Antes de y durante su triunfante campaña presidencial, Jair Bolsonaro popularizó entre sus seguidores un gesto: los brazos flexionados y las manos cerradas salvo por el pulgar y el índice, haciendo de improvisados martillo y cañón de sendos revólveres de mentira. La pose revela una promesa de campaña: la voluntad de liberalizar aún más la posesión y el porte de armas de fuego. El pasado día 29, tres días antes de su toma de posesión, Bolsonaro tuiteó su voluntad de garantizar por decreto la posesión de armas de fuego «para los ciudadanos sin antecedentes penales». Y, de nuevo, esto disparó en el mercado a Taurus, el mayor fabricante brasileño de armas de fuego, que representan un 86% de su facturación.

La acción de la compañía, que llevaba años plana en la Bolsa de São Paulo, ya había empezado a dispararse conforme el ultraderechista se consolidaba en los sondeos. De 2,38 reales (47 céntimos de euro) el 30 de agosto, los títulos se cotizaban a más de 11 el 26 de octubre, el último día laborable antes de la segunda vuelta de las elecciones. Y, tras hundirse a la misma velocidad, han vuelto a elevarse tras la toma de posesión.

Es cierto que, con más de un 250%, la empresa es la que más se ha valorizado en los últimos 12 meses en la Bolsa brasileña; también lo es el hecho de que, con una capitalización de alrededor de 120 millones de euros y 18,2 millones de acciones en circulación, el valor es tremendamente volátil, y su explosión en las cotizaciones parece meramente especulativa.

Máxime porque los datos están lejos de mostrar un panorama de color de rosa. «Es cierto que las cifras han mejorado», apunta por teléfono Felipe Tadewald, de Suno Research. «Pero nosotros valoramos que están muy lejos de lo óptimo y que el optimismo es exagerado».

En los primeros nueve meses de 2018, Taurus facturó 623,5 millones de reales (145 millones de euros), un 16% más que el año anterior. Pero las pérdidas ascendieron a 50 millones de reales. Y lo que es más importante: a finales del ejercicio de 2017, el pasivo de la empresa ascendía a más de 1.200 millones de reales, 445 millones más que el activo. La empresa afirma haber logrado un alivio tras una renegociación de deuda que retrasa muchos de los vencimientos pendientes.

Un inmenso potencial

El de las armas de fuego es un mercado con un inmenso potencial en el país sudamericano, gracias al temor de las clases medias brasileñas a una violencia que, en los nueve primeros meses de 2018, causó la muerte a 39.183 personas, según el Foro Brasileño de Seguridad Pública. Este fue uno de los motivos por el que una propuesta para restringir la posesión legal de armas de fuego y municiones fue sonoramente rechazada (por más de 59 millones de votos, un 63,9% del total) en un plebiscito celebrado en 2005, durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva.

Pero el auge de Bolsonaro ha dado nuevos bríos al mercado y Taurus se ha subido sin contemplaciones a la ola. Ha puesto a la venta su división de cascos para motocicletas y ha cambiado su histórico nombre «Forjas Taurus» por «Taurus Armas».

El presidente de Taurus, Salesio Nuhs (derecha), posa con Jair Bolsonaro el día de la toma de posesión de este último como presidente de Brasil.El presidente de Taurus, Salesio Nuhs (derecha), posa con Jair Bolsonaro el día de la toma de posesión de este último como presidente de Brasil.

Sobre todo, ha mostrado públicamente su alineamiento con las ideas del presidente. «Brasil está cambiando», anunciaba rimbombante un vídeo presentado a accionistas y analistas el pasado 14 de diciembre. «Creemos en este nuevo momento. (…) Estamos preparados para un nuevo Brasil». «[Bolsonaro] va a ser el 38º presidente», bromeaba el máximo responsable de la compañía, Salesio Nuhs, durante esa misma presentación. «Eso es una buena señal», dijo en referencia al popular revólver del calibre 38.

Nuhs, que también encabeza la patronal del sector ANIAM, estuvo presente en la toma de posesión de Bolsonaro y de los ministros adscritos a la presidencia. El presidente ha respondido a ese apoyo posando en un vídeo con uno de los más recientes rifles de asalto de la firma y repitiendo su lema: «Un pueblo armado nunca será esclavizado».

Pero aunque Bolsonaro flexibilice más la venta de armas, «esto no significa que las armas vayan a ser productos con un coste accesible, y menos todavía con un mantenimiento barato», indican de Toro Investimentos. «Esto puede limitar el esperado crecimiento exponencial». Además, otro de los objetivos del nuevo presidente y del grupo parlamentario proarmas en el Congreso es flexibilizar el R-105, el reglamento de 1936 que restringe la importación de armas de fuego del extranjero si compite con el producto nacional. «El objetivo es romper el monopolio que tiene Taurus en determinados mercados», indica Tadewald.

Y el negocio brasileño tendrá que hacerlo muy bien para contrarrestar los problemas que tiene Taurus en su mayor mercado, Estados Unidos, que representa el 68% de su facturación. Aquí, la empresa se ha hecho con la cuarta posición en la clasificación de ventas convirtiéndose en el «rey de las armas baratas». El Taurus 85, una versión similar a la Smith & Wesson 60 pero que se comercializa a la mitad de precio, lleva años siendo una de las armas más vendidas en el país norteamericano.

Pero, paradójicamente, la ascensión de Donald Trump a la presidencia ha supuesto un bajón en las ventas de armas de fuego. Azuzados por una campaña catastrofista de la industria y la Asociación Nacional del Rifle, los estadounidenses se precipitaron a adquirir armas de fuego durante 2015 y 2016 en previsión de un endurecimiento de las condiciones de compra que, finalmente, no se ha producido.

Además, las matanzas de los últimos años (en especial, la del instituto Stoneman Douglas, en Park­land, Florida, en febrero del año pasado) han desencadenado una mayor concienciación y un creciente activismo de la ciudadanía en contra de las armas de fuego, que ha tenido reflejo tanto en Wall Street (la gestora de fondos Black­rock anunció en 2018 que será más estricta con las empresas del sector) como en el sector minorista (firmas como Walmart y Dick’s han restringido las ventas).

Por si fuera poco, la imagen de la firma en el país norteamericano se ha visto manchada por varios problemas de calidad. En 2016 Taurus cerró un acuerdo por una cifra estimada en 239 millones de dólares en el que la firma se ofrecía a retirar de circulación alrededor de un millón de pistolas por un defecto de fabricación; las armas se disparaban aun con el seguro puesto. 

Fuente: El País