Fabricar el coche del futuro cuesta mucho dinero. La táctica de los viejos titanes de la industria de la automoción es hacer piña para compartir costes y ganar escala en la carrera por recortar distancias lo más rápido posible con Tesla, el rival que marca el paso desde Silicon Valley. Ford Motor y Volkswagen deciden así ampliar su alianza transatlántica con un acuerdo para intercambiar tecnología para el desarrollo del coche eléctrico autónomo a través de Argo AI.

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Es el secreto peor guardado en la industria. La colaboración entre dos de los mayores fabricantes del mundo se anunció en enero. Se concentraba en vehículos comerciales, como camionestas y furgonetas. Ahora lo que hacen llevarla más allá. VW va a compartir con Ford su plataforma y arquitectura para el desarrollo de coches eléctricos, mientras que el grupo estadounidense abre la puerta a la alemana para que se convierta en el segundo inversor de peso en Argo AI, una firma dedicada a sistemas de conducción autónoma.

VW procede así a inyectar 2.600 millones de dólares en la compañía emergente de Pittsburg. Lo hace a través de una combinación de capital y de activos. En la práctica, la filial del fabricante estadounidense absorbe el equipo de Autonomous Intelligent Driving para crear la plataforma conjunta. Eso permitirá a Argo AI probar y lanzar su tecnología en Europa. El fabricante alemán acaba de romper en junio un acuerdo similar con Aurora, que ahora trabaja con Fiat Chrysler. La alianza les permitirá, por tanto, acelerar la introducción de sus primeros vehículos autónomos.

Jim Hackett, consejero delegado de Ford Motor, y Herbert Diess, consejero delegado de Volkswagen, presentaron los detalles de la alianza en un evento conjunto en un hotel en Wall Street, a pocos metros del parqué de Nueva York. Por darle dimensión, las dos compañías tienen una producción combinada de 17 millones de vehículos a escala global, lo que equivale al 21% del mercado. “Compartimos la misma visión”, dijo el ejecutivo de Ford, “el coche autónomo va a abrir toda una nueva industria”.

Hackett asegura que Argo AI se va a convertir así en la mayor plataforma para desarrollar el coche eléctrico autónomo. «Solo habrá unos pocos ganadores al crear las plataformas del futuro» afirma, «por eso no podemos llegar tarde». La operación se cerrará durante la primera mitad de 2020, por lo que empezará a funcionar en 2021. «El cambio de era no va a suceder como cuentan en los comics», bromea, «es un proceso». Diess insiste que la ambición es liderar esta era de cambio.

Las alianzas permiten compartir costes sin tener que embarcarse en un complejo proceso de fusión, lo que les permite seguir funcionando como compañías independientes. General Motors hizo algo similar el año pasado que Honda Motor, con la compañía japonesa invirtiendo 2.750 millones en Cruise Automotion. Google, a través de la filial Waymo, trabaja con Jaguar Land Rover y Fiat Chrysler. La tecnológica cuenta con una ingente chequera para invertir, como Apple.

La colaboración se anuncia justo cuando Ford Motor está inmersa en un proceso de reestructuración de su negocio en Europa, en el que contempla el despido de 12.000 empleados. La intención del proceso de transformación del grupo estadounidense es concentrarse más en las nuevas tecnología de movilidad. Con este propósito creó el pasado año la filial Ford Autonomous Vehicles y se comprometió a invertir 4.000 millones hasta 2023. Argo AI, que adquirió en 2017, forma parte de esta división y ya hace pruebas en cinco ciudades estadounidenses utilizando el Ford Fusion.

Volkswagen, por su parte, se comprometió a destinar más recursos a la electrificación de sus vehículos en EE UU tras verse obligada a dejar de vender coches con motores diésel por el escándalo de las emisiones. Al compartir sus plataformas, por tanto, los dos fabricantes no solo se consiguen ahorros en un momento en el que las ventas empiezan a moderarse. Además ganan escala para la producción en masa de los nuevos vehículos autónomos eléctricos. «Lo hará todo más simple y menos costoso», explica Diess, «eso acelerará el proceso de introducción de nuevos modelos».

Los dos fabricantes, en todo caso, operarán el negocio de vehículos autónomos por separado, pese ambas utilizarán los sistemas de Argo y compartirán datos para el desarrollo de nuevos productos. Tampoco compartirán los ingresos que generen con las ventas de los nuevos coches. «Seguiremos siendo competidoras», apunta Hackett. La operación ayudará en paralelo a Ford Motor a cumplir los nuevos requerimientos medioambientales en Europa, más estrictos que en EE UU. “Este cambio estructural marcará la diferencia en la lucha contra el cambio climático”, concluye Diess.

Fuente: El País