
El enfríamiento del mercado laboral se intensifica. El verano pasado subió el empleo, había 69.400 ocupados más, y bajó el paro, 16.200 personas menos tenían trabajo, según la encuesta de población activa del tercer trimestre, divulgada este jueves por el INE. Ambos datos parecen contradecir la primera frase, en cambio, esas cifras son las más bajas desde 2012, cuando España estaba inmersa en una dura recesión. No obstante, la tasa de paro bajó y quedó en el 13,9%, la más baja desde finales de 2008.
Para constatar el frenazo del mercado laboral, basta con observar una de las caras del mercado laboral: el empleo. En un año hay 346.300 empleos más, la cifra total de ocupados asciende a casi 19,9 millones. Esto supone un incremento del 1,77% en 12 meses, el porcentaje más bajo desde que en 2014 comenzó a coger velocidad la recuperación.
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También la otra cara del mercado de trabajo evidencia la desacelaración: el paro. Los 3,2 millones de desempleados que contabilizaba el INE en verano son 16.200 menos que en el trimestre anterior, el año anterior la reducción fue casi 10 veces más. La comparación anual también refleja un frenazo considerable en la reducción del paro: hay un 3,36% en un año; en primavera, en cambio, esta cifra ascendía al 7,46% y en invierno al 11,6%.
Pero hay que tener en cuenta que la evolución del paro también está condicionada por lo que sucede en la población activa (las personas que están en edad y disposición de trabajar o trabajando) y no solo por si hay más o menos empleo. Durante los últimos trimestres, el número de personas que se incorporan al mercado laboral ha aumentado considerablemente: 234.700 en el último año y 53.200 más entre julio y septiembre. Cuando esto sucede la reducción del paro se atenúa aunque haya más personas trabajando, ya que cada nuevo ocupado no supone exactamente un desempleado menos.
El trimestre correspondiente al verano suele ser bueno para el mercado laboral, aunque no tanto como lo suele ser el precedente. Las contrataciones hechas en los tres meses anteriores se mantienen, incluso crecen algo. La temporada turística y las campañas agrícolas estimulan el empleo. No obstante, ya al acabar agosto muchos de los contratos temporales en hostelería y servicios no se renuevan, algo que también sucede en septiembre.
A pesar de que el tercer trimestre del año suele ser bueno, en 2019 la desaceleración económica se ha notado. La afiliación a la Seguridad Social ha apuntado, incluso, a la caída de empleo de un trimestre a otro, algo atípico. En cambio, las previsiones de varios analistas apuntaban a una ligera caída del paro y una subida del empleo.
Fuente: El País