La ópera Tristán e Isolda cuenta la triste historia de dos amantes frustrados. Deutsche Bank y Commerzbank, dos amantes fatales en potencia, pueden encontrar aún algunos paralelismos con la tragedia de Wagner. Una fusión estiraría el colchón de capital combinado de los prestamistas alemanes, arrastrando a los accionistas a su desgracia.

Según los balances a finales de diciembre, las instituciones tienen un capital común tier 1 combinado equivalente al 13,3% de los activos ponderados por riesgo, ligeramente por encima del umbral autoimpuesto de Deutsche. Sin embargo, una adquisición obligaría a Commerzbank a revalorizar sus activos y pasivos a precios de mercado. Eso provocaría una reducción de 2.400 millones, según el último informe anual del prestamista.

Sin embargo, Deutsche va a comprar a su rival, de menor tamaño, con un descuento sobre el valor neto de los activos, lo que supone una ganancia de capital. Suponiendo que pagara una prima del 20% sobre el valor de mercado de ayer de Commerzbank, 8.900 millones, la adquisición generaría un fondo de comercio negativo de unos 10.000 millones de euros. Si Deutsche añade la mitad de esa suma a su capital regulatorio, se repondrían los fondos propios del banco ampliado.

Los reguladores desconfían de que los bancos utilicen la contabilidad para hacer que aparezca capital. Sin embargo, en 2010 los supervisores permitieron a Deutsche reconocer el fondo de comercio negativo de su adquisición, mucho menor, de la banca comercial de ABN Amro en Países Bajos.

Pero incluso en ese caso, los bancos seguirían quedándose cortos. Deutsche calcula que puede recortar los gastos de Commerzbank en un 40%, es decir, 3.000 millones. Esto costaría alrededor de 4.500 millones en gastos de reestructuración, utilizando un múltiplo típico de 1,5 veces. Los analistas esperan que Deutsche y Commerzbank ganen un total de 1.900 millones este año. Por lo tanto, los cargos arrastrarían al banco hacia el rojo, agotando el capital.

Commerzbank también podría exigir que Deutsche redujera su banca de inversión, de bajo rendimiento. Supongamos que un tercio de los 236.000 millones de activos ponderados por riesgo de la división se destinaran a liquidación. Las pérdidas por créditos y los gastos de mantenimiento ascenderían probablemente al 6% de esa suma, según estimaciones de la experiencia de su rival Credit Suisse, así que serían un coste adicional de 4.700 millones.

Una mayor rentabilidad futura permitiría al banco ampliado reconstituir su capital con el tiempo. Sin embargo, es poco probable que los reguladores concedan a Christian Sewing, CEO de Deutsche, y a su homólogo de Commerzbank, Martin Zielke, el beneficio de la duda. Un balance mayor también podría atraer mayores recargos de capital.

Deutsche podría obtener capital a través de otra emisión de derechos o mediante la venta de su participación en la gestora de activos DWS. Ambas medidas reducirían aún más los rendimientos, ya de por sí bajos, y socavarían los argumentos a favor de un acuerdo. El flirteo podría terminar como una tragedia para los accionistas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días