El sargazo amenaza la temporada alta de las hoteleras españolas en el caribe mexicano. Este alga marina, que desprende un mal olor similar al azufre, se está acumulando en las costas del Golfo de México generando toneladas de residuos que rompen esa imagen paradisíaca de las playas de agua turquesa y arena blanca. Las previsiones que manejan las autoridades locales apuntan a que este año se podrían llegar a acumular en torno a entre 800.000 y un millón de toneladas de esa alga, lo que supondría cinco veces más de las 170.000 toneladas que llegaron a las costas mexicanas en 2018.

Una alerta que provocó un movimiento inusual en la agencia de calificación de riesgos Moody´s, que el pasado 30 de mayo emitió un informe alertando sobre las consecuencias que esta plaga tendría sobre los ingresos de las grandes cadenas hoteleras y sobre la llegada de viajeros extranjeros, ante las aparentes dificultades para controlarla.

Uno de los primeros impactos directos es la caída en el número de pasajeros que han llegado al aeropuerto internacional de Cancún, el segundo más importante para pasajeros internacionales en México, solo superado por el de Ciudad de México. En el primer cuatrimestre, ese flujo cayó un 1,8% anual, en gran medida por el rechazo que el sargazo ha provocado entre los viajeros en una de las zonas más degradadas.

Los 21 hoteles de Barceló en México generan un tercio de la facturación de su división hotelera

Un problema que afecta directamente a las grandes hoteleras españolas, cuya cuenta de resultados se nutre en una parte nada despreciable de los ingresos procedentes de esa zona del mundo. Es el caso de Barceló, que tiene 21 inmuebles en la zona, la gran mayoría de cinco estrellas y con tamaños que llegan a las 700 habitaciones. La cifra de negocio que generan los hoteles en México suponen un tercio de la facturación registrada en 2018. De esos 21 establecimientos, los grandes afectados son los diez cuyo frontal está orientado hacia el este, repartidos entre Riviera Maya (ocho) y Cancún (dos). Fuentes de la compañía reconocen una caída de la ocupación en el primer cuatrimestre, aunque no la achacan directamente al sargazo. “Estamos recibiendo pocas quejas en ese sentido. Y no estamos detectando cancelaciones reseñables por este motivo de cara al verano”, remarcan.

Desde Meliá, que cuenta con 17 inmuebles en México, amplían el impacto a Punta Cana y Jamaica, y ya advirtieron en los resultados del cuarto trimestre de 2018 de un efecto negativo “por los problemas de sargazo (algas) y advertencias de viaje que afectaron a algunos destinos de México”. No obstante, la hotelera balear confía en que los planes de acción puestos en marcha por la compañía, en colaboración con la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, sirvan para minimizar los efectos negativos de las algas. En concreto, el Ejecutivo mexicano ha dado el visto bueno para la puesta en marcha de un proyecto de macrolimpieza que blinde en torno a 50 kilómetros de litoral. Desde Meliá explican como ejemplo las barreras flotantes que se han colocado en el hotel Paradisus Playa del Carmen, con una longitud de casi un kilómetro. “Ayudarán a detener el sargazo alejado de las playas y posteriormente se hará la recolección con un barco sargazero para tratarlo y procesarlo en productos ecológicos”, reconocen desde la hotelera, que precisan que esas barreras son seguras, ya que soportan tensiones de hasta ocho toneladas, y son perfectamente compatibles con el respeto por la vida marina, permitiendo el libre tránsito de la fauna marina.

Por su parte, RIU cuenta con 20 hoteles en México, repartidos entre Cancún, Guadalajara, Los Cabos, Mazatlán, Playa del Carmen y Riviera Nayarit. “Hasta el momento no se han producido quejas o cancelaciones de reservas por parte de nuestros clientes”, recalcan desde la hotelera balear. No obstante sí constantan un descenso en las reservas de algunos mercados de larga distancia como el argentino. “Viajar a estos destinos supone un viaje de larga distancia y un coste elevado para los turistas argentinos, que se han mostrado más sensibles a la aparición del sargazo”, remarcan. Esas mismas fuentes de la hotelera consideran que los inmuebles situados en Costa Mujeres y Cancún “no están viéndose afectados al mismo nivel” que Playa del Carmen, “donde nuestros equipos están haciendo un gran esfuerzo diario para mantener las playas limpias y listas”.

Pese a que las hoteleras rechazan cualquier tipo de impacto, los datos globales de la Organización Mundial de Turismo sí muestran como la crisis del sargazo está teniendo un impacto directo en la llegada de viajeros a esa región. Entre enero y abril, los viajes de turistas en el mundo crecieron un 4%, con fuertes incrementos en el área de Asia-Pacífico y Oriente Medio, oscilando entre un 6% y un 8%, y caídas del 2% en Caribe, achacadas en gran medida al sargazo.

¿Qué es, cómo se produce y cómo se limpia?

Procedencia. Su nombre responde al lugar de donde procede (el mar de los sargazos), siutado en Brasil. Pese a que su presencia ha sido permanente en la costa mexicana, en los últimos años su presencia ha aumentado, hasta el punto de convertirse en una amenaza, pues este alga marina no se desintegra fácilmente al no tener carbonato de calcio.

Riesgos. El sargazo no es peligroso para los bañistas, pues no produce infecciones cutáneas, pero en su interior se cobijan con frecuencia cangrejos o erizos que sí pueden resultar peligrosos. Su acumulación también dificulta la llegada de las crías de tortugas al mar, pues se enredan entre las algas.

Causa. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México considera que la plaga del sargazo es una consecuencia directa de la contaminación del planeta y del cambio climático. “Responde al aumento de nutrientes en el mar, al incremento de la temperatura del agua, y al cambio de las corrientes marinas”, recalca en un reciente informe.

Retirada. Una vez en la playa, el sargazo debe retirarse lo antes posible, ya que se descompone por acción de bacterias que consumen el oxígeno del agua, matando a animales que viven en ella, mientras su rastro oscuro bloquea la luz solar, eliminando la vida del suelo marino.

Fuente: Cinco Días