Ahora que el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado su primera revisión estratégica en casi dos décadas, el economista jefe para Europa de Goldman Sachs, Sven Jari Stehn (Hamburgo, 39 años), cree que la clave pasa por la clarificación del mandato de la entidad, de sus objetivos. “La meta de inflación se sitúa ahora ‘por debajo pero cerca del 2%’, lo que carece intencionadamente de concreción. Y creo que la actual dirección va a presionar para fijar un objetivo del 2% simétrico y esa va a ser una de las principales claves de esta revisión”. Son muchos los economistas —entre ellos el antiguo economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kenneth Rogoff— que, desde hace años, consideran que una meta de inflación máxima del 2% es demasiado baja, que en el actual contexto económico global pesan más las presiones deflacionistas que las inflacionistas, pero la cuestión parece anatema para Alemania, que semeja no haber olvidado la hiperinflación que vivió en los años veinte del siglo pasado.

Creación de empleo

Stehn duda que la revisión acerque los objetivos del BCE a los de la Reserva Federal de Estados Unidos, que incluye además del control de la inflación el impulso a la creación de empleo. “Yo creo que el BCE va a mantener la inflación como su principal objetivo. El resto de las cuestiones pueden alcanzarse más bien a través de las herramientas, al definir cómo afectará la política monetaria a otras cuestiones como el medio ambiente, la desigualdad….”.

Todo en un momento en el que los bancos centrales sufren la presión de haber limitado mucho sus herramientas y su margen en caso de que la situación económica fuerce su intervención. “Pero si fuera necesario el BCE todavía puede recortar los tipos de interés, creemos que podría alcanzar el -1%. Por el lado de la expansión cuantitativa, la entidad ha limitado las compras de bonos soberanos y por ahí podría tener margen y podría ampliar las compras a otro tipo de activos. En todo caso, la limitación de margen de la política monetaria obliga a hacer un mayor uso de la política fiscal”. Otro debate que choca con el muro alemán.

Compras de activos

En todo caso, Stehn no espera cambios en los tipos de interés este año. “Por un lado la inflación sigue baja en la zona euro, ronda el 1% aún por debajo del objetivo del BCE. Las perspectivas de crecimiento han mejorado y los comentarios de [la presidenta del BCE, Christine] Lagarde refuerzan ese escenario. Eso, en conjunto, elimina la urgencia de que el consejo del BCE relaje más la política monetaria, por eso creemos que los tipos se van a mantener. Pero sí van a seguir las compras de activos hasta finales de 2021 porque solo vemos un lento repunte en la inflación”.

Para 2020, el banco de inversión confía en una cierta mejora. “Somos cautamente optimistas y situamos el crecimiento en el 1,1%, algo por encima del consenso (1%). A finales de 2019 vimos un fuerte deterioro de la situación económica, en buena medida en el sector industrial y aunque no se ha producido todavía una recuperación, algunas de las cifras son alentadoras, como el índice de confianza empresarial en Alemania, muy influido por la mejora del contexto global”.

En esa mejoría, influye decisivamente la tregua alcanzada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. La primera fase del acuerdo comercial ha calmado a los inversores. Pero la Administración dirigida por Donald Trump mantiene la amenaza, repetida esta semana en el foro económico de Davos, de subir los aranceles a los automóviles europeos. También se ha descartado un Brexit a las bravas, pero queda mucho por negociar.

“No creemos que vaya a haber una guerra arancelaria entre EE UU y Europa. Así que, comparado con lo que ocurría en 2019, eso es muy positivo. Por el lado del Brexit, las últimas cifras macroeconómicas han respondido muy bien al cambio de escenario respecto al otoño. No obstante, hay muchas incertidumbres. El primer ministro Boris Johnson insiste en atenerse al calendario y salir definitivamente a finales de año, lo que podría ponernos otra vez al borde del precipicio. Confiamos en que no”.

En resumen, “vemos 2020 como un claro entre las nubes, pero las nubes siguen ahí”, resume el economista jefe para Europa.

Pese a todo, sus pronósticos suenan optimistas a la vista de cómo ha arrancado el año, con un aumento de las tensiones geopolíticas, las amenazas arancelarias reavivadas y las espadas en alto en lo relacionado con el Brexit.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dejó claro en su visita a Londres que las expectativas de Johnson pueden ser demasiado altas y que no será fácil cerrar un acuerdo en tan corto espacio de tiempo. “Nosotros creemos que el pacto será por fases, que este año habrá un acuerdo sobre bienes, que es más fácil, y que temas como los servicios se pactarán más adelante. Esa puede ser la forma de cuadrar el círculo”, explica. Es decir, que serviría para que Londres salvara su calendario y siguiera adelante con sus planes y la UE mantuviera sus salvedades, sin desgaste político para ninguna de las partes.

Más cauteloso se muestra Stehn con el alcance del Plan Verde presentado por Von der Leyen como el eje de su modelo de crecimiento “Aún hay que conocer el detalle, pero vemos una expansión moderada de la inversión en los próximos años. Para este año apenas vemos una aportación de tres décimas en este capítulo, impulsado básicamente por Italia, Francia y Alemania. Y aunque no suponga un cambio radical sí es una ayuda al crecimiento. Dicho esto, hay algunos países con un importante margen fiscal, sin duda Alemania, y ese colchón aún no se ha utilizado”. En este punto no hay cambios, esa sí que parece ser una variable permanente en la política económica europea.

España, esperar y ver

Stehn escoge con cuidado sus palabras a la hora de valorar al nuevo Gobierno español, no quiere precipitarse. “En términos generales es positivo que haya un Gobierno pero hay que esperar a ver qué políticas adopta y cómo diseña el presupuesto”. Espera para la economía española una moderación del crecimiento, después de unos años en los que ha superado a la media de la eurozona. “Calculamos un crecimiento del 1,7% para este año, todavía bastante por encima de la zona euro, pero creemos que la dinámica de la segunda mitad de 2019, de fuerte desaceleración de la demanda interna, se mantendrá.

Fuente: El País