En julio de 2015 la Bolsa daba unas sacudidas insoportables a Abengoa, una firma modelo que se había encaramado a la vanguardia de las nuevas tecnologías; pero entró en barrena y en otoño, en preconcurso de acreedores. Hoy trata de recuperarse. En julio de 2018, Duro Felguera (DF), centenaria empresa asturiana dedicada a proyectos industriales y energéticos, vive un tormento parecido. Y todos quieren evitar la repetición de la jugada tres otoños después.

Como en el caso de Abengoa, el grupo buscó una solución salvadora que pasó primero por la entrada de un socio inversor (entonces fue Gonvarri, del grupo Gestamp; ahora han sido el grupo británico-mexicano Petroza y el español Elecnor) que no salió; luego negoció con la banca acreedora (como entonces, liderada por el Santander) una extensión del periodo de vencimiento de la deuda y preparó dos emisiones de obligaciones convertibles. Y con el respaldo de las entidades financieras, abordó una ampliación de capital por valor de 125,7 millones de euros que terminó el jueves.

Los resultados del ejercicio de 2017 no daban opción a más: pérdidas de 254 millones frente a 18 del año anterior. La deuda neta pasó de 225 a 272 millones y la situación patrimonial neta del grupo consolidado se redujo a 165 millones, lo que presentaba un cuadro clínico de urgencia.

La empresa perdió el año pasado 254 millones y elevó su deuda a 272

En el aumento de las pérdidas tuvieron mucho que ver las provisiones y dotaciones por proyectos y arbitrajes de dudoso cobro. En ese sentido, DF mantiene un arbitraje en Singapur contra Samsung por los trabajos en la mina Roy Hill de Australia en los que reclama 200 millones de euros. Existen dudas de que salga victorioso; pero si gana la multinacional coreana, podría ser un golpe definitivo para DF.

Además, el grupo tiene serios problemas para recuperar la deuda pendiente en la planta de energía de Temocentro (Venezuela), sobre todo después de que Standard & Poor’s declarase en enero en default la deuda soberana del país suramericano. En diciembre, la compañía ya anticipó un deterioro adicional de 32 millones por dificultades en otros tres proyectos en el exterior.

Actuar o morir

La entrada de inversores y la banca tienen la clave para salvar a la compañía

Es decir, actuar o morir. La existencia de DF, que ha cumplido 160 años de existencia (con el nombre de Duro Felguera, 118), estaba en juego. En noviembre de 2017, el presidente del grupo, Ángel del Valle (yerno de Gonzalo Álvarez Arrojo, principal accionista del grupo, con el 24%), se vio obligado a dimitir presionado por la banca, que le culpaban de haber dilapidado más de 400 millones. Acacio Rodríguez, que había sustituido a Del Valle, se volcó en negociar con la banca (Santander, Caixa, Bankia, BBVA y Sabadell). Logró firmar en mayo el acuerdo de refinanciación, supeditado a reestablecer su situación patrimonial y poner en marcha la citada ampliación de capital, que comenzó el 3 de julio y terminó el 17. De esta forma, dispondría de mayor capital y reduciría su deuda con una condonación del 75%.

Durante la ampliación, que se ha desarrollado en medio de una fuerte volatilidad, los accionistas con derecho de suscripción preferente han superado el mínimo del 30%. En esta fase no han participado las familias Arrojo y Arias, requerido en el acuerdo de refinanciación. Ahora, se abre otra fase de prorrateo entre el 17 y el 23 y hasta las 9 horas del 24 en caso de que se tuviese que recurrir a una adjudicación adicional discrecional.

En ellas, pueden ampliar la participación y dar entrada a inversores interesados, como el caso de TSK (ingeniería también asturiana con la que ha llegado a un acuewrdo para cooperar en proyectos de llave en mano en áreas de energía, minería, industria, medio ambiente y oil & gas), la estadounidense Metco y la catarí Acec, cuyos nombres comunicó la propia DF a la CNMV. De esta forma, se superarían los 100 millones y la banca completaría lo necesario hasta llegar a los 125,7 totales. La admisión a cotización de las nuevas acciones se producirá el 1 de agosto y su negociación comenzará el 2.

Fuente: El País