El crecimiento de las ventas de Facebook se ralentizó en el tercer trimestre. Combatir ese y otros problemas significa gastar más, lo cual podría afectar tanto a los ingresos como a los beneficios, y forzar a Mark Zuckerberg a precipitarse.

En julio se advirtió de que el ritmo de gasto de los anunciantes, que supone casi todos los ingresos de la red social, se desaceleraría durante el segundo semestre. Sus acciones han caído casi un 35% desde entonces, lo que la convierte en la peor opción entre sus principales pares tecnológicos: Amazon, Apple, Netflix y Alphabet. No debe sorprender que los ingresos hayan subido un 33% en el último trimestre, frente al 47% del mismo periodo de 2017.

Puede que esta tasa haya llegado para quedarse. La empresa está enfrascada en diversos conflictos: Zuckerberg se ha comprometido a limpiar su red de noticias tóxicas mientras lucha contra los reguladores deseosos de frenar el uso de los datos de sus miembros. El resultado probable es una caída de usuarios, como le está pasando a Twitter. El número de usuarios activos diarios de Facebook se mantuvo estable en Norteamérica y cayó en Europa respecto al trimestre anterior. Si pierde clientes, pierde también poder de fijación de precios con los anunciantes. Eso ya se está filtrando en el margen operativo, que bajó al 42% desde el 50% del tercer trimestre del año pasado.

Supongamos que las cosas se le ponen feas, con un margen de solo el 20% en 2020, y que la subida de los ingresos se desacelera del 36% proyectado para 2018 al 10%. Esto reduciría su valor de mercado de 410.000 millones de dólares a 160.000 millones, según un múltiplo de 15 veces los ingresos de 2020.

Los resultados de una compañía no tienen que ser tan malos para empezar a buscar una vía de escape. Eso suele incluir ir de compras. El ojo de Zuckerberg para ello ha sido hasta ahora bastante agudo; conseguir Instagram por 1.000 millones fue un movimiento astuto. Pero la desesperación puede nublar la visión y provocar fusiones desacertadas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días