Esta vez las negociaciones han ido viento en popa, sin sobresaltos ni sorpresas de última hora. Y el sí quiero ha sido rápido. Fiat Chrysler y PSA han firmado “acuerdo de acercamiento vinculante” que llevará a su fusión al 50% y su transformación en el cuarto grupo mundial automovilístico en volumen, según han anunciado ambas compañías en un comunicado conjunto.

La fusión total no se completará hasta dentro de 12 o 15 meses, pero los objetivos ya están trazados y no incluyen grandes sorpresas sobre lo planeado y anunciado gradualmente en las escasas semanas que han pasado desde que las automotoras confirmaron por primera vez que estaban negociando su fusión, a finales de octubre, tras el fracaso del acercamiento entre la ítalo-americana Fiat-Chrysler (FCA) y la también francesa Renault.

“La nueva entidad tendrá el liderazgo, los recursos y el tamaño que le permitirán estar en la primera línea de la nueva era de la movilidad duradera”, subraya el comunicado conjunto. Con la unión de fuerzas, la nueva entidad confía en asentarse cómodamente en sus mercados “clave” —Europa, Norteamérica y América Latina— y, a la par, “redefinir la estrategia en las otras regiones”.

Con una venta anual de 8,7 millones de vehículos, la nueva entidad será el cuarto constructor mundial de automóviles en volumen, por detrás de Volkswagen, Toyota y General Motors. Será además la tercera en volumen de negocios, aseguran FCA y PSA, con casi 170.000 millones de euros de ingresos por ventas de las marcas de las dos compañías: Fiat, Alfa Romeo, Chrysler, Citroën, Dodge, DS, Jeep, Lancia, Maserati, Opel, Peugeot y Vauxhall. Las empresas calculan un resultado de explotación de más de 11.000 millones de euros, con un margen operativo de 6,6%. En total, Fiat-Chrysler y PSA emplean a más de 400.000 personas en todo el mundo.

Los responsables de la fusión esperan que esta genere unas “sinergias” que permitirán el ahorro de 3.700 millones de euros “sin el cierre de ninguna fábrica ligado a esta transacción”.

“Nuestra fusión constituye una oportunidad formidable de asumir una posición más fuerte en la industria del automóvil en momentos en que buscamos consolidar la transición hacia una movilidad limpia, segura y duradera”, dijo el presidente del directorio de PSA, Carlos Tavares. Tal como se había anunciado en octubre, el portugués será el director general durante los primeros cinco años del nuevo grupo, que tendrá sede holandesa y cotizará en las Bolsas de París, Milán y Nueva York. Tavares también formará parte del consejo de administración de 11 miembros que presidirá John Elkann, actual cabeza del grupo ítalo-americano como heredero de la familia fundadora de Fiat, los Agnelli.

La fusión cuenta con el visto bueno del Gobierno de Emmanuel Macron. El acuerdo es “una muy buena noticia para Francia, para Europa y para nuestra industria automovilística”, dijo el ministro de Economía, Bruno Le Maire, quien se felicitó por la “creación de un campeón europeo (…) para responder a los desafíos de la movilidad duradera”. No obstante, advirtió, el Estado francés, que es accionario de PSA, permanecerá “vigilante” para que se cumplan los compromisos adquiridos durante las negociaciones, especialmente la “preservación de la huella industrial en Francia, la localización de los centros de decisión y la confirmación del compromiso del nuevo grupo para la creación de una filial industrial europea de baterías eléctricas”.

A pesar del visto bueno generalizado a la operación, todavía quedan dudas por resolver, apunta Les Echos. El diario económico francés señala especialmente que no se habla de qué pasará en materia de gobernanza cuando pasen los cinco años previstos de mandato de Tavares ni, tampoco, “la forma en que se tratarán las espadas de Damocle jurídicas que planean sobre FCA por parte del fisco italiano o de la competencia estadounidense General Motors”. El gigante norteamericano presentó a finales de noviembre una demanda por corrupción contra Fiat-Chrysler por un “patrón de corrupción de varios años que FCA usó para quebrantar la integridad del proceso de negociación colectiva y causar daños sustanciales a GM”, según la compañía demandante.

Fuente: El País