IBM ha decidido coger el toro por los cuernos ante la necesidad que tenía de diversificar su negocio de hardware y de consultoría, y sobre todo de no quedarse atrás en el negocio de la nube, y este domingo anunció que compra Red Hat por 34.000 millones de dólares, la mayor adquisición de su historia y también la tercera compra más grande en la historia de la tecnología en EE UU, excluyendo la fusión de AOL-Time Warner.

Con esta transacción, la presidenta y consejera delegada de IBM, Ginni Rometty, deja clara la fuerte apuesta del gigante azul por el mercado del cloud computing, que hoy mueve 15.000 millones de dólares, con un crecimiento del 51%. “La adquisición de Red Hat es un cambio de juego. [La operación] cambia todo sobre el mercado de la nube”, ha dicho la directiva.

Habrá que verlo, pero la apuesta es importante. Un movimiento brillante sobre el papel si quiere alcanzar a Amazon y Microsoft, que se le han adelantado en los últimos años en el negocio de proporcionar poder de cómputo y software bajo el modelo de pago por uso. Y también para frenar a Google y Alibaba, que vienen pisando fuerte en este mismo terreno. Según Gartner, Amazon lidera el negocio mundial de infraestructura en la nube con un 51,8% de cuota de mercado; IBM apenas tiene un 1,9%.

Como sostiene Enrique Dans, profesor de Tecnologías de la Información del IE Business School, la compra de Red Hat tiene todo el sentido del mundo para IBM, porque responde de manera coherente a su estrategia de abandonar el hardware y centrarse en servicios de valor añadido para empresas, servicios que le permitan cobrar unas cuotas regulares. “Red Hat es una compañía que no solo hace esto muy bien, sino que, además, es todo un símbolo dentro del mundo del código abierto, el sólido cimiento de los sistemas de cada vez más compañías”, dice este experto. “La especialización de Red Hat en nubes híbridas, su garantía total de interoperabilidad y la posibilidad de darle mucho más alcance gracias a la operativa de marketing de IBM hacen que una operación así tenga mucho sentido”, insiste.

La operación está prevista que se cierre en la segunda mitad de 2019 y, si todos los astros se alinean, la compañía resultante tiene muchas papeletas para convertirse en un gran competidor en el ámbito del cloud computing corporativo, en el que muchas compañías muestran recelos con respecto a otros grandes competidores como los ya citados, “pues se apoyan en muchos casos”, como señala Dans, “en piezas de software y servicios propietarios que se convierten en obstáculos a la hora de migrar los datos, y actúan como una forma de cautividad. Hay quien afirma que una operación así convierte a IBM en “la Suiza de la nube”, en la mejor oferta neutral, capaz de integrarse con cualquier cosa, incluidos esos competidores”.

La operación responde a su estrategia de abandonar el hardware y centrarse en servicios de valor añadido para empresas que le permitan cobrar cuotas regulares

En este punto, conviene, no obstante, recordar que Amazon por ejemplo, hoy líder en nubes híbridas, está trabajando con VMware, que también trabaja con todos los demás, según recuerda el analista Jaime García Cantero, que cree que IBM será fuerte en el segmento de grandes empresas, “aunque no tendrá fácil alcanzar a sus rivales que ahora mismo le sacan bastante ventaja”.

La compra de Red Hat forma parte de los esfuerzos que está haciendo IBM desde hace tiempo por revivir un gigante tecnológico con 107 años de historia (también ha apostado por la inteligencia artificial y las herramienta analíticas).

IBM y Red Hat llevan años colaborando con lo que conocen muy bien sus respectivas culturas corporativas, algo que debería ayudarles a que su fusión sea un éxito. Hay que recordar que el software libre no es una novedad para IBM, pues si la empresa del sombrero rojo es la segunda compañía en contribuciones a Linux, el gigante azul es la cuarta.

“Entre ambas, han contribuido más a Linux con dinero y con horas de desarrollo que ninguna otra compañía en el mundo. Así que no se trata de que IBM descubra el software libre, sino de que se reoriente para volver a su núcleo fundamental, el software y los servicios corporativos, en lugar de obsesionarse con facturar horas de consultoría y con un programa de inteligencia artificial que, a pesar de las demostraciones de marketing, nunca llegó a ser capaz de situar como puntero dada la velocidad y dinamismo con la que se mueve ese ámbito”, opina Dans.

¿Y el precio? ¿Le sale demasiado cara la operación a IBM, que pagará 190 dólares por cada título de Red Hat, una prima del 63% sobre el cierre del precio de la acción del viernes? Los precios en este tipo de operaciones nunca son excesivos o baratos, depende de la hoja de ruta que venga después. “Si IBM es capaz de apalancarse en el management menos tradicional de Red Hat, consigue suplementar la oferta de la compañía con su maquinaria de marketing y refuerza su posición de cara al mercado del software corporativo, el precio habrá estado muy bien pagado y no habrá nadie que lo discuta. Si Red Hat se diluye dentro de IBM y pierde parte de su esencia mientras IBM se empeña en intentar facturar horas de consultoría en los proyectos de integración resultantes, habrá sido una inversión absurda”.

Para García Cantero, la adquisición es cara, pero en el mercado no había muchas más opciones “así que esta compra era la única manera que tenía IBM hacerse fuerte en la gestión de servicios de cloud híbridos y no quedarse descolgada de los líderes”. Lo que parece claro es que la transición de las compañías al software libre y a la nube no está terminada aún (como demuestra la reciente compra de GitHub por parte de Microsoft por 7.500 millones de dólares), que aún quedan muchas compañías por llevarla a cabo, y que IBM puede ahora intentar hacerse con una parte significativa de ese mercado.

Algunos datos a tener en cuenta…

  1. IBM planea utilizar efectivo y deuda para llevar a cabo la adquisición de Red Hat. A final del tercer trimestre, IBM tenía 14.700 millones en efectivo.
  2. El gigante azul tiene intención de suspender su programa de recompra de acciones en 2020 Y 2021 para ayudar a pagar la operación.
  3. IBM defiende que la compra supondrá un incremento en el flujo de caja y márgenes brutos dentro de 12 meses, «acelerando el crecimiento de ingresos e impulsando un dividendo sólido y creciente».
  4. Moody’s ha puesto en revisión la nota A1 de IBM debido a que la adquisición le obligará a elevar de firma «sustancial su apalancamiento. La agencia de calificación cree que la compra de Red Hat «rompe con la filosofía de IBM de realizar pequeñas compras con riesgos limitados». Antes había comprado otras como Lotus, Cognos, Rational e Informix.
  5. Red Hat, fundada en 1993, reportó 2.900 millones de dólares de ingresos en su último año fiscal concluido el pasado febrero. Los analistas esperan que IBM registre 79.750 millones de dólares de ingresos y unas ganancias ajustadas de 13,80 dólares por acción, según S&P Global Market Intelligence. En 2011, la firma obtuvo unos ingresos de 106.920 millones y ganancias por acción de 13,44 dólares por acción.
  6. IBM, fundada en 1911, planea retener a todos los empleados de Red Hat, unos 12.600. El gigante azul suma en la actualidad una plantilla de 370.000 empleados.
  7. Red Hat, con sede en Raleigh (Carolina del Norte), operará como una unidad independiente dentro del equipo de Nube Pública de IBM. Red Hat, que seguirá liderada por su CEO actual Jim Whitehurst, proporciona a IBM un sistema operativo estrella, Red Hat Enterprise Linux, y un nuevo producto llamado Opel Shift, clave en el entorno cloud.
  8. En España, IBM facturó en el último año 1.890 millones de euros, un 5% más que en 2016. La filial, presidida por Marta Martínez, emplea a unos 7.000 trabajadores. Por su parte, Red Hat, capitaneada en España por Julia Bernal, emplea a unas 140 personas. En 2017, la firma superó los 22 millones de facturación en el país, 8 millones más que un año antes, y obtuvo más de un millón de euros de beneficio.
  9. Las acciones de IBM cayeron un 4%, aunque en los primeros compases de la sesión, llegaron a perder un 5% en la Bolsa estadounidense. 

Fuente: Cinco Días