El ahorrador español lleva tiempo con la mosca detrás de la oreja. En el último trimestre del año las Bolsas mundiales entraron en pánico. Este nerviosismo se justificó por la toma de conciencia generalizada de un escenario de desaceleración económica mundial, combinado con el cambio de rumbo de las políticas monetarias. El desplome de las cotizaciones y la mayor volatilidad trajeron más pesimismo, tal y como refleja el Índice de Confianza del Inversor que elabora JP Morgan Asset Management y que publica en exclusiva EL PAÍS. En la oleada correspondiente al periodo comprendido entre octubre y diciembre pasado el indicador volvió a caer por tercer trimestre consecutivo aunque aún se mantiene en terreno positivo.

Ajuste en las carteras

Manuel Arroyo, director de inversiones de JPMorgan Asset Management, cree que el buen arranque de año en los mercados se debe a un lógico “ajuste” tras el “excesivo castigo” que sufrieron la mayor parte de los activos durante el último tramo de 2018. “Es verdad que estamos en un entorno de menor crecimiento, tanto en los países desarrollados como en los emergentes. Pero se sigue creciendo. En nuestras previsiones no vemos que ni Estados Unidos ni ninguna otra gran economía entre en recesión a corto plazo”, destaca. Además, señala como otro catalizador que ha empujado al alza a las Bolsas desde enero los mensajes de los bancos centrales, sobre todo de la Reserva Federal, sobre un posible freno al ritmo de subidas en los tipos de interés.

Arroyo cree que lo que deben hacer los inversores es “reajustar sus expectativas de rentabilidad” a este nuevo entorno en el que no solo se desacelerarán los datos macroeconómicos “sino también los beneficios empresariales”.

En los últimos meses, la gestora estadouinidense viene reduciendo el peso de la renta variable en sus carteras. “Es una bajada gradual y para nada supone una infraponderación de las acciones”. JP Morgan AM apuesta por estrategias que históricamente suelen hacerlo bien en las fases finales de los ciclos económicos. “Se trata principalmente de estrategias de retorno absoluto donde los gestores tienen mayor flexibilidad para ponerse cortos [vender] o largos [comprar]”.

En un momento de mercado con menores rentabilidades potenciales en casi todos los activos, elegir la divisa adecuada para invertir es clave. “Tras su apreciación en 2018, el dólar es la moneda menos atractiva por valoración. A partir de ahora deberíamos ver un dólar más débil”.

FICHA TÉCNICA: Encuesta realizada a 1.369 consumidores de productos de ahorro e inversión en hogares en el territorio nacional, incluido Canarias, de 30 y más años de edad mediante entrevista personal (CAPI) con muestreo aleatorio polietápico estratificado por conglomerados. Trabajo de campo: de julio a septiembre. El error muestral es de +-2,62% con un nivel de confianza de un 95% y siendo p=q=0,5. Estudio elaborado por GFK Emer Ad-Hoc Research.

La pregunta clave para elaborar el índice es aquella que pide a los encuestados (1.369 en esta muestra) que señalen cómo creen que evolucionará la Bolsa en los próximos seis meses . El grupo de los optimistas —ven “probable” o “muy probable” que el mercado suba— se sitúa en el 30,9% del total de encuestados, prácticamente el mismo peso que en el tercer trimestre. Sin embargo, aumenta el colectivo de los pesimistas (prevén caídas en la renta variable), que pasan a representar el 24% frente al 20,7%. El grupo de los que piensan que el mercado se mantendrá a seis meses vista en los niveles actuales disminuye y supone el 45% de las opiniones mientras que en el tercer trimestre de 2018 era el 48,2%.

Miedo a otra crisis

Entre las razones que ofrecen los pesimistas para justificar su previsión de caídas en los índices, la más repetida es el miedo a otra crisis económica mundial. En clave interna, también pesa en su ánimo (aunque menos que en el trimestre anterior) la situación política actual en España. Otra respuesta bastante repetida tiene que ver con la incertidumbre que genera la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Como ha ocurrido en otras épocas de incertidumbre, los inversores españoles se sienten más cómodos con aquellos mercados que mejor conocen, es decir, el europeo y el español. Esto se refleja en las respuestas a la pregunta sobre qué Bolsa creen que evolucionará mejor en los próximos seis meses. El 31% de los encuestados señala a la renta variable europea como el activo con mayor potencial, seguida por las acciones de compañías españolas (24,6%).

Un dato novedoso del último informe de la gestora de fondos estadounidense es sobre la intención futura de los ciudadanos a la hora de contratar productos de inversión. Casi todas las opciones (Bolsa, renta fija, inmobiliario, fondos, planes de pensiones) suben, menos los depósitos. El refugio tradicional de los ahorradores más conservadores pierde atractivo ante la perspectiva de que los tipos de interés finalmente no vaya a subir tan rápido como se había previsto en un principio. Aún así, sigue siendo la opción de inversión mayoritaria (un 40,7% comprará un depósito en el próximo semestre).

El 41,7% de los participantes en la encuesta reconoce que su principal estímulo a la hora de invertir es “no perder dinero”, un porcentaje muy similar a la oleada anterior. El 29,5% de los ahorradores explica que está dispuesto a sacarificar parte de la rentabilidad potencial a cambio de “cierta seguridad”. Los inversores con mayor tolerancia al riesgo, es decir, su meta cuando se juegan su dinero es lograr la “máxima rentabilidad” crecieron en el cuarto trimestre hasta representar el 28,8% frente al 25,2% del periodo precedente.

Fuente: El País