Viajar hoy en avión es la mitad de barato que en 1995 en términos reales (descontando la inflación), según los datos del último informe de la IATA, la asociación internacional de aerolíneas. Justamente en 1994, Michael O’Leary, entonces un empleado de medio pelo de Ryanair, tomaba las riendas de la compañía y la transformaba en el paradigma de los low cost. Vuelos baratos para todos, la democratización del transporte aéreo.

Aquel presentimiento casi fantástico del ahora consejero delegado de Ryanair se ha transformado en una realidad. El número de pasajeros por avión sobrepasó los 4.000 millones en 2017 y la red abarca a 20.000 ciudades conectadas entre sí en todo el mundo, frente a los 1.300 millones que lo hacían veinte años atrás Y lo que es más revelador: en el año 2000, cada ciudadano usaba de media el avión cada 43 meses; hoy ese plazo se ha reducido a la mitad, solo 22 meses.

Ryanair no solo ha impuesto su modelo de bajo coste frente a los gigantes aéreos nacionales como Iberia, Lufthansa, British Airways o Iberia, que no han tenido más remedio que replicarse en filiales low cost como Vueling o Iberia Express, sino que domina los cielos europeos. En España, transportó en 2017 un total de 38,5 millones de viajeros, siendo líder absoluto, a 14 millones de distancia de la segunda compañía (Vueling).

El secreto del modelo low cost patentado por Ryanair tiene varios puntos. Entre los más destacados, multiplicar las frecuencias de los aviones; minimizando el tiempo en tierra; ampliar los destinos utilizando ciudades más pequeñas o aeropuertos secundarios con tasas más bajas o subvenciones públicas; un solo modelo de avión para ahorrar coste de mantenimiento (Boeing 737-800); clase única de asientos; tarifa básica muy baja y cobro de suplementos por el resto (equipaje, asiento, embarque prioritario, de primera clase, catering, etcétera) y bajos salarios y flexibilidad de horarios para el personal aprovechando la ausencia de sindicatos.

Viajar en avión es hoy la mitad de barato que en 1995 en términos reales , según la IATA

Desgraciadamente para O’Leary esta última estrategia se está desmoronando. Desde hace más de un año, los pilotos y los tripulantes de cabina de Ryanair se están organizando en todos los países donde opera la compañía, que no ha tenido más remedio que reconocer a los sindicatos en Alemania y Reino Unido, rompiendo una tradición de casi 30 años, en los que la aerolínea no ha admitido ningún comité de empresa.

A finales del año pasado, para frenar las huelgas y, además, las fugas hacia otras compañías lowcost como Norwegian o easyJet, Ryanair firmaba una mejora salarial del 20% para gran parte de sus pilotos. Ese aumento disparó los costes laborales en 2017 un 17%. Entonces el director financiero, Neil Sorahan, ya avisó a los analistas financieros: “No haremos concesiones en materia de remuneración o productividad que amenacen nuestro modelo de bajo coste y nuestro liderazgo».

Pasajeros en los mostradores de Ryanair en el aeropuerto de Valencia.Pasajeros en los mostradores de Ryanair en el aeropuerto de Valencia.

Su aviso se ha diluido como un azucarillo a juzgar por los resultados del primer trimestre fiscal presentados la pasada semana, como señalan varios informes de bancos de inversión. Los costes laborales se dispararon un 34% hasta los 244,9 millones de euros, y ya representan el 14,3% del total, tan solo superados por el combustible y las tasas aeroportuarias. Junto con el alza del precio del petróleo, ese aumento ha sido la principal causa de que los beneficios cayeran un 20%.

Esta vez ha sido el propio O’Leary el que ha tenido que salir a tranquilizar a los inversores: “No estamos dispuestos a ceder a demandas irrazonables que comprometerán nuestras bajas tarifas o nuestro modelo de negocio altamente eficiente». Y a continuación amenazaba con reducir flota, rutas y empleos si proseguían las huelgas. Dos días después cumplía su amenaza y anunciaba 300 despidos en Irlanda y traslados de flota a Polonia. La acción repuntaba el 4% tras el anuncio.

«Debemos ser conscientes de que si pagamos 10 euros por un billete de avión hay algo raro detrás», dice Iglesias de USO

La aerolínea más rentable

Pero, ¿por qué esta agresividad hacia las razonables demandas de los trabajadores que piden fundamentalmente sujetarse a las leyes laborales de los países donde tienen su base en lugar de a la irlandesa? Porque gracias a esa restricción de los costes laborales que le permite Irlanda, Ryanair es la aerolínea más rentable. Su margen de beneficio sobre ingresos es del 21% (ejercicio 2017), el doble de la mayoría de sus competidores, pese a la continua rebaja de tarifas (el 4% en el último año hasta los 38,68 euros). Pero en el primer trimestre esa rentabilidad se ha desplomado hasta el 15%.

Protesta de tripulantes de cabina de Ryanair, en el aeropuerto de Barajas.Protesta de tripulantes de cabina de Ryanair, en el aeropuerto de Barajas.

Muchos analistas señalan que si transige con las demandas laborales, su modelo se desmontará en un escenario de creciente competencia. La IATA acaba de rebajar las previsiones de beneficios de las aerolíneas para 2018 por el aumento de los costes, «El 80% del aumento en los costes unitarios vendrá del combustible y de los costes laborales», ha subrayado Brian Pearce, responsable económico de IATA.

Y si suben los costes, no hay más remedio que subir las tarifas. Nos encanta viajar a Roma o a Londres por menos dinero que el que nos cuesta el taxi al aeropuerto, pero esas bajas tarifas esconden el sacrificio de unos empleados con sueldos muy bajos. “Los usuarios tienen que ser conscientes de que si pagan 10 euros por un billete de avión hay algo raro detrás, como sabemos que si una camiseta nos cuesta 2 euros, posiblemente se haya fabricado en un país asiático por un niño con un sueldo de miseria. Ryanair no puede aprovecharse de un modelo que utiliza la explotación laboral para competir”, señala Ernesto Iglesias, responsable de Vuelo de USO, convocante de la huelga de tripulantes de cabina que ha tenido lugar el 25 y 26 de julio.

Condiciones laborales precarias

Este dirigente sindical admite que aplicar la legislación laboral española tendrá costes para Ryanair. “En Irlanda solo hay 20 días de vacaciones, frente a los 30 en España. Además la compañía ni siquiera nos reconoce ahora permisos por boda o por fallecimiento de un familiar. Y persigue a los compañeros en cuanto están cuatro días de baja”, añade.

El margen para Ryanair es estrecho aunque no todo el mundo es tan pesimista. “Las huelgas son malas para la confianza y crea riesgos a corto plazo para los beneficios, pero no debería afectar a la posición competitiva a largo plazo, liderazgo de costes, fortaleza financiera o generación de efectivo de Ryanair”, dice el el analista de Liberium, Gerald Khoo

Fuente: El País