Los recursos humanos están cambiando a marchas forzadas. Lo asegura José Rodríguez, global data protection officer de la compañía estadounidense Cornerstone OnDemand, dedicada al software de gestión de capital humano y aprendizaje basado en la nube.- RRHH antes tenía una función administrativa, y eso está cambiando últimamente. Se está reconvirtiendo como profesión”, explica, “y lo que va a ser el santo grial va a ser que las organizaciones sean capaces de encontrar la persona adecuada en el momento adecuado para asegurar la productividad”. Y es que, como explicó recientemente Sabine Hansen, responsable global de recursos humanos de Amadeus, el talento importa independientemente de si el entorno es más digital o menos. “En este mundo tecnológico casi todo se puede copiar, pero la cultura y el talento, no”, zanjó.

Así, en opinión de la compañía que representa Rodríguez, el enfoque de las políticas de recursos humanos de las compañías ha cambiado radicalmente desde el momento en que los tangibles han dejado de ser el centro de las organizaciones que han pasado a ocupar los trabajadores. ¿Realidad o positivismo excesivo?

En EE UU, con apenas un 4% de desempleo, la guerra por el talento no solo no está remitiendo sino que se ha intensificado. La demanda intensiva de perfiles disruptivos que aporten valor diferencial ha precipitado un campo abonado para que florezca un segmento de nuevas empresas emergentes o startups.

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Este sector se especializa en reclutar talento mediante algoritmos avanzados que procesan sin parar los datos de los candidatos. Se han desarrollado así soluciones automatizadas para ejecutar tareas que hasta el momento correspondían en todas las fases del proceso a una toma de decisiones humana. Los agentes de sector aseguran que la máquina está empezando a ser autónoma y eficaz para seleccionar la idoneidad y catalogar por orden de prioridad los currículos recibidos, así como evaluar, mediante el procesamiento de problemas y tests de conocimientos, si el nivel de las competencias y actitudes armonizan bien con los datos del puesto y la cultura del empleador.

José Rodríguez, sin embargo, rechaza que la máquina opere sola. “El software lo que nos dará es una serie de análisis que nos ayudarán a tomar esas decisiones. Porque si estas fueran decisiones fáciles no haría falta todo esto. Los seres humanos somos complejos, y es lo bonito de tratar con ellos. Los algoritmos nos van a ayudar a encontrar más fácilmente la persona adecuada”. Porque la automatización es, en su opinión, inevitable. “El nivel de automatización va a ser muy alto. Así, la pregunta ha de ser la pregunta es: como nos aseguramos de que las personas que van a usar esas herramientas tengan el conocimiento para contradecir al algoritmo”.

La nube es algo bastante sencillo, a juicio de Rodríguez. “Tenemos que desmitificar la nube, que parece algo muy esotérico”, asegura. “No es más que un sistema informático, en realidad. La diferencia es que puede usarse y compartirse entre mucha gente a la vez, y que cuenta con una facilidad de uso mucho mayor que cuando cada uno tenía su propio instalado instalado de forma local en su ordenador. ¿La consecuencia? Facilidad de uso, rapidez, bajada de costes y como consecuencia más innovación.

En su opinión, la otra faceta de la nube, alimentada con big data e inteligencia artificial, es que ayuda y aporta mejoras a los departamentos de recursos humanos. “El gran cambio viene por que gracias a estos sistemas se está empezando a trabajar en decisiones tomadas en datos reales y no con intuiciones, preferencias o experiencias pasadas que ya no son aplicables: “Es el GPS de los recursos humanos”.

Fuente: El País