El fondo gubernamental de las pensiones de Noruega (Statens pensjonsfond Utland, en noruego) ha hecho ricos a los ciudadanos del país nórdico. En puridad, ha sido la explotación de los yacimientos del petróleo. Con los ingresos obtenidos, el Estado creó hace 23 años un vehículo de inversión. Hoy por hoy, es el mayor fondo soberano del mundo. El viernes superó por primera vez el billón de euros de patrimonio (10,11 billones de coronas noruegas). Teniendo en cuenta que en el país viven solo 5,3 millones de personas, a cada uno le corresponde cerca de 200.000 euros.

Este caso de éxito económico puede parecer evidente. El país es el séptimo productor mundial de petroleo y el tercero de gas natural. Estas exportaciones representan una bicoca. El Potosí de los siglos XX y XXI. Pero la gestión de los recursos energéticos no siempre es tan fácil (que se lo pregunten a los venezolanos), y los noruegos han sabido gestionar los ingresos del oro negro con mucho acierto.

Yngve Slyngstad, exconsejero delegado del fondo soberano noruego NBIM Yngve Slyngstad, exconsejero delegado del fondo soberano noruego NBIM

Uno de los responsables del éxito del fondo es Yngve Slyngstad, consejero delegado de Norges Bank Investment Management (NBIM), la entidad mandatada por el Ministerio de Finanzas noruego para administrar el producto. Slyngstad, tras 11 años llevando las riendas del fondo, anunció la semana pasada que se jubilaba (con 55 años) después de que el vehículo alcanzara por primera vez un patrimonio de 10 billones de coronas noruegas.

Bajo su batuta, el fondo ha logrado una rentabilidad media anual del 8%. El retorno total desde la creación del fondo es algo inferior, del 5,9% anual. Estos rendimientos han permitido que el capital se acumule, y se acumule. Año tras año. La magia del interés compuesto. Del patrimonio total del fondo, solo un tercio corresponde a los ingresos del petróleo, mientras que dos tercios provienen de la revalorización de las inversiones y de la fortaleza de la corona noruega frente a otras divisas. Es decir, que los gestores han logrado generar riqueza por más de 600.000 millones de euros.

Otros grandes fondos soberanos

Abu Dhabi Investment Autority. El origen de este vehículo es muy similar al fondo del petróleo de Noruega: la explotación de los combustibles fósiles del país. También la finalidad: preparar a la economía para el momento en que se empiece a agotar el oro negro. En la actualidad tiene unos activos bajo gestión de cerca de 800.000 millones de euros. El vehículo se creó en 1976, como un brazo inversor al margen del Gobierno. Un 35% de su cartera está en Bolsa de economías desarrolladas, un 15% en renta variable de países emergentes y cerca de un 15% en deuda soberana. El resto se invierte en compañías de pequeña capitalización, compañías no cotizadas, infraestructuras, e inmobiliario. Otros de los grandes fondos soberanos del mundo son el de Kuwait (unos 600.000 millones de euros de activos) y el de Arabia Saudí (450.000 millones). Dubai y Qatar tienen también potentes brazos inversores.

“Cuando se creó el fondo, nadie pensó que pasaría de 10 billones de coronas”, ha explicado Slyngstad. “El rendimiento de las inversiones ha sido tan alto que se puede comparar con haber descubierto petróleo otra vez”.

La historia del fondo

El próximo 23 de diciembre Noruega celebrará el que ha sido el mayor regalo de Navidad de su historia: se cumplen 50 años del descubrimiento de yacimientos de gas y petróleo en el Mar del Norte. A finales de los años 60 había en el país un sentimiento mayoritario para integrarse en la Comunidad Económica Europea (CEE, el germen de la actual de la Unión Europea). Pero cuando los noruegos se dieron cuenta de que vivían encima de una de las mayores reservas de combustibles fósiles del planeta, optaron en referéndum por mantenerse al margen de la integración europea.

La decisión de crear un vehículo en el que acumular los ingresos energéticos se fraguó en los años 70. La crisis del petróleo de 1973 provocó una fuerte volatilidad de los precios del crudo. Los políticos noruegos empezaron a plantearse entonces que sería bueno ir acumulando unas reservas financieras para poder hacer frente a las oscilaciones de los mercados de materias primas y para preparase ante el futuro agotamiento de sus reservas de combustibles fósiles. Las fluctuaciones del precio del petróleo habían tenido un impacto muy negativo en los datos macroeconómicos del país, y Noruega quería amortiguar esa dependencia.

Durante los años 80 se creó el comité The Tempo para decidir qué hacer con todo ese dinero, y cómo gestionarlo para estabilizar el presente y garantizar el futuro. Lo presidía el gobernador del Banco Central de Noruega, Hermod Skånland. Fue este comité quien propuso en 1983 la creación de un fondo. En 1990 el Parlamento aprobó la ley que creaba el Fondo del Petróleo, aunque no fue hasta 1996 cuando el Ministerio de Finanzas hizo su primera aportación.

Durante los primeros años de funcionamiento, el fondo invertía principalmente en deuda pública. En 2008, los bonos soberanos seguían teniendo más peso que la Bolsa. Sin embargo, después de la quiebra de Lehman Brothers y la terrible crisis financiera posterior, los gestores del fondo (liderados ya por Yngve Slyngstad) optaron por no arredrarse y aumentar su apuesta por la renta variable. Hoy, el 70% del patrimonio del vehículo son títulos bursátiles. Se calcula que el fondo controla el 1,5% de todas las compañías cotizadas del planeta.

Los ingresos de los que se nutre el fondo son los impuestos que se cobran a compañías petroleras con licencia para explotar campos de crudo de Noruega; los cánones que pagan las firmas que están haciendo prospecciones; y los dividendos generados por la compañía petrolera semiestatal Equinor.

Funcionamiento e inversión ética

Este dinero se transfiere cada año del Ministerio de Finanzas al fondo del petróleo. El mandato para la gestión de su patrimonio está encargado al banco central de Noruega (Norges Bank) y, más en concreto, a su brazo inversor Norges Bank Investment Management. Desde el Gobierno se fijan las líneas generales de la política de inversión, así como las exclusiones: aquellas compañías en las que el fondo no invertirá por incumplir ciertos principios éticos. Entre ellas se encuentran las principales empresas armamentísticas (como Lockheed Martin, o los fabricantes de aviones Boeing y Airbus), las tabaqueras (Imperial Tabacco, Philip Morris…), pero también los supermercados Wall Mart (por su política de venta de armas). En 2016 el fondo anunció que se desharía de 52 compañías productoras de carbón que tenía en cartera. Sus principios de inversión socialmente sostenible son un referente mundial.

En total, el fondo tiene inversiones en 9.158 compañías de 73 países del mundo, incluidos gigantes como Apple, Nestlé, Microsoft o Samssung. En España, el fondo invierte en 85 compañías. En algunas, como Viscofan, controla más del 5% del capital.

En cuanto al uso del fondo, el Gobierno noruego solo puede disponer cada año de una pequeña cantidad. Más o menos, lo que haya rentado en términos reales. De media, algo más del 3%. Aún así, el vehículo de inversión tiene ya tal tamaño que esos recursos cubren el 20% de los Presupuestos Generales. En el país hay un amplio consenso sobre cómo utilizar el dinero ahorrado: mejor gastar poco hoy y ahorrar para el futuro. De hecho, los años que el Gobierno tiene superávit fiscal, los recursos se transfieren al fondo. Si hay déficit, el descuadre se complementa con dinero del vehículo soberano.

“Noruega ha sido reconocida internacionalmente como un modelo de éxito en la gestión de nuestras reservas de petróleo y gas. El propósito del fondo es conseguir los mayores retornos posibles para los noruegos, asumiendo un riesgo controlado”, explica en un vídeo Jens Stoltenberg, quien fue ministro de Finanzas de Noruega, Primer Ministro (2000-2001 y 2005-2013), líder del partido laborista y en la actualidad es el secretario general de la OTAN.

En los últimos años, uno de los cambios que está viviendo el fondo es su inversión en activos inmobiliarios, que ya representan casi el 3% del total. Así esperan amortiguar mejor las posibles oscilaciones bursátiles. Las previsiones de revalorización del fondo son buenas y para 2025 sus gestores esperan administrar 12,2 billones de coronas noruegas (1,2 billones de euros).

El poder de China

China Investment Corporation. Es el vehículo que utiliza el Gobierno chino para gestionar sus reservas internacionales. Es uno de los fondos soberanos más modernos, pues se constituyó en 2007, pero ya acumula un patrimonio de cerca de 900.000 millones de euros. Es el segundo mayor fondo soberano del mundo. Una de las últimas operaciones que está preparando es la toma de una participación en Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, que próximamente saldrá a cotizar. En 2017 adquirió un rascacielos en Nueva York (Avenue of The Americas). Cuenta con una filial en Hong Kong. El modelo de gobernanza en el que se basó CIC fue el Hong Kong Monetary Authority, un fondo soberano con 26 años de historia. El objetivo de este vehículo es garantizar la estabilidad cambiaria de la excolonia británica y de su sistema financiero. Gestiona activos por cerca de 400.000 millones de euros.

Fuente: El País