Nueve años desde la creación de bitcoin han sido suficientes para iniciar una fiebre financiera que ha llevado a tres millones de personas —según estima un estudio de la Universidad de Cambridge— a convertirse en usuarios de criptomonedas. El potencial de blockchain para terminar con los intermediarios en todo tipo de transacciones ha encandilado a inversores de todo el mundo. Estas son las cinco criptomonedas con mayor valor de mercado:

Hablar de criptomonedas sigue siendo hablar, en gran parte, de bitcoin. A finales de julio de 2018 tiene un valor de mercado de más de 140.000 millones de dólares, superando con creces la suma de las siguientes cuatro criptomonedas más importantes. Y aunque vivió un primer semestre negro —del 1 de enero al 30 de junio perdió un 56 % de su valor—, toda esa caída fue el reverso de su espectacular crecida de finales de 2017. Su máximo histórico fue el 17 de diciembre de 2017, con un valor de 19.193,72 dólares, y ahora se sitúa por encima de los 8.000 dólares. ¿Un desastre? Depende. El 1 de julio el bitcoin había subido, en términos interanuales, un 156%, y desde entonces está viviendo todo un rally, con un revalorización de alrededor del 30%. Bendito desastre para el que invirtió (¿o mejor apostó?) en el momento justo.

Este sábado, la séptima entrega de la Revista Retina

El número 8 de la Revista EL PAÍS RETINAllega a los quioscos este sábado 28 de julio. En ella hablamos con Hervé Falciani, el ingeniero de sistemas que desató un terremoto al recopilar los datos de más de 100.000 posibles evasores fiscales con cuenta en el banco HSBC.

  • Bitcoin cash

Probablemente, ni bitcóin era la moneda del futuro cuando rondaba los 20.000 dólares ni va a estallar de un día para otro como un vulgar Second life. Es la criptomoneda pionera y, hasta que se demuestre lo contrario, la más importante. Pero tiene problemas, como su escasa utilidad para las empresas y el enorme gasto energético que implica su minería, es decir, el proceso informático por el que se acuñan bitcóins. Uno de esos defectos, su escasa escalabilidad, llevó a la creación hace un año de una escisión, bitcoin cash, en la que las operaciones informáticas que conllevan las transacciones se pueden hacer con mayor rapidez. Hoy es la cuarta moneda por valor de mercado, pero solo supone, aproximadamente, una décima parte de bitcóin.

La segunda criptomoneda más importante en valor de mercado nació también con el objetivo de solventar algunos de los problemas de bitcóin, y tres años después, parece que va bien encaminada. Ether es en realidad más que una simple criptomoneda: es la pieza clave del ecosistema de Ethereum, una blockchain diseñada como una plataforma de aplicaciones descentralizadas basadas en contratos inteligentes. Su creador, Vitalik Buterin, nacido en Rusia en 1994, creó una cadena de bloques y su propia moneda, y le añadió lo que le faltó a los creadores de bitcóin: la fórmula para hacer negocios con sencillez, esos contratos inteligentes.

Con tanta lógica empresarial, Ethereum ha generado sus propios imitadores, como EOS, la quinta criptomoneda por valor económico, que se ha mantenido muy estable en medio del derrumbe general del mercado en el primer semestre. Puede que su truco sea, paradójicamente, haber llegado aparentemente tarde: creada en julio de 2017, no empezó la casa por el tejado y ha desarrollado su propio software para la construcción de aplicaciones descentralizadas en blockchain, además de levantar un fondo de cincuenta millones de dólares para financiar la creación de un ecosistema empresarial a su alrededor.

Este enfoque profesional es también el de Ripple, una empresa que ha desarrollado la criptomoneda XRP, la tercera por valor de mercado. Pretende convertirse en el activo de referencia para facilitar y fomentar las transacciones financieras internacionales, esquivando los problemas de las divisas. Pero, de momento, casi nadie la usa para lo que fue concebida, sino como herramienta de especulación. Para solucionarlo, están donando enormes cantidades de dinero a proyectos filantrópicos, con el objetivo de que sus XRP se conviertan en una moneda de verdad.

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Fuente: El País