Con ocasión de la Expo 2008 de Zaragoza se construyó en La Muela el hotel I Sleep, de la cadena Best Rest Hotels. “Es ecológico, bioclimático, low cost y autogestionable”, explica su arquitecto, el español Luis de Garrido, especialista en arquitectura bioclimática. Ahora este establecimiento de 54 habitaciones se encuentra en África. Este viaje ha sido posible porque el hotel también es prefabricado y modular, el primero hecho en España. Pero no será el único. La construcción de hoteles como si fueran enormes Legos de miles de piezas empieza a encandilar al sector. Grandes firmas como la estadounidense Hilton ya la utilizan en sus planes de expansión.
Los hoteles prefabricados están hechos de módulos que salen de la fábrica en camiones hasta la parcela donde van a ser ensamblados y montados. Las ventajas son la “rapidez de construcción, algo muy importante porque detrás hay una cuenta de resultados de explotación y hay que minimizar los plazos”, explica Joaquin Granero, socio director de Obox, especialista en construcción industrializada con módulos de hormigón.
Cinco meses fueron suficientes para levantar el hotel de Zaragoza, aunque su autor dice que hoy se podría hacer en tres. En definitiva, se tardan cuatro veces menos de tiempo que en uno convencional. El coste de construcción fue de unos 1.400 euros por metro cuadrado, aunque actualmente el arquitecto español está diseñando un hotel similar con un coste de 900 euros el metro y otro con contenedores marinos a unos 750 euros. El tiempo para desmontar este hotel es de uno a dos meses y los materiales empleados van atornillados y clavados, se fabrica en seco. “No existen ladrillos, ni hormigón, ni yeso; ni ningún material convencional”, dice.
Se reducen los plazos pero también se gana en calidad, porque en la fábrica se establecen controles que son más difíciles de implantar en la obra in situ. Además, se minoran los costes de producción entre un 10% y un 15% y se minimizan los recursos utilizados, añade Granero.
No solo cambia la forma de construir; también el modelo de negocio. “Uno desmontable va allí donde está asegurada la ocupación. Puede estar dos años en Tokio para los juegos olímpicos, luego mudarse a Dakota del Norte para explotar una mina, a Brasil dos años con ocasión de un mundial de fútbol, y más tarde ir a Rusia para un evento deportivo”, dice De Garrido. El traslado de un país a otro no sale gratis. “Cada mudanza de larga distancia puede equivaler a los beneficios de un año, por lo que debe permanecer al menos dos o tres años en el mismo lugar. En cambio, si el traslado es entre países colindantes puede estar menos de un año para seguir siendo rentable”, analiza el arquitecto.
Los primeros ejemplos surgen en Francia en los años 2000 con los hoteles de bajo coste Formule 1. Ahora su implantación está capitaneada por la cadena estadounidense Hilton, con decenas de hoteles prefabricados que destierran la idea de que lo modular es de baja calidad. En Reino Unido hay cuatro abiertos y tres en diseño o construcción. El primero fue Hampton by Hilton en el aeropuerto de Bristol en 2016, con 2011 habitaciones.
También hay ejemplos en Estados Unidos. El pasado mes de agosto la grúa empezó a colocar las primeras piezas del hotel modular que abrirá en 2019 en el aeropuerto de San Francisco, el Home2 Suites by Hilton. “Se traduce en tiempos de edificación más rápidos, por lo que esta es una de las marcas que más rápido crece de Hilton”, cuentan en la cadena. El hotel se construirá en la mitad de tiempo que uno convencional. Creen que la construcción modular también es interesante en los mercados en los que la mano de obra cualificada es limitada, como el africano. Su primer establecimiento modular en el continente es el Hilton Garden Inn, de 280 habitaciones en la capital ghanesa de Accra.
Los proyectos de Hilton y de otras cadenas como WestCord Hotels y su hotel modular de madera Jakarta, en Ámsterdam, les permiten expandirse de forma rápida y con menores niveles de inversión. Luis de Garrido cree que la prefabricación será la forma de crecimiento por la que optarán las franquicias, “al igual que Mercedes tiene la clase A desde hace 20 años y Aston Martin tiene un automóvil por 75.000 euros”. “Las mejores cadenas hoteleras diversificarán su oferta y realizarán este nuevo tipo de hotel desmontable, reinventando un nuevo concepto de lujo y confort, a precios asequibles para más personas”, apunta.
En la última década De Garrido ha seguido investigando en este nicho de mercado. La nueva generación de hoteles prefabricados gana en lujo y en complejidad sin perder el bajo coste (el precio por noche ronda los 25 y 30 euros) y, además, mezcla usos. Los hay con centros comerciales, como Magic Forest, en Sevilla, que es industrializado, prefabricado, desmontable y trasladable. O con viviendas, como Gaia-7, en Barcelona, que ya ha sido construido. O con hospitales, como Happy City, un proyecto en Virginia (EE UU), que ya ha sido aprobado. En fase de proyecto se encuentra un hotel desmontable en Sevilla, el Gate Eco-Hotel. “He optimizado y perfeccionado el diseño, y además tienen alto nivel ecológico, bajo consumo energético, diseño singular y un nuevo concepto de lujo”, razona.
Estos proyectos —que son para empresas con poca experiencia hotelera, no para las grandes cadenas— son bienes muebles. “Se pueden solicitar permisos para aparcarlos en una zona verde, incluso cualquier playa o zona protegida; son autosuficientes, pueden generar su propia energía, su propia agua, y gestionan sus residuos”, dice De Garrido. Esta es otra de sus ventajas: “Los bienes muebles no necesitan licencia de obras, aunque sí permiso de habitabilidad y ocupación”.
Fuente: El País