Los años acabados en nueve son maravillosos para las efemérides de internet”, anuncia Jaime García Cantero, director de Contenidos del Foro Retina. Tras los destellos de la performance de Hamill Industries sonó Woodstock, The Beatles, Víctor Jara… “Podríamos tirarnos toda la mañana poniendo canciones del año 69”, afirma. “Hace 75 años, en Harvard, se ponía en marcha el primer ordenador. Hace 25 de Amazon. 20 de la wifi. 15 de Facebook y de la salida a bolsa de Google, y tan solo 10 de WhatsApp”. La nueva edición de la gran cita anual de esta cabecera marca otro cambio de era: la llegada a un entorno postdigital.

Entre las necesidades que se dibujan ahora, la de llevar a cabo una transición ecológica es ya inminente. Y la tecnología puede ayudar en esta labor, «siempre y cuando la utilicemos bien». Así arrancó la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, su intervención en la cuarta edición de Retina LTD, el evento que organiza EL PAÍS con el apoyo de Santander, Telefónica, Abertis, Accenture, Renfe y Prosegur. La sostenibilidad ambiental se está convirtiendo en una prioridad y la tecnología puede ser una aliada para avanzar en este terreno. «Podemos diseñar modelos, seguir nuestros patrones de comportamiento… Poder utilizar el big data para saber cómo actuar es una ventaja», aseguró en una charla con el subdirector de EL PAÍS y director de Cinco Días, Miguel Jiménez.

Según Ribera, los avances están llegando al sector empresarial. Sobre todo en el campo energético. «Ha costado el arranque masivo, algunas empresas estaban acostumbradas a regulaciones estrictas». Aunque también depende del sector. «En agua o energía ha sido más obvio», aseguró. «Se trata de que todo el mundo integre la necesidad de hacer esta transición energética como una variable fundamental. Los consumidores ya valoran las medidas medioambientales, quien no se dé cuenta está cometiendo un error de estrategia». Y añade: «Hacerlo bien en la transición ecológica no está reñido con el desarrollo económico, al revés. Pero introducir todos los cambios no es tan sencillo».

  • Lo que dicen las empresas

También en el 69, Telefónica empezó a poner redes de datos en España. “Somos una compañía casi centenaria. Y algo constante durante todo este tiempo es que siempre hemos estado en la vanguardia”, aseguró María Jesús Almanzor, CEO de Telefónica España. Ahora, el plan del gigante es pasar del cobre a la fibra: ser una compañía tecnológica multinacional, dejando el sector de la voz en una pequeña pieza del engranaje. Pero el cambio va más allá de las nuevas herramientas y de la propia Telefónica. Mucho más está en juego: “el 40% de las pymes no va a estar en cinco años si no se digitalizan, el 85% de los empleos del año 2030 todavía no existen, el 70% de nuestros empleados va a necesitar algún tipo de formación digital para continuar trabajando”.

La asunción de que la transición ecológica es irreversible ha llegado a las compañías, también a las más longevas. “Creemos en el proceso de descarbonización, estamos convencidos de que es el camino que debemos seguir”, admitió Antonio Llardén, presidente de Enagás, durante la mesa dedicada a sostenibilidad ambiental. “A mí me da miedo hablar de objetivos a 2050, no sé qué tecnologías habrá entonces y corremos el riesgo de dormirnos, pero una de nuestras apuestas es ahora el hidrógeno”, subrayó el ejecutivo. Una empresa también energética, aunque con solo ocho años de trayectoria frente al medio siglo de la gasista, ve el cambio todavía más cerca. “Estamos totalmente convencidos de que tener una planta solar fotovoltaica o una batería eléctrica en casa se va a convertir en un estándar de vida tal y como hoy lo es tener un cuarto de baño”, sentenció Carlota Pi, cofundadora y presidenta ejecutiva de Holaluz.

Hay que empezar a olvidar las maratones y empezar a pensar en las sucesiones de carreras de 100 metros»

Jaime García Cantero, Retina

El sector transportes tampoco se queda al margen de esta transición, de la que la ciudadanía ya se siente partícipe. “A mayor sensibilización de la población vamos a tener más demanda, en tanto que emitimos cuatro veces menos dióxido de carbono que los coches y siete menos que los aviones”, indicó Isaías Táboas, presidente de Renfe Operadora. “Calculamos que sacaremos de la carretera unos seis millones de vehículos anuales”, añadió.

El cambio, eso sí, debe resultar sencillo para el consumidor. Pi resaltó que no se puede pretender, como han intentado algunas eléctricas, que el consumidor se convierta en un “gestor energético sofisticado” capaz de poner una lavadora a las 4:00 de la mañana para tener una factura más baja a final de mes. Llardés respaldó esa idea. “Al consumidor hay que dárselo todo resuelto en la medida de lo posible”, espetó.

  • Una cuestión de vida o muerte

Katherine Hamilton, presidenta de 38 North Solutions, instaló enseguida sobre el escenario la urgencia climática que vive la Tierra. «Estamos en una crisis existencial para el presente y futuro de nuestro planeta», aseguró. Pese a esta apelación casi catastrófica, Hamilton abrió pequeños halos de luz con respecto a la transición energética. Según los datos que facilitó, grandes empresas como Google y Apple utilizan un 100% de energías renovables y, en la última década, la producción de los paneles solares y los molinos de viento no tiene comparación posible.

En este contexto, España, que ha conectado más capacidad solar en 2019 que en los diez años anteriores, progresa adecuadamente, pero tiene margen de mejora. Entre las tareas pendientes está descarbonizar la energía y electrificar espacios como la cocina o la calefacción de los hogares. «Hay mucho dinero que está siendo invertido en las cosas erróneas, hay que redirigirlo hacia donde nos interesa. Necesitamos un liderazgo político claro, incentivos, mecanismos de financiación y participación de toda la comunidad». Reducir más aún la producción de combustibles fósiles resulta trascendental, pero para la presidenta de 38 North Solutions todos los países han de incidir en su colaboración. «Tenemos que acelerar todo el sistema y aprender unos de otros. Las políticas públicas actuales son insuficientes para escalar la transición energética», argumentó.

Es importante desarrollar planes de ocupación para la fuerza laboral que se irá retirando de la explotación de combustibles fósiles»

Katherine Hamilton, Foro Económico Mundial

  • El futuro oscuro

Atravesamos momentos de cambios tecnológicos rápidos y, para Carl Benedikt Frey, codirector del programa de Tecnología y Empleo de Oxford Martin School, uno de los más importantes es precisamente este, cómo la tecnología ha influido en el empleo. «No debería haber ninguna duda de que la tecnología acompaña el progreso”. Pero también advierte de que ésta no siempre supone un avance en las condiciones de vida. La capacidad de las máquinas para aprender de los datos y corregir sus errores despierta la amenaza de que muchos de nuestros trabajos puedan ser automatizados. Porque, como recuerda el economista, hemos cometido un error al infravalorar el poder de las nuevas tecnologías. En su opinión, las máquinas no tienen que ser perfectas para quitarnos el trabajo; es suficiente con que lo hagan mejor que nosotros.

Los espacios para disruptir están hoy en el sector asegurador, el fintech, el proptech y el de salud»

Miguel Vicente, Antai Ventures

No obstante, hay una serie de habilidades en las que la inteligencia artificial difícilmente podrá competir con el ser humano. Frey señaló que es complicado que las máquinas nos puedan reemplazar en tareas en las que sea necesaria creatividad y la inteligencia social. Por tanto, advierte que industrias como la administración, el retail o la logística, donde estas capacidades no son del todo imprescindibles, pueden correr un riesgo mayor frente a la automatización del empleo.

  • Soluciones políticas a problemas socioeconómicos

El economista José Carlos Díez coincide con Frey en el riesgo al que se enfrenta la sociedad con la automatización del empleo y añade que donde puede tener un impacto mayor es en las regiones donde la mayoría de empleos son de baja cualificación. “Hay una parte de la población que está en riesgo; deberíamos invertir más en programas de formación continua”, señaló. Antonio Cortina, director adjunto del Servicio de Estudios Corporativos del Grupo Santander, advirtió de un problema paralelo: el incremento en la desigualdad de los ingresos, que tiene un efecto añadido: hay un segmento poblacional que no es capaz de desarrollar su potencial, e insiste en la misma solución. “Para asegurar que el crecimiento social sea inclusivo es necesario hacer un seguimiento formativo”.

Mantener a los empleados formados para plantar cara a la IA es importante, pero también lo es saber qué sectores están despegando. El peligro no es solo para las pequeñas y medianas compañías que copan el tejido empresarial del país desde tiempos inmemoriales. Las recién llegadas —en forma de startups— se enfrentan a dificultades para alcanzar rondas mayores de financiación. “La inversión media de los fondos de capital riesgo está muy por debajo de la media europea”, señala Miguel Vicente, presidente de Antai Venture Builder y Barcelona Tech City. Vicente, que ha pasado por emprendimientos de la talla de Wallapop y Glovo, considera que «los espacios para disruptir están hoy principalmente en el sector asegurador, el fintech, el proptech y el de salud”, prescribió.

Miguel Vicente en un instante de su conversación con Jaime García Cantero

Pero la tecnología también trae ciertos problemas de magnitud internacional, como la desinformación y la intrusión electoral. “Deberíamos centrarnos en entender cómo deberíamos manejar la información con el ciudadano cuando éste se informa o desinforma a través de agentes con intereses que ni siquiera vienen del país en el que están influyendo”, criticó Susana Malcorra, exjefa de gabinete de la Secretaría General de la ONU y exministra de Relaciones Exteriores de Argentina, en referencia a plataformas como Facebook con sede en EE UU. “La política no está entendiendo la magnitud de este fenómeno”.

A esto se unen los conflictos geopolíticos que llevan sucediéndose en los últimos meses. Según Díez, con la globalización, Europa ha perdido competitividad en ciertas industrias, lo que puede llevar a una época complicada. “Hay sectores de la economía donde hay muchas oportunidades, pero, en conjunto, 2020 va a ser un año complicado”, advirtió. Cortina va más allá y comenta que, si el duelo entre EE UU y China sigue escalando, Europa podría tener que elegir entre ponerse de uno u otro lado porque no tendría fuerza para ser completamente independiente.

  • Inteligencia artificial para bien y para mal

Carreras en Medicina, Arquitectura… Podemos discutir cómo se van a modificar, pero es un hecho»

Omar Hatamleh, Infinity Institute

China es el país rey de la inteligencia artificial, la misma que está automatizando empleos y que nos obliga a seguir formándonos para no quedarnos sin trabajo. La misma que está generando conflicto mundiales. Parece entonces necesario reflexionar sobre ella y sobre lo que nos deparará en los próximos años. Omar Hatamleh, director ejecutivo del Infinity Institute y exdirector de Innovación en ingeniería de la NASA, citó este martes datos muy llamativos de Boston Consulting: el mercado de los robots va a valer 70.000 millones en 2025. No solo competimos con estas máquinas desde un punto de vista manual: «También desde el punto de vista intelectual”, avisó.

Hatamleh puso de manifiesto tres pilares: la complejidad de los algoritmos, la potencia de los ordenadores y el big data. “Tenemos una gran cantidad de datos que nos dan la posibilidad de avanzar realmente”. En su opinión, «lo bueno de la inteligencia artificial es que podemos poner en práctica el aprendizaje colectivo, lo que hace a las máquinas cada vez más efectivas y eficientes”.

Omar Hatamle, de Infinity Ventures, durante su intervención

Este cambio afectará a nuestro consumo. En su opinión, en un futuro nos limitaremos a comprar modelos y a imprimirlos en casa, lo que puede incluir, incluso, la comida. Sin embargo, recordó que el ratio de fracasos es muy alto, así que recomendó correr “riesgos moderados”. El directivo ensalzó aspectos que, a priori, pueden resultar contradictorios: la inestabilidad es positiva, el fracaso es una opción valiosa si se extraen enseñanzas, el pensar de forma distinta es la única forma. Citó en este sentido a Albert Einstein: “Si todos pensamos igual, estamos todos equivocados”.

Para sacar lo mejor de la inteligencia artificial, es necesario imprimir en ella conciencia y responsabilidad, esta es al menos la opinión del filósofo Eric Sadin. «Los asistentes virtuales nos acompañan continuamente en nuestras vidas y, aunque siguen siendo erráticos, analizan nuestros comportamientos, nos proponen y sugieren lo que debemos hacer», explicó Sadin. Teniendo esto en cuenta, el filósofo señaló la necesidad de que sean responsables, ya que van a influir en multitud de decisiones humanas. «La sofisticación de la IA permite abrir un campo nuevo a las empresas comerciales e interpretar los comportamientos en tiempo real». Y aseguró: «Creo que nunca hemos dicho tantas tonterías en relación a un fenómeno tan determinante como la inteligencia artificial: va a afrontar problemas sociales, y es necesario cambiar su estatus para que no sea capaz solo de indexar y analizar, sino de evolucionar».

  • Nuevos espacios

Una de las previsiones más novedosas de la mañana fue la de Nacho Martín, director de diseño de Fjord, que aseguró que «la próxima frontera para interactuar con los contenidos digitales será el entorno de los espacios». Es decir, pasar de utilizar el móvil a utilizar los espacios que nos rodean. Es una propuesta no libre de hándicaps. «Si hoy encontramos críticas por estar conectados a un móvil, qué pasará cuando sean los espacios los que nos observen y con los que interactuemos», se planteó Martín. «Se tratará de una interfaz en 360 grados con la que podremos relacionarnos. Esto implica poder tener interacciones en un espacio compartido, con otras personas e incluso con el medio ambiente. La interacción no será tan aislada como con el móvil».

Martín ejemplifica su punto de vista poniendo el arte como ejemplo. Con él, los espacios pueden ser escalables y adaptables a las funcionalidades necesarias. Esta concepción enfrenta lo público y lo privado, y pasarán de ser callados a hablar: podrán saludarte cuando entres o incluso ser transmisores de conocimiento. «Pretendemos que la tecnología casi desaparezca, que haga posible la interacción pero que sea transparente a la hora de interactuar con los contenidos digitales» aseguró Martín. Pasar de la tecnología conectada a las experiencias conectoras.

Ave, Jaime García Cantero
Katherine Hamilton durante su intervención

Transformación de un hospital

Manel del Castillo, director gerente del Hospital Sant Joan de Deu, lo tuvo claro desde el principio: al hablar de las primeras decisiones que tomó cuando entró en la organización comentó que optaron «por la tecnología, la alta complejidad y la especialización».

Tras esta primera etapa, llegó la crisis y, con ella, una nueva decisión: «Este no es un cambio circunstancial, sino de paradigma, y nos encontramos con un dilema: volver atrás y recortar gastos o incrementar ingresos. Por eso nos abrimos al mercado internacional».

Y lo hicieron: en 2012, tenían 12 pacientes internacionales. Ahora reciben diez peticiones… al día. «La innovación ha sido importante, pero la clave han sido las personas», asegura. Hay tres elementos: el talento, el compromiso y la compasión, «y esto ha sido un hallazgo que desconocíamos al comienzo».

Del Castillo explicó a su vez que ha puesto en marcha mucha «innovación organizativa», instaurando un modo de funcionamiento horizontal y creando unidades alrededor del conocimiento. Además, han rediseñado los procesos en torno a la «experiencia del paciente, cocreando muchos servicios conjuntamente con las familias». El tercer elemento ha sido la transformación digital para un proyecto llamado Hospital Líquido, que venía a decir que los flujos tienen que estar más allá de las paredes, lo que les ha llevado a crear servicios como el portal del paciente o la atención en redes. «Tenemos 60.000 contactos, y la mayor parte proviene de fuera de España».

Fuente: El País