Para enfrentarse a la crisis, el Banco Central Europeo inyectó al sistema financiero liquidez a mansalva. Sin embargo, las entidades estaban mal, no asumían riesgos y, por tanto, no lo prestaban. El dinero que les daba el BCE no circulaba. Esos excesos de liquidez los depositaban de vuelta en las arcas del eurobanco, donde se acumulaban sin trasladarse a la economía real. Así que el banco central tuvo que responder cobrando a las entidades una penalización del -0,4% por los depósitos, el llamado tipo negativo. Eso hizo que los bancos tuviesen que buscar otros destinos donde dejar el dinero. Sobre todo porque entre ellos siguen sin prestarse. Y más si son de países distintos.

En semejante contexto, que arrancó a mediados de 2014, las entidades buscan colocar esa liquidez en productos como la deuda pública, que legalmente no penaliza sus balances. Pero aseguradoras y fondos de pensiones también necesitan poner el dinero a resguardo. Y también lo invierten en deuda pública. Si además hay gran incertidumbre sobre la economía, los inversores se agolpan buscando títulos de los Estados. La situación ha llegado al extremo de que más de la mitad de las emisiones soberanas de la zona euro ofrece tipos negativos.

Las entidades podrían almacenar el dinero como billetes en cámaras acorazadas para evitar el castigo del BCE. Pero eso es caro, necesita seguridad y tiene el inmenso problema de la logística para llevarlo adonde se necesite. De manera que el dinero es hoy una cosa electrónica, que en grandes cantidades es mejor mover como un apunte electrónico. Y las empresas tienen el mismo problema con su tesorería. Necesitan gestionar el pago a proveedores, nóminas, cobros… Si solo tuviesen que guardar el dinero podrían comprar bonos. Pero no es el caso. Ahora que el BCE se plantea incluso más bajadas de tipos, ha elaborado un estudio en el que defiende la validez de estos intereses negativos. Y argumenta que los bancos pueden cobrar a las empresas por los depósitos.

El organismo que preside Mario Draghi recomienda a las entidades que cobren por guardar el dinero a las compañías

“Un principio de la economía moderna es que la política monetaria no puede conseguir mucho una vez los tipos de interés se acercan a cero […] porque los agentes acumulan el dinero en efectivo”, recuerda el informe del eurobanco. Sin embargo, los expertos del BCE usa este documento para refutar esa afirmación. En su opinión, los tipos negativos funcionan. Tanto es así que en la zona euro el 20% de los depósitos de empresas ya abonan un interés al banco —el 5% del total de los depósitos—. Si bien la historia va por barrios: en Alemania hasta el 50% de los depósitos corporativos —el 15% del total— pagan al banco. En cambio, en los países de la periferia apenas llega al 5% de los depósitos de empresas.

El presidente del BBVA, Carlos Torres, admitió en 2016 que cobraban en algunos supuestos. Y el de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, afirmó lo mismo hace unas semanas. Se trata de compañías que dejan su tesorería en el banco y con las que no tienen contratados servicios o préstamos por los que puedan cobrarles. En níngún caso a particulares.

En su informe, el BCE pretende demostrar que los bancos pueden cobrar a una porción significativa de los depósitos de empresas. Y eso se debe a que “las corporaciones no pueden conducir tan fácilmente sus operativas sin los depósitos bancarios”, señala.

Ocurre sobre todo si los bancos son sanos, sostiene. De hecho, en esas entidades han aumentado los depósitos gracias a un contexto de búsqueda de seguridad. En la periferia temen perder su principal forma de financiación y pocos bancos repercuten los tipos negativos, dicen.

Fragmentación financiera

En opinión de la banca española, se estaría fomentando otra vez la fragmentación entre el centro y la periferia al favorecerse a las entidades más seguras porque cuentan con Estados fuertes que los respaldan. Y ahí está el Deustche Bank, que atraviesa problemas pero que cuenta con la garantía implícita del Tesoro alemán.

“El estudio del BCE es algo optimista. Los datos de la zona euro están sesgados por las cifras alemanas. Y los depósitos de empresas no son tan importantes en el total, afirma Francisco Vidal, economista jefe de Intermoney.

El informe también dice que aumenta la inversión porque las empresas desplazan sus depósitos hacia otros destinos. Sin embargo, los datos de inversión no apuntan esa tendencia, ni en la eurozona ni en Alemania.

Riesgo para las entidades

Un estudio del Banco de España considera que los tipos negativos no han perjudicado el crédito. Aunque los resultados de los bancos no son boyantes, tampoco se nota de momento que los tipos negativos hayan lastrado mucho sus rentabilidades. Los márgenes por intereses sufren, pero por ahora ha ayudado que los bancos tenían bonos y ganaban con sus revalorizaciones. También que con los tipos bajos se ha favorecido el crecimiento y así los morosos pagan, se venden los créditos malos y se liberan provisiones. Además, están mejorando su eficiencia con ajustes de plantilla y tecnología. Pero todo ello podría tener un límite y acabar afectando a su rentabilidad, alertan fuentes bancarias. Máxime cuando el negocio de las españolas se basa más en depósitos y tipos variables. En un entorno de bajo crecimiento que no genera demanda de préstamos, el riesgo es que la sostenibilidad de las cuentas se ponga en duda creando inestabilidad financiera. La cotización en Bolsa ya está por debajo del valor en libros. Para no dañarlos, el BCE valora el tiering: que la banca solo pague el 0,4% por una parte de lo que deja en el eurobanco.

Fuente: El País