La inestabilidad política no ha sido un obstáculo para el Tesoro. A falta de una emisión para el cierre del ejercicio, el organismo que dirige Carlos San Basilio da por finalizado el año, un periodo en el que la rebaja de los costes de financiación, la ampliación de la vida media de la deuda en circulación y la reducción de las emisiones brutas y netas han sido las señas de identidad. Todo ello permitirá un ahorro a las arcas públicas próximo a los 2.500 millones de euros en el pago de intereses, frente a los 1.500 millones de 2018.

En los últimos 11 meses el organismo dependiente del ministerio de Economía ha recortado en sucesivas ocasiones las necesidades de financiación. Fruto de esta rebaja las emisiones netas se sitúan en los 20.000 millones de euros, 15.000 menos que lo previsto a principios de año cuando se presentó la estrategia de financiación. Se trata de la cuantía más baja desde 2007. Las emisiones brutas no han permanecido ajenas al recorte, y a falta de la subasta de letras del próximo martes, el importe que baraja el Tesoro es de 194.525 millones, un 8,7% menos que en 2018 y por debajo de los 200.000 millones por primera vez desde 2011.

El éxito cosechado por el Tesoro dista de las previsiones que se manejaban a comienzos de año, cuando el mercado comenzó a poner en precio una subida de los tipos de interés en la zona euro. Aunque se esperaba que siguiera cayendo el coste de la deuda en circulación, se comenzó a hablar de un incremento de los tipos de las nuevas emisiones. Sin embargo, las medidas anunciadas por Mario Draghi dos meses antes de que concluyera su mandato para combatir el empeoramiento de la economía –rebajó los tipos y anunció la vuelta a las compras de deuda por 20.000 millones mensuales– alejan en el tiempo la subida del precio del dinero. Esto unido a la mejora del rating de España por parte de S&P –sitúa la nota en A– han sido ingredientes suficientes para seguir disfrutando de unos costes de financiación reducidos.

Aunque las últimas emisiones se han saldado con ligeros incrementos de los tipos, España ha seguido aprovechando las bondades de las rentabilidades negativas. De hecho, en el conjunto del año se han revalidado los mínimos en sucesivas ocasiones y se ha ampliado los plazos con tipos por debajo del cero. Primero fue en junio cuando España comenzó a cobrar por los bonos a cinco años y justo un mes después repitió el movimiento con los títulos con vencimiento en seis años y 10 meses, el plazo más largo con rentabilidades negativas en el mercado primario.

Fruto de esto, el coste medio de las nuevas emisiones cae a mínimos históricos. Según los datos del Tesoro con fecha de noviembre se sitúa en el 0,26% frente al 0,64% de 2018. El coste medio de la deuda en circulación pasa del 2,39% del pasado ejercicio al 2,2%.

El talón de Aquiles sigue siendo la reducción de la deuda, que continúa en niveles muy elevados y lejos del objetivo del 60% sobre el PIB que marca Bruselas. Los últimos datos apuntan a que la deuda se sitúa en el 97,7% del PIB (1,2 billones de euros). La Comisión Europea reprochó a España que no aplicara reformas para acelerar la reducción del endeudamiento. Un estudio de la Autoridad Independiente de Responsabilidad fiscal (Airef) ve en las medidas del BCE el balón de oxígeno para cumplir con la CE y estima que en los próximos cuatro años España ahorrará 22.000 millones en el pago de intereses, importe que podría utilizar para cancelar parte de la deuda.

Tipos más altos en la última subasta a medio y largo plazo

Subasta. España captó ayer 3.448,45 millones de euros en bonos y obligaciones a cinco, 10 y 30 años. La demanda superó los 5.000 millones. En bonos a cinco años se vendieron 1.622 millones a tipo de interés marginal del -0,064%, por encima del -0,101%. En obligaciones a 10 años el Tesoro ha vendido 1.316,41 millones al 0,449%, frente al 0,414% del mes pasado. La lista la completan los bonos a 30 años para los que se han adjudicado 510 millones con un tipo de interés del 1,332%, superior al 1,018% de la subasta del pasado 3 de octubre. El martes el Tesoro volverá al mercado para vender letras, la última subasta del año al no haber convocado la prevista para el 12 de diciembre.

Vida media. El Tesoro ha seguido aprovechando el buen momento del mercado de renta fija para poner el foco en las emisiones a largo plazo. Esto le ha contribuido un año más a ampliar la vida media de la deuda que a fecha de noviembre se sitúa en los 7,62 años, frente a los 7,45 años con que cerró 2018.

Fuente: El País