La percepción de la empresa familiar sobre la situación económica española ha empeorado respecto al año pasado. En el último año se ha producido el cambio de Gobierno del PP al PSOE y, como consecuencia, se ha giro en la política económica. Además, se han agudizado las incertidumbres internacionales, por las tensiones proteccionistas y la inestabilidad de los emergentes. Según la encuesta interactiva publicada esta mañana tras la inauguración del XXI Congreso Nacional que se celebra en Valencia, los empresarios aprueban la situación económica con una nota de 5,48 sobre nueve. La calificación, sin embargo, supone un descenso respecto al año pasado, cuando la nota fue de 6,22, y se aproxima al 5,31 que habían otorgado los dos años anteriores, los primeros en el que los empresarios familiares aprobaban la situación económica desde que se comenzaron estas encuestas en 2006. La empresa familiar supone el 60% del PIB y el 80% del empleo, según sus datos.

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Los empresarios familiares, que exigen mayoritariamente un pacto sobre educación y ven como principal problema el endeudamiento público y la política fiscal, también han perdido confianza sobre el crecimiento de la economía. La mayor parte estima que habrá un moderado crecimiento; pero pasa del 82% del año pasado al 57% de este año, y solo un 2% (frente al 7% del año pasado) cree que habrá un fuerte crecimiento. Las empresas, asimismo, tienen menos optimismo que en años anteriores sobre su cifra de ventas. Aunque el 64% cree que mejorará, este porcentaje supone nueve puntos menos que el año pasado. La mayor parte, un 67%, piensa destinar los beneficios a reinversión en la empresa.

Asimismo, las empresas familiares creen que la percepción social sobre ellos es positiva (68%) frente al 23%, mientras que piensan que en general la percepción de la empresa es más negativa (49%) que positiva (43%). Para mejorar esa imagen las empresas piensan que deben perfeccionar la comunicación. La mayor parte de los 700 asistentes al congreso tiene una alta estima por ser empresario. La calificación, sobre nueve, que se dan es de 8,19.

Antes de decidir su voto, los empresarios asistentes al congreso escucharon los datos sobre la competitividad de España y su situación en el ranking mundial, relatados por el profesor Arturo Bris, director del World Competitiveness Center de ID de Lausana, Según Bris, el sistema político español es sólido y cuenta con pilares que garantizan la competitividad a largo plazo, por lo que «ganar la batalla de la competitividad no va a ser difícil, salvo en educación». A su juicio, la educación es una de las principales debilidades de España junto un sector público deficiente, la falta de mentalidad global de las empresas y un sector público contaminante. El profesor Bris reclamó ante estas evidencias un consenso político en educación, que a su juicio es el problema fundamental, y en transformación digital, para lo que también pìdió agilidad a las empresas.

España ocupa el puesto 36 sobre 63 países en el citado ranking, que se basa en los resultados económicos; la calidad del Gobierno, medida en su eficiencia; el sector privado como creador de empleo y las infraestructuras, incluyendo en este parámetro también la tecnología, la educación y la salud. En el primero de ellos, España avanza hasta el puesto 31 y en infraestructuras, al 27, donde queda lastrada por la educación. Sin embargo, retrocede al puesto 38 en eficiencia del Gobierno y al 42 en la eficiancia del scetor privado, sobre todo por el factor empleo.

Fuente: El País