Tras una severa fase de estudio, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) chileno ha decidido dar luz vede al acuerdo de código compartido entre la aerolínea de bandera chilena Latam, American Airlines y el grupo europeo IAG, holding en el que se integran Iberia y British Airways. El visto bueno a la operación cuenta con importantes condicionantes, se otorga, según una información publicada por el diario chileno La Tercera tras haber llegado a la conclusión que «los riesgos que se derivan de los acuerdos consultados superan a sus beneficios”. De acuerdo con lo publicado por el citado rotativo, la aerolínea chilena Latam ha reaccionado con cierta moderación al fallo asegurando que es “un importante precedente para la aviación comercial en la región”. Los responsables de la aerolínea declararon que “tal y como se ha demostrado en otras partes del mundo donde estas alianzas ya son una realidad, representa una oportunidad para asegurar el crecimiento de la industria, aumentando el tráfico de pasajeros y acercando Chile al mundo, impulsando aún más el turismo, los viajes de negocios y la economía a través de la industria aérea” La polémica operación se remonta al año 2016, cuando la aerolínea dirigida por la familia Cueto anunció que firmó dos acuerdos comerciales independientes. Uno con American Airlines y el otro con British Airways e Iberia International Airlines Group (IAG). Dichos pactos, que son los primeros de su categoría en Sudamérica, le permitirán a la compañía chilena-brasileña pasar de ofrecer 140 destinos a más de 420, tanto en Europa, Estados Unidos, Canadá y Sudamérica. Por su parte, el convenio con la estadounidense les permitirá ofrecer en conjunto más de 200 destinos con más de 90 vuelos diarios entre Sudamérica y Estados Unidos. Además, permitirá el acceso a 2.500 vuelos diarios de dicha aerolínea en Estados Unidos y Europa. En la alianza con IAG, por su parte, 87 destinos conectarán con 45 vuelos diarios entre Sudamérica y Europa, que serán operados por ambas empresas. Asimismo, facilitará el acceso a más de 900 vuelos de British Airways e Iberia en el Viejo Continente. Sin embargo, el negocio se encontró con la dura oposición del gremio que agrupa a las principales empresas operadoras turísticas del país, que acusó el acuerdo de ser prácticamente una fusión.

Fuente: Cinco Días