El grupo de automoción Fiat Chrysler llegó a un pacto con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por el que desembolsará cerca de 800 millones de dólares por utilizar un programa para esquivar los límites a las emisiones. El sistema se instaló en un total de 104.000 vehículos de gran cilindrada que equipados con motores diésel. La compañía negó que buscara violar las normas.

Del total pactado, 305 millones se abonarán a los reguladores en concepto de multa. Otros 280 millones se destinará a resolver las demandas de los dueños de coches afectados y 100 millones a garantías. También incluye 72,5 millones para zanjar las investigaciones de los estados y 19 millones para California. La compañía ya incluyó en sus últimos resultados una provisión de 800 millones para afrontar los costes legales.

La agencia estadounidense del medioambiente (EPA, en sus siglas en inglés) acusó a la compañía hace justo dos años, en pleno escándalo por los motores trucados de Volkswagen. El Departamento de Justicia demandó a la compañía en mayo de 2017. Fiat Chrysler, con el difunto Sergio Marchionne al frente, rechazó la acción legal y que se trataran de establecer paralelismos con su rival alemán.

En su caso, el dispositivo ilegal se instaló en camionetas pickup Ram y todoterrenos Jeep que se vendieron entre 2014 y 2016. Los dueños de estos vehículos recibirán 2.800 dólares como compensación. La compañía asegura que el arreglo informático que propone no tendrá un impacto en el rendimiento o en los niveles de consumo de los modelos afectados. Tampoco serán necesarios cambios físicos.

“Fiat Chrysler engañó a los consumidores y a las autoridades instalando un dispositivo que socavaban las protecciones del aire limpio”, afirma el administrador de la EPA, Andrew Wheeler, que espera que el pacto anunciado mande “una clara y fuerte señal a los fabricantes y los consumidores” de que la agencia será severa al aplicar la normativa, que está diseñada también para “proteger la salud pública”.

Marchionne aseguró en su día que el programa no se desarrolló con la intención de evitar las reglas. La acción de la EPA se derivó de una investigación profunda de las prácticas de la industria, tras destaparse el fraude de Volkswagen. El fabricante alemán utilizó el sistema en 600.000 vehículos en EE UU, de pequeña cilindrada. Acordó pagar más de 25.000 millones en compensaciones y 4.300 millones de multa.

Fiat Chrysler se enfrentaba a una multa que podría haber ascendido a 4.600 millones de dólares si la EPA decidía aplicar la sanción máxima de 44.540 dólares por vehículo que viola la normativa medioambiental. El fabricante alemán de componentes Robert Bosch, que suministra motores a la automovilística, también va a realizar un desembolso de unos 30 millones para compensar a los dueños.

Fuente: El País