El Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado este jueves sus previsiones de crecimiento económico de este año para la zona euro hasta el 2%, una décima menos que las formuladas el pasado mes de julio, y al 1,8% en 2019 por la menor contribución de la demanda externa. Pero su presidente, Mario Draghi, ha explicado que el consejo de gobierno del organismo ha decidido mantener los tipos de interés sin variación en su mínimo histórico del 0,00% –y del 0,40% negativo en el caso de la facilidad de depósito— y sus planes para reducir la compra de activos de forma gradual a finales de diciembre. Draghi ha alertado de los riesgos que entrañan las crecientes políticas proteccionistas y ha minimizado el impacto en la zona euro de las crisis de Argentina y Turquía.

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El consejo de gobierno, además, espera que los tipos de interés oficiales del BCE se mantengan en los niveles actuales hasta al menos el verano de 2019 «y en todo caso, durante el tiempo necesario para asegurar la continuación de la convergencia sostenida de la inflación hacia niveles inferiores, aunque próximos al 2% a medio plazo». También ha mantenido intactas sus intenciones de seguir reduciendo progresivamente su plan de compra masiva de bonos. El BCE «continuará realizando las compras netas de activos en el marco del programa de compras de activos (APP) al ritmo actual de 30.000 millones de euros mensuales hasta el final de este mes», ha dicho.

Después de septiembre de 2018, el consejo de gobierno del BCE reducirá el ritmo mensual de las compras netas de activos a 15.000 millones de euros hasta el final de diciembre de 2018 y prevé que, siempre que los nuevos datos confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo, las compras netas cesen a partir de entonces». A partir de ese momento, Draghi ha afirmado que seguirá inyectanto liquidez a los mercados, reinvirtiendo la deuda que venza «durante un periodo prolongado» y, en todo caso, «durante el tiempo necesario» para mantener «unas condiciones de liquidez favorables».

Draghi ha señalado las tres incertidumbres que afronta la economía europea en estos momentos: el «proteccionismo creciente», que ha considerado como la principal amenaza; la «volatilidad» en los mercados financieros y la «vulnerabilidad» de las economías emergentes. Al respecto, Draghi ha considerado que esa debilidad no solo se da en Argentina y Turquía, sino que es más general. Sin embargo, ha sostenido que los efectos que puede tener sobre la zona euro son «limitados» y que el «contagio» es más probable en países con unos fundamentos más débiles, es decir, con elevados déficits o boquetes en su saldo exterior. No obstante, sí ha admitido que pueden darse exposiciones «locales» a esas crisis, en referencia a las participaciones que tienen bancos europeos a esos mercados.

Draghi también ha formulado una referencia, aunque indirecta, a Italia al final de su discurso. El presidente del BCE ha afirmado que el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento es «fundamental», en especial en países con una elevada deuda pública». En el turno de preguntas, se ha referido al país directamente. Ha afirmado que el BCE espera «hechos», aunque ha admitido que las «palabras» han causado un cierto «daño», en referencia a la subida de la prima riesgo y al castigo a los mercados financieros. Sin embargo, Draghi quiere ver primero «el borrador de las cuentas» italianas para el año que viene y ha recordado que tanto el primer ministro, Giuseppe Conte, como los responsables de Finanzas y Exteriores se han comprometido a cumplir.

Fuente: El País