La cifra de ocupación hotelera registrada en Benidorm en la primera quincena de julio ha alarmado al sector. La capital turística por excelencia de la Comunidad Valenciana pierde estancias respecto al mismo periodo de 2017, pero lo que preocupa no es tanto el dato aislado sino la tendencia y el efecto que pueda tener.

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La playa de Benidorm sigue mostrando decenas de británicos tumbados en hamacas tomando el sol, con la piel enrojecida por las quemaduras solares. Otros se embadurnan de crema hasta la nariz. Los pubs y los restaurantes de la costa siguen repletos. Se sirven hectolitros de cerveza en pintas y siempre hay paellas al fuego a media mañana. Pero la alegría es menor que otros años.

La patronal hotelera Hosbec admite haberse puesto «en guardia», aunque más que por la ocupación en sí, por el retroceso experimentado por el mercado británico en una cadencia que se repite desde primeros de año y que es extensiva a toda la Comunidad, según los datos de la Agencia Valenciana de Turismo. Sus cifras quedan lejos de las previsiones optimistas avanzadas por el presidente Ximo Puig a principio de la temporada. Los turistas británicos han registrado 300.000 pernoctaciones menos este año. Solo en los primeros 15 días de julio se han perdido 23.000 estancias.

Menos ingleses en Benidorm

Las explicaciones se centran fundamentalmente en la pérdida de capacidad aérea, la proliferación de la oferta de alojamiento no reglado y el renacimiento de otros destinos competidores.

Por un lado, la quiebra de la compañía aérea Monarch se ha dejado notar debido a que sus vuelos y rutas no han sido sustituidos en su totalidad por otros —25.000 plazas menos solo en los primeros 15 días del mes—, de ahí que el presidente de Hosbec, Antonio Mayor, afirme que «es imposible crecer en mercados extranjeros si no hay capacidad aérea».

En segundo lugar, apuntan al aumento de los alojamientos no reglados y su uso creciente por los británicos. Según un estudio de BigData Hosbec, el 80% de huéspedes de estos alojamientos son británicos. Por último, la recuperación de Egipto, Turquía o Túnez, así como la «consolidación competitiva de Grecia», han motivado un importante desvío en el flujo de viajeros.

Y todo ello pese a que el panorama no invitaba a pensar que se fueran a torcer las cosas. Hasta marzo, el turismo del Reino Unido mantenía la tendencia del año anterior. Y la patronal se frotaba las manos. Pero justo antes de empezar la temporada alta cambió la tendencia. Según el INE, hasta mayo llegaron a España 6,2 millones de viajeros británicos. Esto es, 150.000 menos que en el mismo periodo de 2017, algo que sufren especialmente los destinos de costa como Benidorm. Hasta ahora, la recuperación del turista español ha tapado ese hueco. Pero en julio la brecha se ha hecho patente.

Los datos de la Agencia Valenciana de Turismo indican que hasta abril la región ha perdido un 4,2% de cuota de mercado británico. Y es el territorio donde más ha caído. Solo Baleares ha mejorado entre los británicos, con un 15,4% más.

Ni patronal hotelera ni la Administración regional recurren al Brexit como motivo principal de la caída. Hosbec, la patronal hotelera de la Costa Blanca, apuntaba en marzo que «no hay rastro del Brexit entre los británicos» que visitan Benidorm.

Fuente: El País