Afectada por los tipos de cambio, la cifra de negocios de Grifols se mantuvo estancada en los tres primeros trimestres del año, situándose en los 3.263,9 millones de euros. No siguieron esa tendencia los beneficios netos, que crecieron un 8,5%, colocados en los 468,3 millones de euros, gracias a su división Bioscence, la principal pata de su negocio, que tiró gracias al crecimiento de la demanda de proteínas plasmáticas (inmunoglobulina, albúmina y alfa 1 antitrispsina) un 9,5% en el tercer trimestre.

El área de diagnóstico se situó en 517,7 millones de euros, afectada por los tipos de cambio, que impactaron reduciendo el negocio un 4,9% respecto a hace un año. Las áreas hospitalaria y de Bio Supplies dieron al grupo unos ingrsos de 85,7 millones y 77 millones de euros, respectivamente.

La compañía admite que sus esfuerzos para abastecerse de plasma, objetivo marcado en su plan estratégico, están afectando a su Ebitda subyacente. Durante el tercer trimestre, la compañía amplió su red de centros de obtención de plasma con la adquisición de 24 centros en Estados Unidos. Cuenta con 250 entre Estados unidos (215) y Europa (35).

Fruto de ese esfuerzo, la deuda de Grifols ha crecido hasta los 5.781 millones de euros y el ratio de deuda financiera neta sobre Ebitda ha pasado de un múltiplo de 3,96 hace un año al actual 4,58. La liquidez de la compañía se ha visto reducida a unos niveles importantes: de 886 millones a 582 millones al cierre del pasado septiembre, un 34% menos.

Tras conocerse los resultados, los títulos de la compañía han crecido un 0,12%. Las acciones se encuentran en una franja alta de valoración después de que hace una semana Grifols presentara unos resultados preliminares sobre su proyecto AMBAR para tratar el Alzheimer con el uso de albúmina, que habrían demostrado una «significativa ralentización» en pacientes que padecen la enfermedad de forma moderada.

Fuente: El País