Tercer recorte de tipos de interés en Estados Unidos en tres meses. La Reserva Federal rebajó el miércoles otro cuarto de punto el precio del dinero, para dejarlo en una banda entre el 1,5% y el 1,75%. Es un nuevo intento para tratar de estabilizar una economía que muestra una tendencia a la moderación. Y aunque el presidente del banco central, Jerome Powell, es cauto al indicar futuros movimientos, evita que su estrategia quede arrinconada como hace un año, cuando el plan era retirar los estímulos.

La decisión de la Fed contó con el voto en contra de dos miembros, que preferían dejar los tipos intactos. La contracción registrada en el sector de la manufactura por la debilidad económica global y la incertidumbre por la guerra arancelaria con China fueron la justificación más clara para dar este nuevo paso hacia tipos  más bajos. La contratación se atenúa y el consumo muestra las primeras señales de que las familias empiezan a apretarse el cinturón.

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La rebaja de tipos se acordó el mismo día en el que se supo que la economía se expandió a una tasa anualizada del 1,9% en el tercer trimestre. Un crecimiento en el entorno del 2% se considera sólido. Hay, en todo caso, un mayor número de miembros preocupados por cómo mantener la expansión. Si continúa la tendencia hacia la moderación, por tanto, podría forzar a un nuevo recorte en diciembre.

La posibilidad, en todo caso, es en este momento del 20%. Lo inteligente ahora para la Fed, coinciden los analistas, es ser vigilante y no tocar hasta abril. Eso implicaría que Powell abandona el automatismo en las decisiones y la estrategia será más dependiente de la evolución de los datos. Sería, por tanto, una vuelta a la paciencia. Varios miembros, como los presidentes de Chicago y Dallas, ya señalaron públicamente que están cómodos a este nivel.

El único punto de incertidumbre en esta reunión iba a ser más bien el tono del mensaje al que iba a recurrir en el comunicado y después Powell en la rueda de prensa. La Fed procede a eliminar la frase en la que decía que iba a hacer lo posible para sostener la expansión. La baja presión por el lado de la inflación sin embargo le da margen para ser paciente. El cambio en la redacción evita a la Fed comprometerse con el próximo movimiento.

El efecto de estímulo del recorte de tipos, además, suele reflejarse en la economía real pasados varios meses, por lo que las últimas rebajas no se notarán hasta entrado 2020. Es el argumento que utilizó precisamente la Casa Blanca, pero a la inversa, al señalar a la Reserva Federal como responsable de la moderación que se vio a lo largo de 2019, porque el alza se llevó demasiado rápido y demasiado lejos.

Powell insiste en que estas rebajas son un ajuste técnico a mitad del ciclo. Es una táctica que recuerda a lo que se hizo en 1995 y 1998, cuando se realizaron tres recortes de un cuarto de punto a modo de protección. El presidente de la Fed trata así de ir por delante del proceso de debilitamiento y evitar entrar en un escenario de recesión como Europa. La última rebaja, además, es un reconocimiento de que fue más allá de una posición neutral cuando subió en 2018.

El recorte de tipos, en todo caso, no es el único mecanismo que tiene en marcha la Fed para evitar una recaída. Hace tres semanas reactivó la compra de bonos del Tesoro para ampliar el balance y responder a las necesidades de liquidez en el mercado de deuda a muy corto plazo. Lo está haciendo a un ritmo inicial de 60.000 millones de dólares mensuales hasta entrado en segundo trimestre de 2020.

Powell ya dejó claro que no se trata de una rebaja de tipos por la vía cuantitativa y que el objetivo es rebajar la tensión. Tampoco precisó a qué nivel le gustaría llevar las reservas. La Fed también extendió las operaciones diarias de recompra de activos para mantener el flujo de liquidez y evitar que la tensión salpique a la economía real o afecte a la confianza de las empresas y de los consumidores.

Fuente: El País