CaixaBank ha puesto punto y final a su relación con Repsol tras 22 años en su capital, y donde era el primer accionista hasta hoy. La entidad financiera anunció por sorpresa (aunque la operación se venía especulando desde hace tiempo) la venta de su participación del 9,36% en la petrolera.
La entidad que preside Jordi Gual ha optado por aprovechar los altos precios de la acción de Repsol, que está en su cotización más alta (16,8 euros por título), para anunciar esta venta que se llevará a cabo por dos vías y en un plazo de seis meses, hasta el primer trimestre de 2019.
Así, el proceso de salida de CaixaBank se realizará mediante varias operaciones. Por una parte, se liquidará anticipadamente los dos contratos de permuta de renta variable existentes representativos del 4,61% (sobre 30.547.921 acciones, el 1,91% del capital y 43.074.196 acciones, que suman el 2,7% a 15,39 euros y 15,55 euros, respectivamente). Esta venta se realizará con una fecha igual o anterior al final de septiembre 2018.
Por otro lado, se llevará a cabo la venta en el mercado del 4,75% restante, enajenación que puede durar hasta marzo del próximo año, con lo que se pretende aprovechar las previsibles subidas de precio de la acción de Repsol, valor recomendado por un 92% de las casas de analistas. Este plazo tan amplio para la venta limita a un máximo del 15% del volumen negociado en el día las colocaciones.
Fuentes financieras aseguran que, de momento, no se ha negociado con ningún posible interesado la compra de estos títulos, que suman un precio al día este jueves de 2.500 millones de euros.
La operación le ha supuesto a CaixaBank unas pérdidas de 450 millones de euros, que se cargarán contra la cuenta de resultados del tercer trimestre. Hasta junio la entidad había generado unos beneficios de 1.298 millones de euros. Estas pérdidas se producen, según fuentes financieras, al tener apuntado en libros el coste contable consolidado de esta participación por encima de su valor actual. Los analistas calculan este coste en algo más de 18 euros.
Además, el banco tiene que pasar esta participación de estratégica a dispuesta para su venta. Esta decisión, anunciada por la entidad bancaria a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), comporta que los consejeros dominicales de CaixaBank en el consejo de administración de Repsol, Jordi Gual, y Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la entidad, han presentado su renuncia al cargo, como era de esperar.
La entidad financiera ha asegurado que una vez concluido el proceso de venta, tendrá un impacto prácticamente neutral en el ratio de solvencia common equity Tier 1 (CET1) fully loaded. También ha asegurado que, pese a las minusvalías que genera esta operación el banco mantendrá su objetivo de rentabilidad del 9% al 11% para el cierre de este ejercicio, año en el que finaliza su plan estratégico. La salida de Repsol, de hecho, es una operación que se enmarca en los objetivos de este plan 2015-2018 de la entidad, entre los que se incluía reducir el peso de la cartera de participadas, que al cierre de 2014 alcanzaba el 16%.
A finales de noviembre CaixaBank anunciará su nuevo plan a cuatro años (2019-2022), razón por la que también ha querido iniciar sus futuros objetivos sin la participación de Repsol, a la que ya desde hacía tiempo había colgado el cartel de en venta.
El Banco Central Europeo lleva tiempo presionando para que los bancos se desprendan de sus participaciones industriales, ya penalizadas por Basilea III con más capital. Pese a ello, CaixaBank ha redoblado su apuesta por Telefónica, en la que controla el 5,019% a través del banco, pero suma otro 1,5% a través de Criteria, holding en el que se incluye el 40% del capital del banco presidido por Gual. El hecho de que los fondos de inversión y grandes inversores rechacen cada vez más las inversiones bancarias en empresas vinculadas al petroleo también ha influido en esta decisión, apuntan otras fuentes financieras. Pese a ello, los analistas dan un gran potencial a Repsol, ya que consideran que el precio del barril de petróleo puede subir considerablemente en los próximo años.
El grupo La Caixa, además de apostar por Telefónica, valor que considera estratégico y muy vinculado a la banca móvil y digital, y a otros proyectos financieros, también apuesta por la energética Naturgy.
Las nuevas normas de contabilidad FRS9, que entraron en vigor este año también ha influido en la decisión en la banca de desprenderse de sus participaciones empresariales, ya que penalizan.
CaixaBank ha cerrado este jueves a un precio de 4,17 euros por acción, aunque la operación fue anunciada después del cierre del mercado.
Temasek mantiene su 3% en la petrolera
Bernardo Díaz
- Perspectivas de analistas. La salida de CaixaBank del capital de Repsol, anunciada ayer, no será secundada por Temasek. La firma de inversión, controlada por el Gobierno de Singapur, mantendrá su participación actual, situada en el 3% (llegó a tener el 6%) en la multinacional española, basada en las buenas perspectivas para la acción, aseguraron ayer fuentes financieras. Los últimos informes de analistas financieros así lo avalan (el 60% recomienda comprar).El precio del petróleo (ha llegado a subir un 20% en el año), el entorno económico mundial y su plan estratégico para crecer están moviendo el valor de Repsol hacia un sentido positivo. La petrolera acumula una revalorización del 49% desde enero de 2017. En los últimos 12 meses la subida es del 10,7%. Sus planes estratégicos han tenido un mayor peso sobre la cotización y han sido varias las firmas de análisis que han decidido mejorar sus proyecciones. Así, el precio objetivo medio para las acciones que estiman los más de 30 expertos que siguen Repsol es de 18,6 euros, un 10% por encima del nivel actual (ayer cerró en 16,88%). Hay entidades como Goldman Sachs, Morgan Stanley y Credit Suisse que llevan su recorrido alcista hasta los 21 euros. David Galán, de General Bolsa, considera que “el hecho de romper la barrera de los 16 euros y el movimiento lateral que ha mantenido en la última década deja el valor en subida libre”.
Fuente: Cinco Días