El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Sebastián Albella, criticó en su momento los escasos resultados de España a la hora de atraer negocios de la City deslocalizados por el Brexit. El Banco de España ya alertó de que las exportaciones nacionales se estaban resintiendo por la expectativa de salida de Reino Unido de la UE. Sin embargo, pese a no conseguir atraer sedes de compañías, las inversiones británicas en España no están perdiendo. Al contrario, se disparan un 80%, mucho más que las del resto de países, según datos de la Secretaría de Estado de Comercio. De 2016 a 2018, rondaron los 7.000 millones.

Las inversiones británicas en España gozan de buena salud desde que Reino Unido votó a favor del Brexit el 23 de junio de 2016. En este lapso de casi tres años hasta el tercer trimestre de 2018, la inversión productiva se ha disparado un 80% respecto a los tres años anteriores. Podría decirse que se está comparando un trienio en el que todavía se salía de la crisis con otro de mayor vigor económico y que, por lo tanto, la comparación no es válida. Sin embargo, si se cotejan los mismos periodos para el conjunto de países, el resultado es que el total crece desde 2016 un 40%. Es decir, los flujos inversores de Reino Unido han duplicado las tasas de crecimiento de la media desde que se votó el Brexit. Gracias a esas cifras, Reino Unido sigue siendo el principal inversor tras Estados Unidos en el acumulado. El montante supera los 50.000 millones de unas 1.000 empresas británicas.

MÁS INFORMACIÓN

Según el ICEX (organismo estatal que promueve la inversión exterior), los datos que maneja Reino Unido confirman esta tendencia: EE UU, Hong Kong, los países del Golfo, Alemania y España son los principales destinos donde las empresas británicas dirigen sus inversiones. Además, una encuesta de la Cámara de Comercio Británica recoge que casi dos tercios de las compañías asentadas en España esperan aumentar sus inversiones. Las cifras son muy importantes porque se trata de inyecciones productivas dedicadas a comprar una empresa, abrir una fábrica, establecer una filial o contratar personal.

No obstante, según los expertos, hay que tomarlas con cautela, ya que son bastante volátiles; están sujetas a revisiones periódicas porque hay plazos largos para declararlas, y pueden estar influidas por grandes operaciones puntuales. De ahí que sea aventurado arrojar conclusiones definitivas.

En cualquier caso, a pesar de estos datos tan positivos, España no está consiguiendo atraer empresas de Reino Unido al calor del Brexit. “Aunque es cierto que las cifras de inversión son buenas, no percibimos grandes movimientos como consecuencia del Brexit en España”, comenta Raúl Mínguez, economista de la Cámara de Comercio de España. Salvo por una aseguradora, Admiral, y una pequeña unidad de Citigroup, los cambios de sede anunciados siempre se han marchado a otros lugares. Fráncfort, París, Dublín, Ámsterdam o Luxemburgo han sido los enclaves más premiados. Pero España no cuenta.

«Se habla poco inglés»

“Hay dos claros motivos. Se habla poco inglés y Madrid no dispone de la infraestructura necesaria de empresas consultoras que asista a la banca de inversión. Por eso, parecía imposible desde un principio que España pudiese optar a recibir una parte del negocio que salga de Reino Unido una vez pierda el pasaporte financiero europeo. Ni siquiera con el impulso público o con ayudas fiscales”, explican fuentes financieras. Ni el grupo que coordinó la vicepresidenta Sáenz de Santamaría logró algo. Ni Guindos consiguió aprobar un plan de incentivos fiscales por la oposición de Montoro. También perjudicó la incertidumbre en Cataluña y el auge de Podemos, señalan fuentes financieras. “Se podría haber hecho más. Es una pena”, afirmó Albella.

En todo caso, las autoridades recuerdan que todavía puede ser pronto. “La incertidumbre hace que las empresas sean cautelosas. Aunque todas las grandes tienen diseñados en la recámara planes de contingencia, la mayoría sigue a la expectativa y espera que al final rija el entendimiento”, apunta Mínguez. De producirse un Brexit duro, las consecuencias podrían ir más allá del sector financiero. Un caso claro es el del automóvil. Por ejemplo, estaría en juego el futuro de las plantas de Nissan y Honda en Reino Unido.

Aun así, ni siquiera los planes de contingencia que se conocen mencionan a España. De modo que los buenos datos de inversiones más bien obedecen al crecimiento diferencial que registra la economía española: la zona euro creció un 1,8% en 2018 y un 1,2% interanual en el último trimestre del año pasado. En cambio, España sumó un 2,5% en 2018 y un 2,4% interanual. Esa brecha a favor de España explica que no solo las inversiones británicas estén subiendo mucho. También el conjunto. A fecha del tercer trimestre de 2018, España ha recabado cerca de 40.000 millones de euros en nueve meses, una cifra récord.

En estas estadísticas no se contemplan las inversiones inmobiliarias que, excepto por un ligero bache en 2017, exhiben también un buen comportamiento. Incluso así, un informe del Comité Europeo de Regiones señala a Canarias, Andalucía, Baleares y Valencia como los territorios que podrían perder inversión inmobiliaria debido a que “los británicos tendrían disminuido su acceso a la sanidad y a los seguros con el cambio de estatus”.

El ICEX rebaja sus tarifas

La fecha del Brexit es el 29 de marzo. Ante la inminencia, el Gobierno ha aprobado el llamado cheque Brexit: el ICEX brindará rebajas de hasta un 80% en las tarifas de sus servicios de consultoría. De este modo, las empresas con negocios o ventas en Reino Unido podrán recurrir al organismo que dirige María Peña para afrontar mejor los posibles cambios en las condiciones de acceso al país. O bien para buscar una diversificación hacia otros mercados. En los nueve primeros meses de 2018, las inversiones españolas en Reino Unido se han desplomado hasta 1.600 millones. El presidente del Círculo de Empresarios, John de Zulueta, advirtió de que las compañías españolas no están preparadas para un Brexit duro.

Fuente: El País