Después de que los líderes europeos dejaran para diciembre el grueso del debate sobre la reforma del euro, el Eurogrupo ha decidido ir avanzando sobre esa agenda a pequeños pasos con la vista puesta en el Consejo Europeo de diciembre. La reunión de los 19 ministros de Economía de la zona euro empezó este viernes con el cortafuegos que debe entrar en juego en caso de una quiebra bancaria. La discusión se ha encallado en quién debe activar este instrumento, puesto que en algunos países estas decisiones deben pasar por los parlamentos.

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Los líderes europeos se han dado hasta diciembre para poner sobre la mesa los grandes asuntos sobre la reforma del euro. Dentro de una nueva estrategia para evitar que los países se enroquen en un asunto, hasta entonces, el Eurogrupo intentará ir cerrando reunión a reunión carpetas concretas que eviten que los socios se enzarcen en eternas discusiones que impidan avanzar en ningún asunto. Empezó el viernes por la del respaldo fiscal o cortafuegos, que lleva abordándose desde 2013, y seguirá con el refuerzo del mecanismo de rescate (Mede).

Una vez se encarrilen esos dos asuntos, en la agenda se incorporarán el fondo de garantía de depósitos común y el presupuesto anticrisis, que suscitan la oposición de un grupo de países liderado por Holanda. Aun así, estas fuentes dan por hecho que todo eso no se discutirá en ningún caso antes de noviembre. El jefe del Eurogrupo, Mário Centeno, dejó a entrever que se abordarían todos los asuntos cuando, al finalizar el encuentro informal de ministros, recordó que en la cumbre del euro de junio se requirió a los responsables de finanzas que abordaran «todos los puntos mencionados» en la carta que remitió al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Para ello, ya avanzó que se celebrará otra reunión adicional a las programadas.

El acuerdo entre el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel para impulsar la reforma del euro (la llamada declaración de Mesenberg) dio alas al grupo que quiere avanzar en las reformas, al que se añadió el Gobierno de Pedro Sánchez. Tras el fiasco de la cumbre de junio, los líderes europeos confían en una segunda oportunidad en diciembre. Sin embargo, también son conscientes de que a medida que pasa el tiempo y acercan las elecciones europeas el reloj juega en su contra.

«No hay tiempo que perder. Hay una ventana de oportunidad que está aún abierta pero es estrecha. Estrecha en tiempo, porque tenemos solo unos meses, y estrecha porque la dificultad de crear consenso no debe subestimarse», reiteró el comisario de Asuntos Económicos y Financieros Pierre Moscovici. Coincidió con Moscovici la ministra de Economía, Nadia Calviño. «El momento de hacer estas reformas es ya. Y tenemos que tomar decisiones de aquí a finales de año si no queremos encontrarnos con que no tenemos las estructuras suficientemente sólidas para la próxima crisis», zanjó la ministra, quien admitió la «complejidad» de los asuntos y «las posiciones encontradas» de los países al abordarlos.

Falta de acuerdo en la gobernanza del cortafuegos

El Eurogrupo, no obstante, no pudo culminar en esta reunión un acuerdo para adelantar la puesta en marcha de un respaldo fiscal al fondo de resolución a 2021, como propugnan algunos estados (entre ellos, España) ni tampoco sobre su gobernanza. “Estamos más cerca de un acuerdo, aunque todavía hay quedan algunos detalles”, afirmó Centeno, quien detalló que de momento la fecha para su entrada en funcionamiento sigue siendo 2024. 

Este cortafuegos actuaría en última instancia en caso de una crisis financiera. Se activaría tras una cadena en la que primero deberían asumir pérdidas accionistas y acreedores y luego se echaría mano del fondo de resolución, nutrido con las aportaciones de los bancos. Si se agotaran sus recursos, se activaría entonces esta “red de protección”.

El cortafuegos debe servir para dar tranquilidad a los mercados y evitar que se ponga en peligro la estabilidad financiera. Ello requiere que el MEDE pueda adoptar decisiones rápidas, lo cual entra en conflicto con el mandato de varios países de que esas decisiones pasen por el parlamento. Por esa razón, los ministros se emplazaron a buscar fórmulas legales que hagan compatibles esas dos necesidades. “Nada se acordará hasta que todo esté acordado”, acertó a resumir Centeno.

Fuente: El País