Las inversiones empresariales chinas en Estados Unidos se han frenado en seco. Según un estudio que acaba de elaborar el bufete Baker McKenzie, el flujo inversor ha acelerado su rumbo de Norteamérica hacia Europa. Así, las inversiones chinas en EEUU han caído un 92% durante el primer semestre de 2018. Han pasado de 24.000 millones de dólares en la primera mitad de 2017 a solo 2.000 millones este año.

Las operaciones de fusiones y adquisiciones (M&A) anunciadas por compañías chinas en Europa en el primer semestre del año alcanzan los 20.000 millones de dólares mientras que en EEUU totalizan 2.500 millones de dólares. De esta redirección de inversiones hacia Europa, España ha recibido un flujo inversor de 1.100 millones de dólares procedente de inversores chinos, lo que sitúa al país en el quinto puesto de preferencia europea, por detrás de Suecia, Alemania, Reino Unido y Francia.

A finales de 2016, el Gobierno chino ya instó a los empresarios locales a desinvertir en EEUU. Una política proteccionista que provocó que las inversiones chinas en Norteamérica se redujeran de 24.000 millones de dólares en la primera mitad de 2017, a 6.000 millones en la segunda mitad del mismo año. El estudio también apunta que las inversiones directas finalizadas por el gigante asiático en Estados Unidos solo han alcanzado los 2.000 millones de dólares, frente a los 12.000 millones de inversiones completadas en Europa en el último semestre de 2017.

“No nos sorprende que, en el actual clima de tensión comercial y subida de aranceles, los inversores chinos hayan decidido llevar a cabo un mayor número de desinversiones en EE UU. No obstante, la tensión comercial no es el orígen de la ralentización de la inversión china en el extranjero. Esta se viene produciendo desde finales de 2016 por el endurecimiento de las restricciones regulatorias por parte de Pekín debido a la ingente cantidad de inversiones que salieron previamente de China”, avisa Maite Díez, socia de M&A de Baker McKenzie.

La guerra comercial entre Washington y Pekín se endureció el pasado jueves cuando el Gobierno de Trump hizo efectiva la aplicación de aranceles a la importación de productos chinos por 34.000 millones de dólares. Las autoridades chinas anunciaron represalias por el mismo valor.

Efectos de la guerra comercial

Uno de los efectos de la guerra comercial latente a escala mundial lo ha experimentado el fabricante de teléfonos, Xiaomi, quien se estrenó el pasado lunes en la Bolsa de Hong Kong sin cumplir sus expectativas. Cerró su primer día con una caída del 1,29%.

Analistas de Bloomberg calculan que el PIB chino podría sufrir una desaceleración de dos décimas. Las medidas arancelarias de China sobre productos estadounidenses se traducirán en pérdida de empleos, ralentización de las inversiones y subida de los precios en EE UU.

Fuente: Cinco Días