El Tesoro español logró un éxito arrollador la semana pasada en la emisión sindicada con la que captó 15.000 millones a 10 años. Nunca antes un emisor había logrado vender tanta deuda en una colocación privada ni con tanta demanda. La búsqueda de rentabilidad fue el motor que disparó las peticiones, que rozaron los 100.000 millones, en un momento en que la Bolsa da la espalda y en el que la solidez y la liquidez de la deuda soberana son cada vez más apreciadas.

Pero los meses venideros no prometen ser un camino de rosas para la financiación del Tesoro español, que va a tener que intensificar a gran velocidad sus emisiones de deuda en un año en que el déficit público podría dispararse al 10% y en el que va a encontrarse en el mercado con la dura competencia de tantos otros gobiernos soberanos e instituciones supranacionales. Todos ellos con la misma tarea, la de captar recursos con los que hacer frente a una crisis sin precedentes, que va a disparar el gasto público y a dejar por los suelos la recaudación.

Ante ese nuevo escenario, la banca española reconoce que va a tener que participar con más intensidad de lo visto hasta ahora en las emisiones de deuda del Tesoro y, ante las dificultades de mercado que puedan surgir, ser de nuevo un apoyo decisivo para cubrir las necesidades de financiación del Estado. “Es una cuestión aún muy incipiente pero ese momento llegará. Tendremos que asumir un papel más activo”, reconocen fuentes de una gran entidad financiera española, en la que auguran, si no una implicación en las compras de deuda pública española a la altura de lo visto durante la crisis de deuda soberana de 2012, sí una participación en las subastas muy superior a la actual.

Tenencia en mínimos

De hecho, la tenencia de deuda soberana de deuda pública está en mínimos. Su peso sobre el total, de apenas el 13,82% según los últimos datos del mes de enero, es el más bajo desde 2002, fecha hasta la que retrocede la serie histórica que facilita el Tesoro. Queda así muy lejos del 30,6% que llegó a alcanzar en 2012. Y el volumen de deuda soberana en manos de la banca nacional, por 135.822 millones de euros, también ha retrocedido a niveles de 2010, en los albores de la anterior crisis. La banca española ha aprovechado en los últimos años para hacer un valioso acopio de plusvalías en su cartera de bonos al tiempo que crecía el apetito del inversor extranjero por la deuda pública nacional, un interés que quedó consolidado con las mejoras de rating de 2018.

El total de deuda pública en manos de la banca doméstica está en niveles de 2010. El margen del sector para elevar su cartera es un valioso colchón para el Tesoro

“A 12 meses vista, el Tesoro español tendrá que emitir unos 280.000 millones de euros. Y no solo necesita financiarse España, muchos soberanos saldrán al mismo tiempo y eso será una fuerte presión para el mercado de deuda”, explica Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, quien aun así ve a finales de año a la prima de riesgo española “más cerca de los 100 puntos básicos que de los 150”.

Fuentes del grupo de entidades que dirigieron la emisión sindicada de la pasada semana añaden que el Tesoro bien podrá plantearse una nueva emisión extra en semanas venideras, con toda seguridad antes del verano. Aunque en esta nueva ocasión el Tesoro español se podría encontrar un mercado un poco más exigente y que reclame ya más visibilidad en cuanto a las previsiones oficiales del Ejecutivo para la evolución del PIB y del déficit público. “El Tesoro deberá ser más persuasivo y transparente ante los inversores”, avisan.

El Tesoro cuenta con el preciado respaldo del BCE y su poderoso programa de compras de deuda para garantizar un coste de financiación asumible, aunque más caro que el previo a la pandemia. Pero el BCE no adquiere esos bonos soberanos directamente en las subastas sino de forma mayoritaria ya en el mercado secundario, lo que hará necesaria su colocación inicial entre inversores privados. “España, como Italia, tiene un colchón de demanda muy importante entre la banca doméstica”, añaden desde uno de los principales creadores de mercado.

Fuente: El País