Annus horribilis para las operadoras del Viejo Continente en los mercados. Las seis grandes telecos, Deutsche Telekom, Vodafone, Telefónica, BT, Orange y Telecom Italia han perdido de forma conjunta más de 45.000 millones de euros en capitalización bursátil desde el inicio del ejercicio.
Las peores evoluciones anuales han sido las registradas por Vodafone, con una bajada en Bolsa de casi un 30%; Telecom Italia, con un 24%; BT, con un 20%; y Telefónica con un 18%. En el caso de Deutsche Telekom y Orange, el descenso es menor, un 7% y un 5%, respectivamente.
Y todo en medio de un creciente pesimismo sobre el futuro del sector. Lo cierto es que la presión del mercado continúa. JP Morgan publicó un informe sobre el conjunto de la industria, titulado “Debt and dividend addiction”, en el que cuestiona la deuda de las operadoras y la viabilidad de sus dividendos.
Estos analistas señalan que en 2006 el apalancamiento del sector era de dos veces el Ebitda, pero estaba justificado en el crecimiento saneado de los ingresos, superior al 5%, los altos márgenes y la baja inversión. De cara a 2019, el apalancamiento medio se va a situar en 2,7 veces el ebitda a pesar del “crecimiento cero” de los ingresos y una caída de los márgenes de seis puntos porcentuales hasta el 32%.
De igual forma, el ratio de capex está en la cota récord del 19% de los ingresos en un momento de gran inversión en fibra y móvil 4G, y la conversión del Ebitda en caja es de solo un 38%. “Dada la oleada de subastas de espectro previstas, es improbable que el apalancamiento mejore a medio plazo”, dice la firma, que indica que las telecos son el segundo sector más endeudado de Europa, solo por detrás de las utilities. La entidad explica que solo uno de los grandes incumbentes, la noruega Telenor, ha reducido la deuda en los últimos 13 años.
Además, señala que Vodafone, Deutsche Telekom, Telecom Italia y Telefónica tendrán en 2019 un apalancamiento superior a tres veces el Ebitda, al incluir los híbridos (en el caso del grupo español es de 3,4 veces con esta deuda).
De hecho, advierte que el apalancamiento del sector podría ser más alto y situarse en 3,7 veces el Ebitda de incluirse las adquisiciones pendientes de cerrarse, los híbridos, las participaciones minoritarias, las futuras compras de espectro así como los nuevos términos de la contabilidad IFRS 16. En sus escenarios, JP Morgan apunta a un desapalancamiento de solo 0,4 veces el Ebitda, lo que deja poco espacio al sector para acomodarse ante la competencia o posibles shocks regulatorios, además de limitar la capacidad para invertir en iniciativas de crecimiento o adquisiciones.
Estos analistas dejan abiertas distintas opciones para Telefónica y Vodafone pare reducir deuda. Para el grupo español contempla la venta o salida a Bolsa de la filial británica O2, alternativa que Telefónica tiene encima de la mesa, así como una posible suspensión temporal del dividendo. Para Vodafone, apunta las opciones de reducir el dividendo, acelerar en los programas de recorte de costes y vender activos.
En estas condiciones, JP Morgan cree que el apalancamiento del sector es insostenible y debería estar vinculado al crecimiento. Así, prevé que los ingresos aumenten un “pobre” 0,8% en 2018. En esta línea, la pasada semana, Moody’s advirtió sobre las perspectivas de crecimiento del sector, afirmando que no estaba convencida sobre el optimismo de los consejeros delegados de las operadoras europeas sobre las previsiones de crecimiento de los ingresos de cara a 2020. La agencia se mostraba, además, escéptica por los retornos de la inversión en fibra.
A su vez, JP Morgan afirma que la conversión en flujo de caja libre del sector “es más pobre de los que muchos de lo que muchos se dan cuenta.
El banco advierte sobre los dividendos, e indica que en 2016 y 2017 no estuvieron plenamente cubiertos por el flujo de caja libre generado. Y cree que en 2018 y 2019 la situación se repetirá con un déficit entre 1.000 y 1.500 millones de euros. “Una política de distribución de dividendos tan agresiva parece desaconsejable para una industria que tiene un pobre historial en el cumplimiento de las expectativas, donde hay una regulación significativa, una dura competencia y una incertidumbre sobre el capex”.
Fuente: Cinco Días