El último año ha sido frenético para Naturgy. Y es que la antigua Gas Natural no solo ha mudado de nombre. El 6 de febrero de 2017 Francisco Reynés llegó al puente de mando de la energética procedente de Abertis. En solo 12 meses se han sucedido los cambios a una velocidad de vértigo: nuevos propietarios, reducción del consejo de administración y un plan estratégico hasta 2022 en el que el accionista es el gran protagonista.

Los cambios en la compañía buscan tener un esquema claro para alcanzar una visión de largo plazo, alinear los intereses de los directivos con los accionistas y maximizar el valor de Naturgy, minimizando los costes y siendo más eficientes”, explican fuentes de la compañía. Un propósito que se ajusta a los deseos de sus nuevos accionistas de referencia. Aunque Criteria Caixa sigue como socio principal, con un 25% del capital, vendió un 10% al fondo GIP, que ya posee el 20% de la compañía después de que Repsol le colocase también un 10%. La petrolera acabó saliendo hace un año de la gasista al vender a CVC el 20% que le quedaba.

Víctor Peiró, director de análisis de GVC Gaesco Beka, apunta que la entrada de dos fondos de capital riesgo como GIP y GVC supone una mayor exigencia de rentabilidad para Naturgy. “Estos fondos le piden más dividendo, lo que implica una gestión en la que se gane dinero con claridad. El alza del dividendo de un 30% el pasado año y el compromiso de subirlo un 5% anual —como poco— hasta 2022, junto con el programa de recompra de acciones responde a ello, no tanto al crecimiento o la marcha de la inversión en renovables”, explica.

Coincidiendo con el nuevo reparto del capital, Reynés redujo el consejo de administración de 17 a 12 consejeros en una política de simplicidad, eficiencia y rentabilidad que empapa todo su plan estratégico 2018-2022. Entre los objetivos de esta hoja de ruta se encuentran alcanzar un resultado operativo y un beneficio neto de 5.000 millones y 1.800 millones de euros, respectivamente, en 2022.

Resultados

Naturgy cerró 2018 con una facturación de 24.339 millones de euros, un 4,8% más que un año antes. La mejora en el beneficio de explotación fue más pronunciada: el ebitda se situó en 4.413 millones de euros, un 12% por encima del logrado un año antes. En cuanto al resultado neto, la gasista cerró el curso con unas pérdidas de 2.822 millones de euros fruto de la actualización del valor de sus activos de generación eléctrica. Sin tener en cuenta este apunte contable, el beneficio neto ordinario creció un 57% hasta situarse en 1.245 millones. Además, el nuevo equipo gestor logró recortar la deuda un 10% (este año la nueva norma de arrendamientos elevará la deuda en 1.600 millones). Las acciones de la compañía se revalorizan un 30% en 12 meses.

Mimos al accionista

Naturgy ha centrado su plan estratégico en repartir todo el beneficio posible. En 2018, los accionistas han cobrado 1.500 millones de euros (1,3 euros por acción), un 30% más que el ejercicio anterior. Esta política de retribución aumentará un 5% anual hasta 2022. Además, el grupo energético ha gastado 145 millones en recomprar acciones, dentro de un plan de 400 millones de euros previsto hasta junio de 2019, lo que supone otra forma de retribución al haber menos títulos en circulación, circunstancia que aumenta el beneficio y el dividendo por acción.

Aránzazu Bueno, analista de Renta 4, califica de buenos los resultados del pasado año y espera un positivo 2019 con menores incidencias en las monedas de los países en los que está presente y que supusieron un coste de 218 millones de euros debido a su depreciación. “La compañía ofrece un crecimiento muy equilibrado, donde el 80% corresponde a gas y electricidad y el 20% restante, al negocio de redes. Por delante tiene todavía una gran capacidad en energías renovables y mejoras en eficiencia y comercialización”, explica Bueno.

Goldman Sachs apunta a varias incertidumbres sobre Naturgy en un reciente informe. “Un cambio regulatorio peor de lo esperado (principalmente en España) podría afectar negativamente a nuestras previsiones de resultados y valoración. Creemos que el riesgo regulatorio en curso en España podría llevar a una reducción de calificación e implicar una valoración más baja para el grupo en un escenario de racionalización de cartera. Sin embargo, destacamos que las transacciones que involucran a los activos regulados en España han continuado completándose a pesar de la continua incertidumbre regulatoria”.

Los analistas de Goldman apuntan a que una disminución en los precios del gas en Europa afectaría negativamente la rentabilidad de las actividades de suministro de Naturgy. Y avisan sobre el riesgo de que no se ejecute el programa de reducción de costes “de 500 millones de euros”, algo que tendría un impacto negativo en la valoración que el banco de inversión hace sobre la compañía.

En la parte regulada del negocio es donde la analista de Renta 4 aprecia los mayores riesgos para la compañía: “Este área se revisará los próximos años en España y se espera que esa revisión sea a peor, aunque Naturgy podrá hacerle frente gracias a que es una compañía muy diversificada”. También Víctor Peiró ve estabilidad en sus resultados futuros, ya que “el 70% de su negocio es regulado y estable”. Destaca las desinversiones que realizó la compañía el pasado año, que alcanzaron los 2.600 millones de euros, “y que no le aportaban mucho, principalmente en Kenia, Moldavia, Italia y Colombia”. Peiró cree que los vientos sectoriales soplan a favor de una regulación pactada y en un escenario en el que los tipos de interés no van a subir.

Retraso en renovables

Naturgy está centrada en el gas y sus redes, pero pretende subirse al carro de las renovables. Uno de los primeros movimientos de Reynés fue un ajuste del valor contable de los activos de 4.851 millones de euros y que afecta principalmente a sus centrales de carbón, gas y nucleares en España. Esta medida supone ir hacia formas más limpias de producción, algo que reduce el valor de las instalaciones tradicionales.

Actualmente, de la producción eléctrica Naturgy en Europa solo el 10% corresponde a energías renovables, porcentaje que baja al 8% a escala internacional, según Aránzazu Bueno. Fuentes de la compañía indican que están “reposicionando el negocio para aprovechar las oportunidades de la transición energética e incluso adelantando este nuevo escenario con la fuerte inversión comprometida en renovables”. Uno de los proyectos más novedosos es la producción de gas renovable procedente de residuos orgánicos, que “no solo proporcionará energía limpia, sino que se producirá valorizando un residuo, lo que evitará también los impactos ambientales y socieconómicos ligados a la gestión de estas basuras”, explican desde la gasista.

En 2018, Naturgy se adjudicó un nuevo parque eólico en Australia con una inversión de 166 millones de euros y desembarcó en dos proyectos fotovoltaicos en Brasil por valor de 95 millones de euros. La compañía tiene previsto invertir en nueva capacidad renovable 663 millones de euros durante 2019.

Fuente: El País