El Gobierno italiano apunta a la concesionaria tras el colapso del puente Morandi en Génova, que ha causado al menos 35 muertes al derrumbarse 200 metros de viaducto sobre la ciudad.  En una entrevista televisiva, Danilo Toninelli, ministro de transportes italiano, ha exigido dimisiones en Austostrade, la filial de Atlantia que gestionaba el puente Morandi en Génova. «La cúpula de Autostrade debe dar un paso atrás como primera medida. La empresa no fue capaz de cumplir sus obligaciones según el contrato que regula la gestión de la infraestrctura». Toninelli añadió, en una entrevista en RAI1, que el Gobierno considerará retirar la concesión a la empresa.

«He dado el mandato a mis ministros para empezar los procedimientos para revocar la concesión de estas empresas y buscar una sanción significativa, que podría llegar a los 150 millones de euros según los términos del contrato». La concesión de Autostrade sobre los accesos a Génova finaliza en 2038, y el Gobierno había pactado con la UE prorrogarla cuatro años más a cambio de la construcción de una nueva circunvalación.

El proyecto, que costará cerca de 4.200 millones de euros, incluye 61 kilómetros de nuevas autopistas y suma dos carriles al tramo que va desde Val Polcevera hasta el pueblo de Vesima. Dada la complejidad del terreno, las nuevas carreteras se construirán casi en su totalidad bajo tierra, según lo informado por la empresa. La obra incluye la construcción de 23 túneles de uno 50 kilómetros de longitud, un 81% del recorrido.

Toninelli adelantó, asimismo, que «se utilizará el Fondo de Emergencia de Protección Civil para restablecer el sistema ordinario de la zona afectada». Para «la reconstrucción del puente Morandi», que «necesitaba mantenimiento desde hace décadas, se utilizarán los recursos del Plan Económico y Financiero de Autostrade, que se debatirá en septiembre, y otros recursos procedentes de dos fondos dedicados a intervenciones en infraestructuras».

Atlantia cayó un 5,4% en Bolsa en la sesión de ayer, tras haber llegado a perder el 10%.

Fuente: Cinco Días