Probablemente el acuerdo del Gobierno de Boris Johnson con la Unión Europea acabará ratificándose. Pero no es seguro; puede que embarranque, quizá aún para peor. Pero si vuela, sabemos ya que será más dañino, para británicos y europeos, que la situación actual. Y que nos perjudicará a todos más que el anterior y frustrado pacto de Theresa May.

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¿Por qué? Porque aunque no se ha concretado al milímetro cómo será la futura relación bilateral tras el periodo de transición que probablemente se inicie en enero, la declaración política —ya acordada— que la prefigura pinta peor que la anterior de May. Donde decía que el comercio bilateral de mercancías debía ser “tan cercano como sea posible”, se limita ahora a apuntar la vaguedad de que sea “ambicioso”.

Y donde había un compromiso de “alineamiento dinámico” de las “reglas del juego” económicas, ahora apenas se percibe una voluntad de “no regresión”, como subraya el análisis de The Institute for Government británico. Pues bien, eso tiene traducción en cifras. Disponemos ya de dos estudios (también británicos) sobre el impacto del nuevo Acuerdo de Retirada.

El más madrugador calculó, cuando aún se estaba fraguando, que la caída del PIB per capita propiciada por el pacto entonces en ciernes sería para el Reino Unido del 6,4%; cuando el de May procuraba una pérdida menor, del 4,9%. Y quedaba el pronóstico de un desplome del 8,1% para el caso de un Brexit sin acuerdo (The UK in a changing Europe, 13 de octubre).

Ese laboratorio de ideas estimó también el daño al bienestar de los europeos: muy inferior. Anticipaba para los irlandeses una pérdida de producto per capita muy parecida a la británica. Y “entre cinco y diez veces menor” para la mayoría de los otros 26 países socios. España sería el cuarto menos dañado, con una mínima reducción de apenas una décima.

Y ello, pese a la intensidad de nuestras relaciones comerciales bilaterales con el Reino Unido. Que es el tercer país receptor de nuestras exportaciones de bienes y servicios; el sexto en la lista de quienes más importamos, y el primero de la inversión directa española en el exterior.

El otro estudio se publicó anteayer. Calcula que el PIB global (no per capita) del Reino Unido se encogerá en un 3,5% “perpetuamente” en la próxima década, desde que se ejecute el Brexit, en comparación con su estatuto de miembro de la UE. Y estima que desde el referéndum de 2016 ha perdido ya un 2,5% del tamaño que tendría, sobre todo por culpa de la caída de la inversión exterior, de un 15%. No incluye datos sobre la UE.

Los trabajos anteriores, del FMI, son del verano pasado. En la última (The long-term impact of Brexit on the European Union, 10-8-2018), el impacto negativo de una salida pactada y con acuerdo comercial sobre Europa alcanzaría un mínimo de ocho décimas (y el doble sin acuerdo). Una cifra muy notable.

Fuente: El País