los 30.000 puestos de trabajo que se ponen en peligro con la legalización de las plataformas de vehículos sin conductor. Ya son cuatro las empresas de este sector implantadas en Portugal, Uber, Cabify, Taxify y, la más reciente, Chauffeur Privé, nacida en Francia y que comienza en Lisboa su expansión internacional.

Todos los taxistas tenían la respuesta aprendida: “Queremos una ley que sea igual para todos; que se exija a esas plataformas lo mismo que se nos exige a nosotros. Es una ley injusta, innecesaria y pone en peligro millares de puestos de trabajo”, según el presidente da la Federación Portuguesa del Taxi, Carlos Ramos. En el país hay 13.776 taxis, la mayoría en Lisboa (3.497) y Oporto (700).

A diferencia de otras regulaciones, la nueva ley no contempla un número limitado de vehículos sin conductor por ciudad

Después de la concentración en la principal avenida de Lisboa, una representación del gremio se trasladará a primera hora de la tarde al parlamento para hablar con representantes de los partidos políticos. La cámara aprobó en julio la ley Uber, con los votos favorables de los socialistas, el partido socialdemócrata (PSD) y el voto verde del PAN. Bloco, PCP y Verdes votaron en contra.

En aquel debate, el diputado del Bloco Heitor de Sousa, advirtió que la ley portuguesa viola la reciente sentencia del Tribunal Europeo a favor de los taxistas de Barcelona en el sentido de que servicios como Uber son una actividad de transporte y no una actividad de plataformas electrónicas. «Se aprueba un auténtico laberíntico jurídico», anunció De Sousa.

Aunque la ley ha sido refrendada por el presidente del país, los taxistas buscan el apoyo de algunos partidos para enviar el texto al Tribunal Constitucional y que decida suspender su entrada en vigor para “garantizar la paz social” mientras estudia el caso. Para esa suspensión preventiva de la ley, los taxistas necesitan el apoyo de los partidos políticos parlamentarios. Un fallo del Alto Tribunal tardaría años.

La ley ‘Uber’ se ha ido endureciendo en los trámites parlamentarios y, en el último cambio, se aumentó el gravamen de las plataformas al 5% de sus ingresos por viaje, frente al 0,2% del texto anterior. Sin embargo, uno de los aspectos que más critican los taxistas es que no se haya puesto un límite al número de vehículos sin conductor autorizados.

Fuente: El País