Hace cuatro años, Juan Monzón buscaba financiación para Exovite, su empresa de tecnología 3D e impresión por láser para fabricar prótesis. Pero, como este ingeniero zaragozano explicaba el viernes en Bruselas, “la inversión no llegaba”. Fue en 2016 cuando, gracias al aval del Banco Europeo de Inversiones (BEI), logró un crédito de Ibercaja de 300.000 euros. Esta financiación extra la consiguió gracias al llamado Plan Juncker, el proyecto estrella con el que la Comisión Europea ha tratado de impulsar la inversión en esta legislatura de penurias económicas.

“Hemos pasado de facturar 150.000 a 400.000 en solo dos años. Gracias a la financiación que recibimos, pudimos desarrollar nuestros proyectos, que ahora llevaremos a hospitales de Argentina, Japón o Italia”, asegura Monzón. “Conseguimos nuestro objetivo de movilizar 344.000 millones de euros entre inversión pública y privada. Y una de las claves del éxito es que es un programa poco burocrático, muy fácil de solicitar”, aseguraba un día antes Jyrki Katainen, vicepresidente de la Comisión y responsable de empleos, crecimiento e inversión, en un seminario en Bruselas al que EL PAÍS acudió invitado.

Pero el Plan Juncker, lanzado en 2014, está llegando a su fin. De hecho, debería haberlo hecho ya este año. Los líderes europeos decidieron ampliarlo hasta 2020 y aumentar su capacidad de movilización de dinero, que pasaba de 315.000 millones de euros a 500.000. En Bruselas están orgullos de los resultados del plan, y ahora pretenden reconducirlo a través de InvestEU, un marco que asumiría sus funciones a partir de 2020.

MÁS INFORMACIÓN

Este nuevo programa no será fácil de poner en marcha, ya que aún no se ha aprobado su financiación definitiva. La Comisión pretendía hacerlo antes de las elecciones europeas de mayo, algo que parece poco realista. Según los planes del Ejecutivo comunitario, InvestEU contará para el periodo 2021-2027 con un presupuesto de dinero público europeo de 15.200 millones, que debería movilizar un total de 650.000.

Pero, ¿ha sido realmente el Plan Juncker una historia de éxito? Depende de a quién se le pregunte. Si los interpelados son los portavoces de la Comisión, no hay duda. Si se consulta a Grégory Claeys, investigador del laboratorio de ideas Bruegel, el asunto adquiere más matices. Este economista considera que si el objetivo era, como se dijo en un principio, luchar contra la crisis y el paro que esta había originado, puede considerarse como un fracaso. “El plan llegó demasiado tarde y con demasiada poca fuerza. El pico de los proyectos financiados se producirá el próximo año, mucho después de los peores efectos de la crisis”, asegura.

Pero si el punto de mira no es tan ambicioso, este investigador del think-tank bruselense sí ve efectos claramente positivos: “Ha logrado dar una nueva vida al BEI, que no era demasiado útil, porque expulsaba la inversión privada en los proyectos donde participaba. La colaboración público-privada a través del BEI sí ha funcionado bien”, concluye Claeys.

De todos los proyectos financiados, España ha logrado hasta ahora una financiación pública de 7.700 millones de euros, cantidad que, según los cálculos de la Comisión, desembocará en una inversión público-privada total de casi 40.000 millones. Estas cifras colocan a España un discreto octavo puesto en el listado de países que más inversiones Juncker han logrado en relación a su PIB. Este listado lo encabezan Grecia, Estonia y Lituania y los cierran Luxemburgo, Chipre y Malta. El vicepresidente Katainen alabó la actuación que en España había tenido el Instituto de Crédito Oficial (ICO) para desarrollar los proyectos del Plan Juncker. Según dijo el comisario finlandés, el ICO ha ayudado a las comunidades autónomas y a las pequeñas y medianas empresas a presentar proyectos. 

Fuente: El País