El grupo Fiat Chrysler y el grupo francés PSA, fabricante de vehículos Peugeot, mantienen conversaciones para tantear una posible fusión entre las dos empresas, según adelantó ayer el diario The Wall Street Journal. Según indicó una fuente conocedora de la operación, el acuerdo crearía un gigante del motor valorado en 50.000 millones de dólares (45.000 millones de euros al cambio).

Una de las posibilidades que las dos partes están analizando en estos momentos pasaría por una fusión de iguales, al 50% cada una. De esta forma, el presidente ejecutivo de PSA, Carlos Tavares, encabezaría al fabricante de automóviles resultante de la combinación, ocupando el cargo de consejero delegado. Por su parte, John Elkann, que preside el grupo FCA y hombre fuerte de la familia Agnelli, que controla el fabricante italoamericano, asumiría la presidencia en la nueva compañía.

Según las fuentes citadas, las conversaciones en estos momentos se mantendrían de manera “fluida” y se contemplan todas las posibilidades para culminar la operación. No obstante, también señalaron que no hay garantía de que se acabe llegando a un acuerdo final.

Después de darse a conocer las negociaciones, los títulos de FCA, que cotiza en el Nasdaq de Nueva York, cerraron con una subida del 7,56% hasta los 14,23 dólares. Otorgando a Fiat una capitalización de 28.125 millones de dólares.

El pasado mes de mayo FCA ya intentó una fusión con Renault. La compañía italoamericana había planteado una fusión a partes iguales para crear un nuevo gigante del motor que tendría una valoración de unos 34.000 millones de dólares (30.600 millones de euros al cambio). Sin embargo, acabó retirando su propuesta debido a la tardanza de Renault en aceptar la operación y también por las reticencias del Estado francés (que posee el 15% de la compañía) y de Nissan (principal socio de Renault en la Alianza).

El gobierno francés indicó que cualquier recorte de empleo derivado de la combinación de negocios debía producirse fuera de Francia. En ese sentido, también se pronunció el Estado italiano, que no tiene participación en FCA (el mayor accionista es la familia Agnelli con un 28,98%). El primer ministro italiano, Matteo Salvini indicó que la propuesta podía ser una buena noticia para Italia si ayudase a que FCA pudiera crecer, pero “es crucial mantener los empleos”

Pero el mayor escollo que encontraron los italianos para que su propuesta llegase a buen puerto fueron las reticencias de Nissan, el principal socio de Renault en la Alianza, en la que también está Mitsubishi como hermano pequeño de ambas. La compañía asiática no era indispensable para que se aprobase la fusión (Nissan posee el 15% de Renault, aunque sin derecho a voto), pero el Estado francés quería conseguir el beneplácito de los japoneses para llevar a cabo la operación. Nissan consideraba que la fusión desestabilizaría el equilibrio de fuerzas en la Alianza.

Otro punto conflictivo era la valoración de Renault y de FCA. La propuesta de unión era 50/50, en relación de igualdad, pero FCA tiene una valoración de unos 18.000 millones de euros, mientras que Renault vale 16.000 millones. FCA apostaba por dar un dividendo a sus accionistas de 2.500 millones, para compensar ese desfase de valores. Pero el Ejecutivo francés argumentó, que aunque Renault vale menos, su situación financiera es mejor. A su vez, los medios italianos adelantaron que Francia también quería un dividendo extraordinario para los accionistas de Renault.

Por último, uno de los puntos que estaban en discusión era quién iba a ser el encargado de dirigir a este gigante del motor. FCA proponía que fuese John Elkann, presidente de la empresa italoamericana. Le Maire puso en duda que finalmente fuera Elkann el designado para esa función y dijo que “forma parte de la discusión”.

Otra exigencia de Francia era que la empresa que resultase de la fusión participase del plan francoalemán para crear un consorcio europeo de baterías eléctricas.

Fuente: Cinco Días