Cuando pensamos en grandes banqueros, a menudo solemos engalanarlos con traje, corbata, maletín y zapatos relucientes. David Solomon (Hartsdale, EE UU, 1962) se aleja de los convencionalismos de la industria: los fines de semana cambia su outfit de ejecutivo por uno más informal y los despachos por las salas de concierto, donde actúa como discjockey. El nuevo CEO de Goldman Sachs sustituye a Lloyd Blankfein tras 12 años en el cargo con la responsabilidad de mantener los buenos resultados que el banco de inversión presenta en las últimas fechas.
El nombramiento de Solomon, al que Blankfein ya señaló hace un año como su futuro sustituto, coincidió con la presentación de resultados del segundo semestre del año, el mejor de los últimos nueve gracias a un aumento del 44% en los beneficios de la entidad hasta alcanzar 19.440 millones de dólares.
Solomon creció en Scarsdale, a las afueras de Nueva York. Su madre, Sandra, trabajó como especialista en audición en una clínica local; su padre, Alan, fue vicepresidente de una pequeña agencia de publicidad. En su adolescencia, David tuvo empleos temporales como camarero y monitor de campamento y, tras acabar sus estudios, se marchó a la pequeña ciudad de Clinton, a ocho horas de camino de su hogar.
Allí estudió en el prestigioso Hamilton College, uno de los centros universitarios más antiguos del país –fue fundado en 1793– para graduarse en Letras y Ciencias Políticas. Solomon reconoció en una entrevista que su afición por la música a todo volumen le llegó en su etapa universitaria, siendo el animador de las fiestas de la fraternidad a la que pertenecía.
Sus primeros trabajos en el sector bancario fueron en entidades que actualmente no existen. Primero, en 1986, en Irving Trust, que cerró dos años después. Luego entró en Drexel Burnham, un banco de inversión que se declaró en quiebra a mediados de los noventa rodeado de un escándalo de fraude. Tras su salida, Solomon declaró que la compañía había estado vendiendo “bonos basura” con un alto riesgo de impago.
La estabilidad laboral le llegó, al menos durante un tiempo, con su entrada en el gigante de la inversión Bear Stearns, que a la postre sucumbiría al estallido de la burbuja financiera en 2008. Solomon lideró el área de bonos de alto riesgo de la firma. Después de acumular experiencia jugando a apostar cifras millonarias, Goldman Sachs le fichó en 1999.
A base de horas de extenuante trabajo, el banquero fue escalando posiciones hasta ser nombrado, primero jefe del área de inversiones y, en 2016, codirector del banco, convirtiéndose en el segundo de a bordo del capitán Blankfein, su principal valedor desde su entrada en el panel directivo de Goldman.
El currículum de Solomon no dista mucho del de otros banqueros, pero sí que se desmarca cuando se pone a los platos de su mesa de mezclas. Es ahí cuando se convierte en D-Sol y pincha música techno. Es habitual verle dar conciertos en salas, terrazas e incluso festivales, y en Spotify acumula algo más de 500.000 oyentes mensuales, una cifra nada desdeñable para un ejecutivo que compagina una de sus aficiones con su actividad laboral. “No sé si ver al CEO de Goldman Sachs pinchando en un club va a cambiar la percepción que se tiene de la industria”, llegó a decir el ejecutivo.
Casado desde los 27 años con Mary Elizabeth, desde 2002 la pareja vive en un apartamento valorado en 24 millones de dólares en el Upper West Side, uno de los barrios más caros de Nueva York y que tradicionalmente ha sido frecuentado por profesionales del sector bancario. También tienen un complejo en Aspen, Colorado, de 4.000 metros cuadrados en una de las ciudades fetiche para los grandes empresarios, donde acuden principalmente a esquiar y a intercambiar pareceres sobre cómo marcha el mercado.
Solomon, a pesar de tomar las riendas de Goldman Sachs en un buen momento, tiene varios retos al frente del banco. En primer lugar, estrechar lazos con empresas en vez de depender de la negociación de activos. Por otro lado, el nuevo CEO declaró que pretende impulsar la incursión de la compañía en el negocio de las bitcóins y otras criptomonedas. “Debemos evolucionar el negocio del banco y adaptarnos al ambiente”, dijo hace dos semanas. Además, recibe una buena herencia de su predecesor: bajo el mandato de Blankfein, los títulos del banco se apreciaron un 50%, una hazaña en la travesía durante la crisis financiera.
La elección de Solomon ha tenido una gran acogida incluso en el seno de uno de los máximos rivales de Goldman Sachs, JP Morgan. El consejero delegado de la entidad financiera, Jamie Dimon, se pronunció tras conocer el nombramiento de una persona a la que le une una relación de amistad: “Me quito el sombrero”, dijo.
Fuente: Cinco Días