La nueva estrategia de Santander se puede resumir así: mantener la sobriedad en Europa e ir a lo grande en América Latina. Eso tiene sentido dadas las mayores perspectivas de crecimiento de esta última, pero también puede traer consigo una mayor volatilidad.

Tras el fallido nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado, la jefa de Santander, Ana Botín, está haciendo todo lo posible para demostrar por qué el banco es uno de los pocos prestamistas europeos que cotiza en línea con su valor contable tangible.

Ayer prometió aumentar el rendimiento sobre el capital tangible (ROTE) del banco a entre el 13% y el 15%, y reducir sus costes a entre el 42% y el 45% de los ingresos. También pretende mantener una ratio de capital común Tier 1 entre el 11% y el 12%, y reducirá el comité de dirección de 24 a 11 miembros.

El primer motor de la estrategia es una franquicia europea fuerte pero delgada. Aquí es donde el banco ha reservado 1.000 millones de euros en ahorro de costes a medio plazo, dentro de un objetivo total de 1.200 millones de euros. Las sinergias de la adquisición de Banco Popular representarán la mayor parte, mientras que el aumento de la cuota de mercado en España debería impulsar la capacidad de fijación de precios.

El Reino Unido, que otrora fuera motor de crecimiento, ahora parece un aditamento. Se espera que, en el mejor de los casos, consiga un rendimiento sobre el capital tangible del 10% al 12%, muy por debajo de su rival local Lloyds.

Ana Botín también quiere aumentar su exposición a una América Latina en rápido crecimiento: se prevé que los activos ponderados por riesgo aumenten en cinco puntos porcentuales hasta el 30% del total del grupo en busca de un llamativo 22% de rendimiento sobre el capital tangible, aproximadamente el doble del promedio actual del grupo. Eso se logrará mediante un crecimiento anual de los ingresos de dos dígitos centrado en Brasil y México.

Dado que Brasil representa más de la cuarta parte de los beneficios del grupo, el nuevo plan requiere una visión optimista de los ciclos históricos de auge y caída del crédito del país lusófono. El año pasado, el Santander logró un impresionante 20% de ROTE, pero solo después de que su mayor mercado emergiera de una recesión. También se basa en la esperanza de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no lleve sus guerras comerciales al sur.

Supongamos que Santander reduce los costes al 44% de los ingresos: entonces los ingresos tendrían que crecer alrededor de un 7% al año para que el banco alcance un ROTE del 14% en 2021, según un cálculo realizado por nosotros que utiliza una tasa impositiva del 35%.

Los analistas esperan que la línea superior crezca menos de un 4% al año, según datos del proveedor de datos financiero Refinitiv, de Reuters. Botín tendrá que demostrar que el crecimiento extra no lleva incorporadas demasiadas resacas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días