La Naval de Sestao se ha quedado sin un euro en la caja. El administrador concursal ha comunicado a sus 180 empleados que acaban de cobrar el último salario del astillero y que se empieza a negociar ya el ERE de extinción. A partir de ahora la única esperanza es que un eventual inversor decida tomar las riendas de la empresa. Una hipótesis que para el Gobierno vasco no es imposible, habida cuenta de que «ya hay contactos». El comité de empresa exige que, cualquier negociación, se condicione a que se mantenga el empleo en Sestao. 150 de los 180 empleados tienen garantizada la vuelta a Navantia, pero a 600 kilómetros a Ferrol o a 1.000 kilómetros a Cádiz. El Gobierno vasco y el Gobierno central están intentando que el armador Van Oord acabe la draga que está en Sestao, la Vox Alexia, un contrato que, de seguir adelante, daría tiempo para buscar soluciones.

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«La situación es muy complicada», admiten desde el comité de empresa, y también desde el Gobierno vasco , pero se mantiene un hilo de esperanza en las dos principales gestiones que ocupan ahora a las administraciones públicas. Acabar el barco en Bilbao y cerrar un acuerdo con uno o varios inversores. «Hay interés con unas garantías de seriedad», sostienen desde el Ejecutivo vasco, «pero es muy temprano, aún lo están analizando y se está trabajando desde la administración concursal con la dirección del propio astillero».

El Gobierno vasco está ultimando el informe que permita establecer con claridad los márgenes legales para entrar a formar parte del accionariado, y los límites que permitiría la UE. Lo presentarán el martes pero sus líneas maestras del informe dejan claro que, ni siquiera en la fase de liquidación de una empresa, una administración pública no puede hacerse con el 100% de las acciones de una compañía y, como máximo, podría llegar hasta el 50%, y nunca en mayoría.

Mientras tanto los trabajadores temen que los inversores quieran la empresa limpia de empleo. Ya lo han planteado algunos empresarios, conocedores de que la mayoría de los trabajadores pasarían a Navantia, en el sector público. Una demanda que tiene pocos visos de prosperar. «Lo hemos dicho muchas veces. Lo dice el administrador concursal varias veces: el inversor lo que quiere es el astillero vacío de plantilla y, luego, posiblemente o no, contará con unos o con otros. Contará con el 80%, el 50% o el 20%, y seguramente en condiciones, seguramente mucho peores. Esa solución no la queremos», ha dicho el secretario del comité de empresa, Juanjo Llordén a Radio Nacional de España.  No obstante ha explicado que «todos» estarían dispuestos a trasladarse a otras plantas de Navantia. «La mayoría tiene entre 48 y 54 años. Después de 35, 36 o 37 años en el astillero, es difícil buscar trabajo en otro sitio. Sabemos hacer barcos y en Navantia seguiríamos haciendo barcos», ha explicado.

«Si se cierra La Naval, el paro subiría al 21,5% o al 22,5% en la zona de Sestao y supondría un mayor deterioro para todo el comercio, hostelería, tiendas de ropa, panaderías. No puede ser. Sestao ha sido políticamente castigada y hay que remontar el vuelo», ha concluido.

Fuente: El País